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El cooperativismo: Una forma de enfrentar las desigualdades del sistema

Publicado por:Emilia Urouro

En un contexto de crisis como el que estamos atravesando actualmente, es importante destacar la importancia del cooperativismo como una forma de organización democrática para hacerle frente a una coyuntura adversa. 

En el mismo sentido, las cooperativas de trabajo, históricamente han tenido, y tienen también hoy, un rol central en la creación y el aseguramiento de empleos y de ingresos dignos; con marcada resiliencia y sustentabilidad en comparación a otros tipos de empresas y organizaciones.

En las últimas décadas, las cooperativas de trabajo aumentaron su incidencia en nuestro país, con un claro desarrollo a partir de 1990, época de profundas crisis socioeconómicas que se mantuvieron intermitentes hasta la actualidad, generando desocupación, precarización e informalidad laboral. Todos estos aspectos se agudizaron aún más durante los 2000, contribuyendo a acelerar el crecimiento de las cooperativas de trabajo como una alternativa potable y beneficiosa.

En este marco, entonces, el cooperativismo representa un fenómeno histórico moderno, una forma específica de producción a partir del encuentro y puesta en conjunto de necesidades e intereses de un grupo de personas, que se integran y organizan en pos de determinados objetivos y desafíos comunes.

La importancia central del cooperativismo como forma organizativa en los tiempos que corren, radica fundamentalmente en su prepotencia de trabajo y su potencialidad de tejer redes de personas que democráticamente coordinan el espacio que constituyen para garantizar puestos de trabajo y un salario digno para los miembros que se encuentren asociados, al margen de la acumulación de capital que rige nuestro sistema.

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Al mismo tiempo, las cooperativas no sólo contribuyen positivamente en la resolución de problemas sociales, sino que además con el paso del tiempo y su creciente consolidación, se han afianzado en sectores tradicionales como el trabajo asociado, los servicios, el consumo, entre otros. 

Son organizaciones necesarias para la estabilidad y la sostenibilidad del desarrollo socioeconómico de nuestra sociedad actual, caracterizada por profundas desigualdades en la distribución de la riqueza, desbalances en el mercado del trabajo y democracia económica.

Entonces, esta forma organizativa apuesta a no seguir y alimentar lógicas capitalistas y de mercado; sino que promueve tejer redes de personas para conformar un movimiento social donde lo central sea la horizontalidad y el trabajo en conjunto, al tiempo de llevar como bandera ciertos valores: entre ellos la solidaridad, la igualdad y la equidad entre los miembros, que a su vez están constantemente aprendiendo y discutiendo nuevas maneras de optimizar el trabajo cooperativo para contribuir al desarrollo de una sociedad más justa. 

El cooperativismo y la Economía Social son la pauta que necesitamos para comprender que existen otras formas de organización, y que es posible construir espacios donde lo principal sea el aprendizaje desde una perspectiva ecuánime y armónica, que apueste a contrarrestar las desigualdades y los obstáculos de este sistema dispar y neoliberal.

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