Brasil con un Estado «intervencionista» se convirtió en la octava economía del mundo y crecerá -según el FMI- un 2,1% este año. Mientras tanto, Argentina con Estado a favor del «libre mercado», decrecerá un 3,5%. ¿Dos países hermanos y socios claves en realidades paralelas?
Hace poco más de dos meses, Brasil superó a Italia y se convirtió en la octava economía del mundo (ranking del Fondo Monetario Internacional). Ingresó al selecto tablero de las 10 economías más poderosas desde la asunción de Lula Da Silva, hace año y medio.
A su vez, la tasa de variación anual del IPC en julio fue del 4,1% (inflación). En los primeros 15 meses de Lula como presidente se crearon más de dos millones de empleos formales, se redujo la pobreza en más 11 puntos y el país entró en el bloque comercial y político que definirá la hegemonía del mundo en el presente siglo: BRICS+.
Por su parte, desde la asunción de Javier Milei, Argentina profundiza una crisis heredada de la administración de Alberto Fernández, quien -Congreso mediante- firmó un nefasto acuerdo con el FMI en el año 2022, situación que el «anarcocapitalista» vino a empeorar drásticamente.
A pesar de la supuesta baja de la inflación (auspiciada por el Gobierno Nacional), ésta es de las mayores en todo el globo, al tiempo que crece el la desocupación, baja el consumo masivo y aumenta la pobreza. A su vez, Argentina se alió con sus enemigos históricos: Estados Unidos y Reino Unido. Su ingreso a la OTAN y a la OCDE están en vías de negociación.
Por primera vez en décadas, los Jefes de Estado de ambas naciones, históricamente socias y aliadas política y comercialmente, se encuentran distanciados y en disputa. A raíz de los insultos y continuas faltas de respeto a manos de Javier Milei hacia su par brasilero, la relación está en crisis, lo que representa un problema de «vecindario» más que importante si tenemos en cuenta que son dos de las tres economías más importantes de Latinoamérica.
El Resaltador dialogó con Horacio Rovelli, ex Director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación durante el primer tramo de gobierno de los Fernández.
Economías paralelas
Para entender la importancia de la relación entre Argentina y Brasil, primero expondremos algunos datos que aporta Rovelli sobre los crecimientos y decrecimientos, límites y endeudamientos de ambas economías:
En primer lugar, Brasil es el octavo PIB del mundo, en el año 2023 su PIB fue de 2,173 billones de dólares (4 veces y media el PIB de la Argentina). Segundo, sus exportaciones fueron récord por 341.000 millones de dólares, superando en 100.000 millones de dólares sus importaciones (el superávit comercial creció en un 60% con relación a 2022). Su mayor socio comercial y del que proviene más de la mitad de sus importaciones es la República Popular China.
Un problema es que, fundamentalmente, las exportaciones fueron de alimentos básicos minerales y petróleo. Sin embargo un dato a favor, es que las empresas exportadoras crecieron en número conformando 28.650 empresas. El mercado asiático es el mayo destino de sus ventas con más del 50% del total. Solo China, Hong Kong, y Macao compraron más de 105 mil millones de productos brasileros en el 2023. También venden en forma creciente al norte de África y a Oriente Medio.
Los problemas principales del comercio exterior, según Rovelli, son dos:
1. La brutal concentración en agricultura y minería.
2. El valor mínimo agregado de lo que se exporta.
«En un marco en que los Estados Unidos y Europa son grandes productores agrícolas, con Europa exportando productos de mucho mayor valor agregado y subsidios muy fuertes. Y los Estados Unidos son el mayor exportador y productor de muchísimos productos agrícolas» advierte el economista.
La soja, el petróleo y el mineral de hierro suman 37% del total exportado. Si adicionamos maíz y azúcar llegan a 46%. «Brasil está muy expuesto en pocos productos y pocos compradores. Sí por ejemplo hay una recesión en China o una sequía prolongada en Brasil esto puede ser un “parate” para el país»,expresa.
Su deuda pública es de 1.638.356 millones de dólares (75,3% de su PIB) y mayoritariamente es en moneda local y en largo plazo.
En cambio la Argentina en el 2023 su PIB fue de 480.000 millones de dólares y, como dijimos anteriormente, el mismo FMI pronostica un descenso del 3,5% este año 2024. Su deuda al 30 de junio de 2024 es de 442.505 millones de dólares (95,1% del PIB), con exigencias que no puede cumplir por la perentoriedad de los plazos y, agravado por el condicionamiento del Plan de Facilidades Extendidas con el FMI.
¿Una relación imposible de cortar?
Rovelli nos señala y revela el nivel de dependencia económica que tenemos con el país al que el Presidente Javier Milei insulta cada vez que puede:
Brasil es el principal comprador de Argentina con el 12,5% de las exportaciones. Y es, a la vez, el país al que más le compramos, con un 22,9% de las importaciones. El intercambio comercial de los dos países en los primeros cinco meses del año 2024, la Argentina exportó por 5.192 millones de dólares, e importó de Brasil por 5.201 millones de dólares.
