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¿Por qué algunas prendas se ponen de moda?

¿Qué hace que una prenda o varias prendas estén de moda? ¿Por qué cada año se imponen tendencias? ¿Por que las seguimos y caemos en la compra de ellas? En la columna de este domingo intentaré responderlas y estimular el debate. Por Sol Cortez Cada vez que menciono que soy Diseñadora de Indumentaria, me preguntan […]

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¿Qué hace que una prenda o varias prendas estén de moda? ¿Por qué cada año se imponen tendencias? ¿Por que las seguimos y caemos en la compra de ellas? En la columna de este domingo intentaré responderlas y estimular el debate.

Por Sol Cortez

Cada vez que menciono que soy Diseñadora de Indumentaria, me preguntan por qué ciertas prendas se “ponen de moda”. El pensamiento más común nos indica que es por capricho. Existe un imaginario popular que ve a un grupo de pretenciosos diseñadores, estilistas y profesionales de la moda que nos imponen como debemos vestirnos. En ese imaginario, las masas de personas se someten a estos dictámenes sin chistar. 

Y… en cierto sentido lo es. Si detenemos nuestra observación en grandes eventos como la Met Gala o las premiaciones del mundo del arte (Oscar, Grammy´s, Gardel, Martin Fierro) podemos apreciar como la opulencia y la extravagancia inundan pantallas. Devienen las noticias escandalosas sobre lo que implicó hacer ciertos trajes y vestidos, trascienden los reclamos de trabajadores precarios que sostienen esos escenarios fashionistas. 

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Sin embargo, semanas después estamos todes vistiendo con prendas que simulan ser esas que vimos en alfombras rojas, utilizando sus paletas de colores y texturas. Cientos de especialistas en moda exponen sus argumentos de quiénes fueron los mejores y peores vestidos. Y nuevamente nos preguntamos bajo que criterios se sabe qué está bien y que está mal a la hora de vestir. Por qué ese abrigo que tanto amo, se supone ya no está de moda.  

 Antes de cualquier respuesta, es necesario tener en cuenta que la moda es un producto cultural de esta sociedad, que es una sociedad capitalista. Por ende el primer acercamiento a responder las anteriores preguntas será el económico. Este primer analísis sucede a dos niveles. 

El primero es bastante sencillo, la moda produce el segundo bien más intercambiado del planeta, la ropa. Por esta razón es uno de los pilares de cualquier economía y por esto que cada cierto tiempo las prendas deben “caducar” para darle lugar a nuevos deseos de consumo. Además de esta manera las prendas se producen al infinito y para ello existe un sistema de influencia y consolidación de tendencias que sostienen este ciclo. 

El segundo nivel que incluye este aspecto económico, es el momento histórico en el que la moda se convirtió en lo que conocemos hoy. Y es con el surgimiento del modo de producción capitalista. Y la línea del tiempo nos lleva a su inició: La Revolución Industrial. Una de las invenciones fundamentales para que hoy la moda atraviesa al mundo de la forma en que lo hace fue la máquina de coser. Previo a este momento las prendas se realizaban íntegramente a mano, cientos de costureras y sastres construían los pomposos vestidos y trajes similares a los que vemos en las pelis. 

Esta forma artesanal de confección lograba exclusividad, sólo nobles de las cortes podían acceder a las más finas y delicadas telas con diseños hechos a la medida de sus cuerpos. El resto, vestía harapos. Pero con la Revolución Francesa y posterior Revolución Industrial, la incipiente clase burguesa pudo instalar nuevas formas de producción seriada. Al bajar los costos y tiempos de producción podían producir más y el acceso a vestir se “democratiza”.

Sin embargo la clase burguesa necesitaba diferenciarse y es aquí que surgen las tendencias. Una o varias prendas se imponen por sobre otras en cada temporada, se destacan por el diseño innovador, tipologías, colores o telas; también puede estar relacionado a la nostalgia por el uso de prendas de otras décadas y por la necesidad de expresar cuestiones contestarias a la época. 

Un segundo aspecto íntimamente relacionado al campo económico es el social. Desde esta perspectiva puede explicarse por qué las sociedades adoptan modas, las consumen o las generan. Aquí también se pueden distinguir dos caras de una misma moneda. 

Por un lado están las modas que instalan grandes marcas y empresas, las divulgan por medios de comunicación, publicidades y redes sociales. Se infiltran en nuestras vidas creando estereotipos y definiendo nichos de consumo y pertenencia. Este aspecto se relaciona con el primer nivel descrito en el aspecto económico; se desarrollan para diferenciar clases sociales y por identificación o distinción una de la otra se usan ciertas prendas y otras no; se desea adquirirlas o se rechaza utilizarlas.

Otro plano del aspecto social es la generación de tendencias de manera invertida. Por oposición a la clase burguesa, las clases populares y de trabajadores también generan sus propias formas de vestir que responden a su identidad, se masifican los usos de ciertas prendas o formas de combinar colores, texturas y tipologías. De tan masivas que se vuelven, son apropiadas por el capitalismo para vender más. 

De este plano también se desprende el aspecto político. Muchos movimientos de lucha y reivindicaciones han generado sus propias formas de expresar y expandir un mensaje a través de la ropa. El movimiento hippie, el punk, las olas feministas; y desde el lado de los movimientos estéticos: el tango, el rock and roll, la cumbia, el cuarteto y el trap. Han demostrado que para pertenecer se deben conocer ciertos códigos de vestir que expresan un mensaje contestatario e identitario. Se utilizaran o dejarán de utilizar ciertas prendas en función de la idea que quiera divulgarse. 

El nacimiento de las modas es un aspecto muy complejo y rico de análisis para nuestra sociedad.  Y de éste seguro se generan muchas preguntas más. Lo importante es seguir manteniendo un espíritu crítico frente a esas cuestiones sociales, culturales y económicas que se nos imponen como una verdad totalizadora; porque el cómo y qué vestimos tiene una respuesta política.

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