Guillermo Lasso y su gobierno transitan por un túnel sin salida a la vista. Derrotado en las últimas elecciones, acorralado por investigaciones y deslegitimado por el movimiento indígena, el Presidente se encamina muy probablemente a un juicio político en su contra. ¿Podrá finalizar su gestión? ¿Qué piensa la CONAIE? ¿El correísmo ante una nueva oportunidad?
Por Rodrigo Savoretti
Al Gobierno encabezado por el banquero Guillermo Lasso le quedan tres años de gestión (2021-2025). Pero su destino institucional está comprometido por tres factores fundamentales: la derrota en las recientes elecciones y en el referéndum constitucional, las investigaciones sobre corrupción en su contra y el posible juicio político encabezado por sus opositores en la Asamblea Nacional o la declaración de “Muerte Cruzada”, es decir, la disolución de la AN, su dimisión como Jefe de Estado y el adelantamiento de las elecciones.
A continuación abordaremos brevemente estos aspectos interrelacionados para intentar comprender qué sucede en Ecuador y cómo esto puede o no, modificar las relaciones de fuerza en el paisaje andino latinoamericano a favor de la nueva ola progresista en la región y en contra de los intereses imperialistas que asoman a puro golpe y lawfare.
DESLEGITIMAD ¿ERES TÚ?
Hace ya tres semanas, se llevaron a cabo las elecciones subnacionales y junto a ellas la votación por el referéndum propuesto por el Ejecutivo en aras de modificar la Constitución Plurinacional. El Gobierno se jugó allí una carta importante con el objetivo de comprobar su legitimidad como gestión para la aplicación de más políticas restrictivas de derechos y de sentido carácter neoliberal. Pero fue electoral y políticamente derrotado. ¿Por qué?
El Presidente y su alianza (Movimiento CREO y Partido Social Cristiano) triunfaron en 17 de las 24 provincias del país hace menos de dos años en abril del 2021 en las elecciones presidenciales que opacaron el regreso del correísmo de la mano del candidato Andrés Arauz. ¿Triunfo para el recuerdo?
Ya a cargo del Ejecutivo, Lasso no tardó en reconocer su afinidad por el gran país del Norte, lo que lo llevó a lograr una reestructuración de la deuda con el FMI. Y tampoco en desconocer los intereses chinos en el país: reestructuró la deuda ecuatoriana con dos de los más importantes bancos del gigante asiático. Lo que supuestamente ordenaría a una economía dolarizada, terminó por dinamitarla de cara a la clase trabajadora.
Su gestión se ha caracterizado hasta el momento, según el Centro de Derechos Económicos y Sociales —CDES de Ecuador, por generar “un importante plan de ajuste estructural en el marco de un acuerdo con el FMI, en un contexto económico, político y social complejo: bajo crecimiento económico, aumento de la pobreza y crecientes tensiones sociales”. A lo que se le suma la crisis carcelaria nacional, y el aumento de la violencia armada en el país: el 2022 -según Primicias– culminó con 4.603 muertes violentas, un récord nada feliz para Ecuador.
Otro gran factor que no puede ser dejado de lado de cara al temeroso presente del mandatario, son los acuerdos que el Gobierno Nacional y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador habían llegado a firmar en primera instancia como salida al Paro Nacional en junio de 2022 que duró 18 días e hizo tambalear la silla de la Presidencia. Acuerdos que los indígenas señalan como incumplidos por parte de Lasso, quien en su momento decretó el congelamiento del precio de los combustibles, acatando la principal exigencia indígena.
Estos consensos que en principio fueron un alivio para la gestión -entendiendo que la CONAIE es uno de los movimientos originarios mejor organizados del continente y tiene en su historial el derrocamiento de distintos presidentes- ahora se traducen en una pesadilla para el Gobierno y en una traición imperdonable para los pueblos originarios. Tensión que se incrementó -en diciembre de 2022- cuando el Ejecutivo declaró a once proyectos mineros como “zonas de seguridad”. Desde la CONAIE denunciaron la militarización de los territorios indígenas a favor de las transnacionales.
De esta última política se generan hechos como el sucedido el este lunes 27 cuando un grupo de hombres armados asesinaron a Eduardo Mendúa, dirigente de Relaciones Internacionales de la CONAIE, quien llevaba a cabo una defensa de la comunidad Cofán Dureno en un conflicto socioambiental generado por la empresa PetroEcuador.
Todos estos factores se reflejaron en el resultado de las últimas elecciones, las cuales modifican radicalmente aquél escenario electoral favorable de 2021 con el que llegó a la Presidencia.
