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Antiespecismo para reivindicar el derecho de lxs animales no humanxs

El 10 de diciembre se convoca mundialmente a la reflexión por los derechos de lxs animales no humanos. En esta columna propongo algunas preguntas para repensar las formas actuales y buscar alternativas más cuidadosas. Por Magdalena Gavier ¿Qué es el antiespecismo? Para entender el antiespecismo es necesario primero analizar qué quiere decir especismo: es la […]

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El 10 de diciembre se convoca mundialmente a la reflexión por los derechos de lxs animales no humanos. En esta columna propongo algunas preguntas para repensar las formas actuales y buscar alternativas más cuidadosas.

Fotografía tomada por Lautaro Tonello a un camión con vacas en la puerta de un Matadero de Córdoba.

Por Magdalena Gavier

¿Qué es el antiespecismo?

Para entender el antiespecismo es necesario primero analizar qué quiere decir especismo: es la discriminación de lxs animales no humanxs por considerarlxs especies inferiores. También, según la RAE, es la creencia según la cual el ser humano es superior al resto de lxs animales y por eso puede utilizarlxs para su beneficio o necesidad. 

El antiespecismo es una postura ética, política y revolucionaria que busca el respeto hacia todas las especies por igual, luchando por una convivencia armónica* entre especies. 

*Cuando hablo de armónica no me refiero a una convivencia exenta del propio caos que puede devenir en el planeta entre especies, como por ejemplo que un león devore a una cebra porque es parte de su ciclo natural. Sí me refiero a una convivencia que no propicie una sistematización e industrialización de las violencias, como lo es actualmente la industria de la carne de animales muertxs que es lo más alejado al propio caos de la Tierra.

¿Qué busca el antiespecismo? A través del antiespecismo se busca crear conciencia y que se dé el mismo valor a los intereses de un individuo, sin importar a qué especie pertenece. 

Es importante entender que el antiespecismo no es sólo la postura de un grupo de personas que no consumen animales, sino que implica acción, lucha y liberación. Es una lucha unida y colectiva movilizada por la justicia que como humanidad históricamente debemos a las demás especies. 

En este sentido, quizás resuene la palabra veganismo. ¿Son lo mismo el antiespecismo y el veganismo? Si bien son luchas y formas de vida complementarias y, en general van de la mano, no son lo mismo.

El veganismo implica no financiar ni participar la explotación animal en ninguna forma, es decir ni para el consumo alimenticio, ni la vestimenta, el entretenimiento, la experimentación, etc. El antiespecismo, además, busca la equidad, el respeto y la libertad real de las especies, es decir que se priorice el trato ético acorde a la diversidad de especies con quienes cohabitamos la Tierra.

Todos los hábitos de consumo son consecuencia de construcciones culturales de antaño y dependen de contextos sociales, círculos afectivos, ubicación geográfica, entre otros factores. Casi todas nuestras acciones conforman a su vez una acción colectiva, política y cultural, y eso nos interpela a ser agentes activxs y tomadores de decisión. 

En este sentido, creo importante hacer un pequeño “parate” aquí y ampliar en cómo es la realidad que vivimos hoy en Argentina respecto del suelo que pisamos. Y por qué nuestras formas de vincularnos con las demás especies, objetos y con las otras personas tienen una clarísima consecuencia en la crisis climática actual. 

#MiPaís: Argentina, tierra de monocultivo para la ganadería

Para que nos demos una idea, sólo en el año 2018 en Argentina se utilizaron casi 12 litros por persona de agrotóxicos para fumigar campos destinados a la siembra de granos (si bien este es el dato más actualizado hasta el momento, se estima que la cifra crece anualmente). 

El total de agrotóxicos se usa para “cuidar” la siembra, que está protagonizada por la soja (casi un 50% del total de cultivos). La mayoría de la soja se destina al consumo animal (aquí y en el extranjero, como por ejemplo China).