El problema, señala el economista, es que la Argentina le vende productos primarios (granos, carnes, productos hortícolas, peras, manzanas, mariscos, metales comunes, etc.) y manufacturas de origen agropecuario (harinas y aceites). Por acuerdos de la misma empresa que está en Argentina y en Brasil, se le vende autos, camionetas, utilitarios, maquinarias agrícolas, productos químicos, plásticos, petróleo, gas etc.
Las importaciones son principalmente de bienes intermedios (requieren cierta elaboración y son insumos para nuevos productos, en un siguiente proceso de producción). Se importa vehículos automotores de pasajeros y bienes de capital (máquinas y equipos). El país recibió también piezas y accesorios para bienes de capital, bienes de consumo y, en menor medida, combustibles y lubricantes.
«Si bien existen rubros en que ambos países se especializan y venden al mundo (por ejemplo la soja y todos sus derivados), y que es poca la complementariedad de nuestra economía (más allá de la importación de café y la exportación de trigo), también es cierto que la idea original del Mercosur era la unión comercial de los dos países para dividirse el trabajo y hacer uno una parte y otro la otra, y vender en formas conjunta, como es el caso de la industria automotriz. Pero lo cierto que si ambos Estados no subsidian la producción y/o el consumo de esos bienes, no se trabaja conjuntamente. En el caso de la industria automotriz, ambos Estados utilizan el draw back (devolución del pago de aranceles)», advierte Rovelli.
Argentina fue la gran ausencia de la última reunión del Mercosur realizada en Paraguay el mes pasado. Esto no pasó por inadvertido entre ninguno de los Jefes de Estado presentes, inclusive gobiernos neoliberales como el de Peña (Paraguay) y Pou (Uruguay) señalaron la icongruencia del ejecutivo nacional, que prefirió estar presente en Brasil para una charla de conservadores.
El Restaltador (E.R): ¿Cuál es esa importancia o cuál debería ser en un contexto geopolítico actual de enfrentamiento comercial entre potencias y bloques económicos emergentes? ¿Cómo nos ayudaría al actual panorama económico argentino volver a tener una buena relación con nuestro socio?
–Horacio Rovelli (H.R): Es difícil con la burguesía nuestra y la de Brasil. Por ejemplo la obra más importante que está desarrollando la Argentina es el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner para llevar gas de Vaca Muerta a Sao Paulo. El problema para la Argentina es que a la población le van hacer pagar el precio del MMBTU del gas, igual que el que las empresas obtengan de Brasil.
Brasil y China pidieron la incorporación de la Argentina al BRICS ampliado, pero el actual gobierno rechazó el ofrecimiento.
Con China y la mayoría de los países del BRICS ampliado, la Argentina tiene economía complementaria, sería obvio que participemos y desarrollemos el comercio y la integración. Los BRICS ampliados y Latinoamérica conforman el espacio económico en el que debemos crecer y desarrollarnos. Por eso toda tarea que se realice en mejorar la relación comercial, política y cultural con Brasil va en el camino de la integración planteada
E.R: ¿Por qué crees que Milei tensiona tanto dicha relación? ¿Qué sectores financieros/empresarios están detrás de tal intención?
-H.R: Es obvio que Milei y su gobierno son funcionales al capital financiero internacional encabezados por BlackRock, Vanguard y otros fondos de cobertura Que a su vez responden y acuerdan con la Embajada de los EEUU y con la política exterior de ese país.
Las declaraciones de la Jefa del Comando Sur, Generala Laura Richardson, de que “no van a permitir la injerencia China en nuestro país”. O del Embajador Marc Stanley. “que la Argentina tiene lo que el mundo necesita” y no lo dijo pero lo hacen: “…que ellos van a vender”.
EEUU y el capital financiero internacional propician un modelo extractivista de enclave, sin multiplicador del empleo y que se apropia de los recursos energéticos que le pertenece a toda la población. Para ello cuentan con un Presidente que se ve a sí mismo como un destructor del Estado y, con corruptos y cobardes diputados y senadores que hacen ley la entrega del patrimonio del país.
E.R: ¿Cómo crees que se resolvería este problema que mencionás?
-H.R: En lugar de hacer como los países soberanos de crear fondos estatales para garantizar la apropiación de la renta minera y energética para el Estado y la población, ceden a los expropiadores internacionales unidos a grandes grupos locales.
En lugar de tomar el ejemplo del General Enrique Mosconi que creó YPF contra viento y marea, para que el Estado se apropie de la renta petrolera y a la vez sirva de testigo y referencia en el precio final del bien
Son recursos que nos pertenecen a todos los argentinos y a las generaciones venideras y, sin embargo, una administración gubernamental con el apoyo corrupto y vil de supuestos representantes del pueblo y de las provincias, propician una mayor extranjerización privando el uso del recurso en el país.
Paralelamente, la asociación del capital extranjero con las empresas locales, adoptan en su extracción menores medidas de riesgo y control de la contaminación (y por ende menor costo económico y social) que si lo desarrollaran en sus países de origen, por una parte y, acrecientan la dependencia de tecnología, maquinarias y equipos del exterior, por otro lado, ambos factores maximizan las ganancias de esas empresas y empobrecen, aún más al país.