Pues ahora el correísmo -y sus aliados- se quedaron con 60 alcaldías, incluyendo a las gobernaciones de las ciudades más importantes del país: Quito y Guayaquil. También lograron la victoria en las prefecturas de las provincias más pobladas: Pichincha, Guayas y Manabí. Lo mismo sucedió en otras 6 provincias. Además, el brazo político de la CONAIE, Pachakutik, fue la segunda fuerza ganadora en estas elecciones. La derecha quedó debilitada, deslegitimada y en pérdida.
Por si fuera poco, Lasso también perdió en el referéndum constitucional que adjuntaba ocho preguntas a responderse por el “Sí” o por el “No”. Una gran mayoría del pueblo ecuatoriano logró que el “No” prevaleciera en todas las propuestas que la gestión quería modificar, tales como: la extradición de ecuatorianos que hayan cometido crímenes transnacionales, reducción de legisladores, representación partidaria, cambios en las funciones del Consejo de Participación Ciudadana, modificaciones en el Consejo de la Judicatura, Fiscalía General y en la protección medioambiental.
La derrota electoral se traduce como una derrota a su proyecto de Nación. Esto lo llevó a cambiar a ocho ministros en el último mes. Deslegitimado en las urnas, el Presidente admitió la derrota y llamó a un “gran acuerdo nacional”. Pero lo peor estaba por venir. Apenas transcurrida la elección, un grupo de periodistas del sitio La Posta, divulgó material de investigación donde se desentrañan casos de corrupción de su Gobierno. ¿Si te he visto no me acuerdo?
LASSO Y SU ESTADO PARALELO
A través de la exposición pública de una gran cantidad de audios, documentos y contratos, el sitio web ecuatoriano La Posta reveló distintos y graves hechos de corrupción en el Gobierno de Lasso: coimas y corrupción con firmas privadas a cambio de concesiones y contratos con el Estado, robo millonario con las empresas eléctricas, lazos con la mafia albanesa, relaciones turbias con el narcotráfico y la Policía Nacional, financiamiento ilegal para la campaña a Presidente.
¿Quiénes están involucrados? En primer lugar, Daniel Carrera, cuñado de Lasso y uno de sus hombres de “plena confianza”, además de ser ex presidente y accionista del Banco de Guayaquil del cual el Jefe de Estado es dueño y también Rubén Cherres, empresario ligado al narcotráfico. Ambos, a pesar de no ser funcionarios, son señalados como los operadores que decidían qué firmas privadas trabajarían con el Estado a cambio de coimas, todo con el innegable aval del Presidente.
Además, La Posta también difundió un informe de la Unidad de Antinarcóticos de la Policía Nacional que apunta a supuestos nexos de Lasso y su gobierno con la mafia albanesa, a través del operador principal de Carrera, Rubén Cherres. Esta causa, denominada “el gran padrino” por la Justicia, ahora tiene posibilidades de reabrirse ante la suma de pruebas presentadas por los periodistas.
Por si fuera poco, desde La Posta también decidieron exponer las millonarias transacciones ilegales hechas con empresas del sector eléctrico como CNEL, CELEC, FLOPEC. Lo que desnudó aún más al mandatario y su gestión.
No son los únicos casos de corrupción en los que Lasso se ha visto envuelto. Nunca está demás recordar que el Presidente fue asociado a 14 firmas offshore en paraísos fiscales, revelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación a través de la exhibición de los “Pandoras Papers”. Pero aquella vez contó con el blindaje mediático que ahora ante tamaña evidencia, ha flaqueado.
JUICIO POLÍTICO O MUERTE CRUZADA
Desde la Asamblea Nacional se decidió crear una comisión investigadora de la presunta corrupción de Lasso y sus vínculos con el narcotráfico. La Presidenta de dicho espacio, Viviana Veloz, fue amenazada con el asesinato a sus padres si continua con la investigación que podría terminar en un juicio político y la consiguiente dimisión del mandatario.
También fue amenazado con ser asesinado el ex presidente Rafael Correa, quien está refugiado en Bélgica ante la persecusión política que sufre en su país. Días atrás, había declarado que no existe posibilidad de un “acuerdo nacional” si no adelanta las elecciones.
Por su parte, el Presidente exhibió su ¿auténtico? perfil autoritario, amenazó en cadena nacional a los periodistas que dieron a conocer los hechos antes mencionados, quienes lo hicieron cargo si algo les sucediera a ellos o a su familia. Además, faltó a la audiencia de comparecencia que la AN había ordenado y defendió a su cuñado. Ahora se encuentra saliendo “exitosamente” de una supuesta operación en su peroné izquierdo tras una caída.
