Después de lo sucedido en la casa del ex líder de «Tan Biónica» el domingo, repensamos el lugar que ocupa la salud mental en casos de consumo problemático de drogas e intervención policial.
Por Carmela Laucirica y Eugenia López (Lic en Psicología)
Sobre la salud física del cantante «Chano» Moreno Charpentier se ha dicho mucho esta semana; aunque sobre su salud mental poco y muchas veces erróneo. Para quienes están en tema, refrescamos la noticia; para quienes no, establecemos el contexto: el domingo pasado Chano recibió un balazo en el abdomen cuando un efectivo policial trataba de «calmarlo». Ahí empiezan a surgir las valoraciones erradas: se habla de un episodio de «brote psicótico» con total liviandad.
Y es que para esos diagnósticos están las y los profesionales de la salud mental, ¿no? En este sentido, la noticia sobre lo ocurrido con el cantante deja al descubierto dos problemáticas que nos interpelan y nos comprometen como sociedad: la de consumo problemático de sustancias y la de un sistema completamente ineficiente en materia de salud mental.
En este punto, es importante aclarar que no hay una sola mirada o perspectiva para comprender lo ocurrido. Existen diversos factores que son necesarios considerar. Centrar sólo la atención en la persona o la sustancia que consume es estigmatizar y perder de vista que ese consumo tiene una historia por detrás. Y que la persona está inserta en un contexto en el que no se está interviniendo para ayudar como corresponde.
Así, lo que pasó con «Chano» este fin de semana se suma a dos episodios en los que también quedó claro que el artista necesitaba ayuda. Mucho se dice de su supuesto «brote psicótico» y su aparente comportamiento violento, las versiones son más de las que el propio artista podría protagonizar, pero de un consumo problemático sin asistencia ni noticias. Ya lo dijo Marina Charpentier, madre del cantante: “Tuvo un cuadro de excitación psicomotriz, solo es un enfermo en consumo y nosotros somos una familia desesperada pidiendo que lo internen”.
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El estigma no protege, castiga
Las personas que son estigmatizadas frecuentemente sufren una gran disminución de su autoestima y muchas dificultades a la hora de generar sus vínculos sociales, porque se van aislando de la trama social. Por eso es que, y sobre todo frente a estos casos, es importante el cuidado y la contención. Las personas que padecen trastornos mentales son a las que debemos proteger, no castigar.
Se utilizó de manera indiscriminada en todos los medios el diagnóstico de “brote psicótico” para referirse a las conductas del cantante en aquel episodio. Esto sucedió sin tener ningún tipo de cuidado al respecto sobre lo que se decía y sin una evaluación de un equipo especialista en el tema. Este uso desmedido de los diagnósticos, y de manera peyorativa, genera una fuerte estigmatización social. Mientras tanto, hay una familia que está pidiendo ayuda hace tiempo y una persona que la necesita y ha dado todas las señales de alerta.
Los consumos problemáticos no son hechos aislados. Casos como el de “Chano” hay muchísimos. Y lamentablemente en casi ninguno se interviene rigiéndose por nuestra Ley de Salud Mental (sancionada en 2010). Ni tampoco, como en este caso, siguiendo el protocolo para las fuerzas de seguridad.
¿Qué dice la Ley 26.657 sobre salud mental?
La Ley Nacional de Salud Mental 26.657 establece que «las adicciones deben ser abordadas como parte integrante de las políticas de salud mental». Esto implica que todas las personas con uso problemático de drogas, (legales e ilegales), tienen derechos y garantías con los servicios de salud. Se entiende por consumo problemático a todos los que afectan negativamente y de forma sostenida en el tiempo, la salud física, psíquica, y/o las relaciones sociales de una persona.
Toda persona que consume está expuesta a cambios en su conducta. Y frente a la aparición de estos episodios que modifican su comportamiento, pensamiento y conducta (para con ellos mismos o terceros) es necesaria la intervención de un equipo de salud siempre. De hecho, el protocolo que fija las normativas para las fuerzas de seguridad en línea con la Ley de Salud Mental establece que los agentes deben realizar una breve valoración de riesgo de la situación y el entorno de la persona y llamar a un equipo de salud, evitando la violencia y respetando los derechos de esa persona. La medida de fuerza debe ser considerada en el peor de los casos como último recurso, pero desalentando las formas agresivas y amenazantes. Cosa que aquí no ocurrió.