La ganadería ocupa el 83% de las tierras cultivables, aunque sólo aporta el 18% de las calorías del mundo y el 37% de las proteínas

¿Alguna idea de quiénes controlan casi la totalidad de este mercado extractivista? Pues no es tan difícil: son sólo tres las multinacionales farmacéuticas que controlan el 60% del mercado mundial de semillas y el 71% del mercado de agrotóxicos. 

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Esta industria, con la agropecuaria y la ganadera, representan el 60% del total de divisas del país. 

En poquísimas palabras: la misma industria nos enferma gratis y después vende la cura, y pagamos con nuestros cuerpos.

La Tierra, organismo vivo

Es importante entender que la Tierra es un tejido vivo, es un entramado complejo donde convivimos con otras especies. Por eso, más allá del debate específico sobre el veganismo y el antiespecismo, cabe preguntarnos: ¿cómo nos vinculamos con lxs animales (humanxs y no humanxs) hoy? ¿Cómo es nuestra relación con otras especies? ¿Cómo podemos construir vínculos más armónicos entre especies? 

Vincularnos como lo hemos hecho hasta ahora nos ha llevado hasta donde estamos hoy: a una situación crítica que es prácticamente irreversible. Y en este punto me refiero a la forma de relacionarnos entre humanxs, con los árboles, las plantas, los hongos, el suelo, con animales no humanxs, con los objetos, con las aves, con los minerales: con absolutamente todo. Es urgente que dejemos de vernos como sujetos aisladxs de las demás partes que conforman el planeta. 

Imagen tomada de StockAdobe

Como mencioné en columnas anteriores: la vida en el planeta existe gracias al mismo caos que nos compone en el ser naturaleza. Pero eso no significa que la vida aquí exista gracias a la competencia, sino más bien por las redes que van componiendo, tejiéndose y regenerándose permanentemente. La vida existe porque la naturaleza es, en esencia, colaborativa y solidaria.

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Celebrar sin violencia es posible

En tiempos de balances, cierre y comienzo de año (según el calendario gregoriano que seguimos aquí), de celebraciones, de juntadas por el Mundial -de fútbol masculino- y por tantas otras cosas, me parece importante traer el cuestionamiento al “ritual” de la alimentación de estos encuentros. 

Pensar y repensar en los derechos de lxs animales no humanos y las formas en que nos vinculamos con ellxs es algo de todos los días, una lucha activa y un sentido crítico que debería permear en todos nuestros hábitos.

Históricamente, nuestro cerebro se fue programando desde nuestra infancia para consumir ciertos productos que nos “ofrecen” (o, mejor dicho, condicionan a consumir) a través de tentadoras publicidades. Y así fuimos desterrando sabores ancestrales y quedándonos con productos industriales y dañinos. Fue así también que fuimos alejándonos de la idea de lo que comemos.

Foto tomada por NOMBRE - FAIR

Especialmente en fechas vinculadas a celebraciones (como ahora que estamos aproximándonos a la Navidad Cristiana, al Año Nuevo Gregoriano, y las típicas juntadas de fin de año), es necesario llevar el cuestionamiento: ¿es necesaria la violencia para celebrar? ¿Es realmente una celebración si estoy siendo parte de la sistematización de la violencia para hacerlo?

Sabemos que no es necesario mandar a matar a millones de animales no humanos para que las celebraciones sucedan. Es posible festejar y vivir una vida sencillamente sin hacerlo y sin promover que otras personas lo hagan por nosotros/as. Es importante que podamos animarnos a traicionar las tradiciones adquiridas e impuestas. Consumir animales y sus derivados no es sostenible, y el único motivo que nos impide dejar de hacerlo es nuestro paladar caprichoso.

El cuestionamiento crítico y el activismo son una utopía permanente que nos sirve de motor para seguir haciéndolo. Deseo que la utopía de soñar con un mundo más armónico nos sirva de motor para levantarnos todos los días a luchar por eso.  

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