Desde la Comisión que definirá su suerte, tienen diez días más para presentar el informe final donde se desnudará el estado paralelo que Lasso ha construido estos dos años. Se espera la declaración de uniformados y otros involucrados, además de las cuentas de campaña solicitadas al Consejo Nacional Electoral, que respaldarán a una de las causales establecidas por la Constitución para procesar al presidente y solicitar su renuncia.
Distintos asambleístas y sujetos políticos han propuesto también que se aplique la “Muerte Cruzada”. Como bien señala el periodista Mishell Mantuano, “la muerte cruzada como tal no existe en la Constitución, lo que hay son dos artículos que permiten por un lado que, la Asamblea Nacional puede destituir al Presidente, activando el artículo 130 de la Constitución. Este artículo permite destituir al presidente por arrogarse funciones que no le competen constitucionalmente, para ello, se necesita un dictamen de la Corte Constitucional. También se puede llamar a muerte cruzada por crisis política o grave conmoción interna y eso solo dependerá de la Asamblea Nacional. El artículo 130 establece claramente que “esta facultad podrá ser ejercida por una sola vez durante el periodo legislativo, en los tres primeros años del mismo”. De obtener los votos necesarios, tanto el Ejecutivo y el Legislativo se disuelven y el Consejo Nacional Electoral deberá llamar a elecciones en siete días”.
Ante este escenario en el poder legislativo, la calle también se pondrá tensa. La CONAIE se declaró en movilización permanente y exige la renuncia del Presidente argumentando “falta de legitimidad e incumplimiento de los acuerdos del 2022”. Se esperan grandes marchas en distintas localidades del país.
Mientras tanto, el Jefe de Estado partió a Costa Rica.
¿Sobrevivirá Lasso al segundo terremoto político en su gobierno? ¿Podrán correistas e indígenas lograr un acuerdo y capitalizar la crisis a su favor? ¿Regresará el progresismo a gobernar Ecuador? Todas estas preguntas tendrán respuestas en poco tiempo.
RESPONSABILIDAD AFECTIVA CON EL NORTE
Como ya lo dijo la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, Washington “deberá intensificar su juego” porque en la región “hay mucho qué hacer” frente a los “ricos recursos” como el litio, el petróleo, agua dulce y metales como cobre y oro.
En la actual coyuntura donde fuerzas de izquierda y “progresistas” recuperan los Estados Latinoamericanos -como lo representan mejor que nadie los nuevos gobiernos de Colombia, Brasil y Bolivia-, Ecuador resulta fundamental para los planes imperialistas en la región andina de Abya Yala. Perderlo sería una catástrofe para sus planes de saqueo. Tal como hicieron con el Golpe de Estado en Perú, es de suponerse que los halcones harán lo imposible para que Lasso no dimita. No viene mal recordar que hace menos de un mes el Gobierno lassista entregó gran cantidad de material represivo a la dictadura de Dina Boluarte. ¿Devolverá el favor la ex vice del preso político Pedro Castillo?
Los bienes comunes naturales del Ecuador son de gran relevancia para una nación como EEUU que se encuentra atravesando una crisis en su interior al mismo tiempo que lleva adelante una cruzada contra China y Rusia por el control de hegemonía mundial.
O por lo menos así lo demuestran las intensas y variadas visitas de funcionarios estadounidenses de alta envergadura al país, como bien lo describe el periodista Edgar Romero en esta nota. El apoyo yanqui al banquero es total e indisimulado. Pero ¿a qué precio? ¿hasta cuándo durará?
Lasso se reunió con Biden el pasado diciembre, antes de las elecciones de febrero que sepultaron -en primera instancia- su proyecto político que no es otro que el delineado por la Casa Blanca. Luego de esa reunión, el hasta ahora Presidente, expresó: «La Constitución del Ecuador permite la reelección por una sola vez, eso será en el 2025, y al menos en Washington uno se envalentona un poco y puedo decirles que no voy a escabullir esa responsabilidad». ¿Se esperaba Biden tamaña derrota de su soldado?
A dos meses de esa frase, Lasso y Biden deberían estar más que preocupados, a menos de que esté en marcha un proceso represivo que podría llevar al peor de los escenarios: la instalación definitiva de una dictadura camuflada de buenos modales como en Perú. ¿Lo permitirán los pueblos que habitan Ecuador?. ¿Cederá EE.UU ante un posible nuevo gobierno a mano del progresismo que avanza -no sin palos en la rueda- como un fantasma en el continente al que identifican como su “patio trasero”?