El impacto social y ambiental del proyecto de la autovía de Punilla es innegable, y la Comunidad Las Tunas está entre las más afectadas.
Por Agustina Bortolon y Maximiliano Taibi
La Comunidad Las Tunas, ubicada en Cosquín, cuyos territorios se encuentran en la zona donde se pretende atravesar con la autovía de montaña, está entre las más afectadas por este proyecto extractivista.
En ese sentido, Jesús Díaz, de la Comunidad Las Tunas, del Pueblo Nación Comechingón, en diálogo con El Resaltador, expresó que «la autovía, pasaría cerca justo sobre lo que es el radio de la comunidad indígena de Cosquín, que esta enmarcado en Catastro y en la provincia desde hace muchísimo tiempo».
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«Aparte es perjudicial no solo porque atraviesa a la mitad la zona de la comunidad, sino porque afecta a todas las familias que viven en la zona y que son pequeños productores, que conservan el estilo de vida ancestral. Esta es la única parte de Cosquín que mantiene la producción familiar, la cría de animales, el cultivo de hortalizas, de otras plantaciones».
Además, Jesús planteó que «son más o menos cinco familias afectadas por la autovía, pero igual nos afecta a todos los vecinos, porque de esta forma se cortan accesos a los arroyos, es decir, el acceso al agua. Se va a dificultar el traslado, eso pasa a ser una barrera física y visual entre la gente que queda del oeste en el Paraje Las Tunas, con la ciudad de Cosquín».
Todo esto, «sin entrar en detalle, del tema de que hay muchos lugares que no tienen luz eléctrica o no tienen acceso al agua de red. Nosotros nos abastecemos con aljibe y sino, para los animales, con el arroyo, al que no podríamos tener acceso porque la autovía nos lo impediría».
La autovía, como barrera física y simbólica
Es inevitable que al hablar de la autovía, Jesús Díaz no mencione los territorios que habitan y lo que significaría para esta comunidad, que este proyecto ilegal los invada y atraviese. Él menciona que «en el caso particular de mi casa, la casa de mi madre, es una casa que todavía sigue en pie, hecha de piedra, barro y paja. La construyeron sus abuelos y todavía se habita. El proyecto de autovía no tiene previsto derribar esa casa pero pasaría a 50 metros; esto es ultrajar un lugar sagrado».
Asimismo, reitera «esta casa tiene unos 140, 150 años más o menos. Se acercó gente de Camino de las Sierras a modo de consulta, todavía no hay demasiado, pero ya se han acercado para ver con qué documentación contamos, a dejarnos la ley que declara de utilidad pública la autovía, y que el croquis no afectaría a ninguna vivienda como era el primer plano que teníamos nosotros».
De todas formas, si bien la autovía pasaría a escasos metros de su vivienda, Jesús expresa que «afectaría unos corrales, pero insisto, siguen pasando por la mitad de campo, no solo nos sacan un montón de espacio para la cría de animales y la siembra, sino que cortan a la mitad, dejan terreno inaccesible y nos cortan el acceso al agua«.