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¿A qué te podés acostumbrar? Una radiografía de la UNC

El reciente paro docente, sumado al reclamo estudiantil por las condiciones edilicias, empiezan a generar un clima de tensa calma en la UNC. Frente al ajuste presupuestario que el gobierno viene aplicando en las universidades públicas: ¿Cuánto falta para que la bronca se encienda? Por Pedro Bonet La universidad pública tiene hoy muchas maneras “invisibles” […]

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El reciente paro docente, sumado al reclamo estudiantil por las condiciones edilicias, empiezan a generar un clima de tensa calma en la UNC. Frente al ajuste presupuestario que el gobierno viene aplicando en las universidades públicas: ¿Cuánto falta para que la bronca se encienda?

Una radiografía de la UNC

Por Pedro Bonet

La universidad pública tiene hoy muchas maneras “invisibles” de expulsar a sus estudiantes: imponiendo un curso de ingreso eliminatorio, negándole un plato de comida, generando trabas burocráticas para conseguir becas, ajustando el salario a lxs docentes o desfinanciado carreras enteras, entre tantas otras. Aunque formalmente sea “gratuita”, a la clase trabajadora se le dificulta cada vez más ingresar, permanecer y egresar de la universidad pública.

Y esto en gran medida tiene que ver con la enorme crisis económica y social que estamos atravesando en el país. Donde la inflación hace que el precio de la comida y los alquileres aumenten de manera exorbitante sin que las autoridades de la UNC tengan en su agenda un plan de vivienda estudiantil o de becas de emergencia para combatir la deserción de las carreras.

Párrafo aparte merece la situación del comedor universitario, que hoy alimenta a menos del 2% del total de la población estudiantil, y deja afuera a todxs lxs trabajadorxs docentes y no-docentes de la UNC.

Por otro lado, la sede de la calle Belgrano se cerró durante la pandemia y no volvió a abrirse. Si a esto le sumamos que en el mes de marzo se intentó impedir una inscripción masiva del estudiantado, lo que se puede ver de fondo es una clara decisión de la gestión tanto de Juri- Yanzi, como también de Boretto-Marchisio, de ir paulatinamente vaciando el comedor universitario para cerrarlo definitivamente.

En las últimas semanas, a partir de la movilización del estudiantado ha tomado relevancia pública la paupérrima situación edilicia de la Facultad de Filosofía y Humanidades, con baños clausurados, sistemas de desagües rotos, humedad en las paredes de las aulas y el hundimiento del piso de Casa Verde.

Por otro lado, el gremio docente ADIUC, realizó el martes 20 de septiembre una jornada de paro en defensa del salario docente y el presupuesto universitario. El acuerdo paritario docente vigente mantiene un incremento salarial del 62% para 2022 (en octubre será revisado) frente a una inflación interanual que en el mes de agosto alcanzó un 78,5%, y en un escenario donde las proyecciones más optimistas hablan de llegar a diciembre con un 95% de inflación anual.

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La raíz de todos estos problemas es el presupuesto que se destina a las universidades públicas y cómo luego ese presupuesto lo administra la gestión de cada universidad. El reciente proyecto de ley Presupuesto 2023 presentado por Sergio Massa para que sea aprobado por el Congreso de la Nación a mediados de octubre, determina el recorte de un 10% a un 22% (dependiendo de la inflación) del presupuesto destinado hacia las Universidades Nacionales respecto al 2022. A esto se le suma que en los últimos 4 años, la inflación ya devoró el 34% del presupuesto universitario.

Todas estas políticas están encaminadas a seguir profundizando el modelo de una universidad para los monopolios, ya que el ahogo presupuestario abre puertas a la búsqueda de convenios con empresas privadas. Y esta, es la excusa perfecta para que todo el conocimiento generado en las universidades sea puesto en función de aumentar las ganancias de las grandes empresas capitalistas.

Frente a esto, cabe preguntarse ¿hasta cuándo se va a seguir prolongando la pasividad del movimiento estudiantil? Es necesario siempre recordar que el derecho a la educación universitaria nunca nos cayó del cielo, sino por el contrario, se fue conquistando históricamente con la lucha de varias generaciones sucesivas a lo largo de todo el siglo pasado.

Un indicio de que se empieza a romper esa pasividad, es la asamblea interclaustro de la FFyH convocada por diversas agrupaciones estudiantiles para el próximo martes 27 de septiembre a las 18:30 afuera de Casa Verde.

Cuando los ajustes presupuestarios vienen a recortar los ya deteriorados derechos estudiantiles y no la ganancia de los de siempre, en este contexto de aguda crisis económica y social, solo la lucha y la auto-organización del estudiantado es la garantía para que el derecho a la educación no se siga cayendo a pedazos.

Ramiro Quintanilla

Dedicado a la redacción por la tarde en la cooperativa. Comunicador. Me interesa lo político, el ambiente, los pueblos originarios, la salud mental, la cultura y creo que antes de decir hay que aprender a preguntar, o no?
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