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Por presión social, la banda Sabroso apartó a su baterista

Publicado por:Agustina Bortolon

El músico Lucas Ross fue denunciado recientemente por violencia de género. Dialogamos con Natalia Di Marco, activista feminista y parte de la Asamblea Ni Una Menos en torno al caso.

Esta semana el baterista de la banda Sabroso, Lucas Ross, fue denunciado penalmente por violencia de género por su ex pareja, Ivanka Basaldúa.

Ivanka realizó la denuncia en la Unidad Judicial de Villa Carlos Paz, luego de cuatro años de sufrir «violencia física, verbal y psicológica». Previo a ello, recibió asistencia en el Área de Género de la Municipalidad de Cosquín, y en el Hospital Armando Cima constataron sus lesiones.

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Con el informe médico y las pericias psicológicas, la joven contó en la Justicia lo que viene padeciendo.

Luego de la viralización del escrache y de la presión social de los movimientos feministas, el grupo Sabroso anunció a través de un comunicado que apartará a Lucas Ross de la banda.

«En función de los hechos ocurridos en las últimas horas, los cuales desconocemos en profundidad, Sabroso ha decidido apartar a su baterista hasta tanto la investigación judicial esclarezca el tema», manifestaron. 

Lucas Ross, el baterista de la banda Sabroso

A lo anterior, agregaron: «Somos ajenos a esta situación, pero asimismo nos ponemos a disposición de quien corresponda».

Ante esta situación, El Resaltador dialogó con Natalia Di Marco, activista feminista y miembro de la Asamblea Ni Una Menos Córdoba, quien mencionó que «el papel del Estado y del sistema judicial -o sistema de la (in)justicia, como lo llamamos- en el sostenimiento de la impunidad de violentos, abusadores y femicidas es hoy una de las cuestiones críticas a abordar desde nuestros feminismos».

«La estrategia de los feminismos sigue siendo la organización autónoma del movimiento»

«Mientras el movimiento feminista ha avanzado en reconocer, nombrar y denunciar las distintas formas de violencia machista de modo tal que incluso se han logrado reformas significativas en términos legislativos; las respuestas y el avance de las causas en los tribunales de todo el país siguen siendo a destiempo e insuficientes y, muchas veces, desestimando los testimonios y necesidades de las víctimas, revictimizando y generando trabas para la sanción de lxs denunciadxs y la reparación de las víctimas», explicó.

En paralelo, resaltó: «Quienes como Ivanka, encuentran la fuerza individual y colectiva para denunciar, quedan expuestas a la violencia patriarcal institucional y a los discursos de la complicidad machista que rápidamente se activa para «proteger» y justificar a los denunciados, como en el caso de la banda Sabroso».

«Esta situación persistente es la que hace que sigamos sosteniendo que la estrategia central de los feminismos para alcanzar la justicia y lograr las transformaciones que necesitamos -y sostenerlas frente a los embates de los sectores conservadores y de lxs funcionarixs y gobiernos-, sigue siendo la organización autónoma del movimiento y la premisa «nos cuidamos entre todas/es».

Para finalizar, Natalia expresó que «a lo largo de los años, las mujeres, las lesbianas, lxs trans, hemos aprendido que nuestras vidas dependen de las redes que construimos entre nosotras y nosotres, para acompañarnos y defendernos de las violencias, para responder al hambre y las crisis, para interrumpir embarazos no deseados y para generar espacios de libertad y de disfrute».

«Y también, cuando una de nosotras/es alza la voz, para abrazarla y multiplicar su reclamo de justicia de modo tal que los oídos de lxs funcionarixs del sistema judicial y de grandes sectores de la sociedad, tantas veces sordos ante nuestros gritos, no puedan seguir ignorando su grito, que es el grito de todas/es: «¡Justicia! ¡Ni una menos! ¡Vivas y libres nos queremos!».

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