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Otro camino para enfrentar pandemias y la crisis climática

El planeta no para de darnos señales para que cambiemos nuestros sistemas de producción, consumo y nuestra forma de ver al mundo. El Covid-19 no es más que una de estas señales. Las autoridades sanitarias de China determinaron que el coronavirus se originó en un mercado/matadero de Wuhan, China. En él vendían animales vivos, mutilados, […]

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El planeta no para de darnos señales para que cambiemos nuestros sistemas de producción, consumo y nuestra forma de ver al mundo. El Covid-19 no es más que una de estas señales.

Las autoridades sanitarias de China determinaron que el coronavirus se originó en un mercado/matadero de Wuhan, China. En él vendían animales vivos, mutilados, e inclusive exóticos.

El 11 de enero la “Comisión de Salud Municipal de Wuhan” anuncia la primera muerte provocada por el coronavirus: Un hombre de 61 años, expuesto al virus en el mercado de mariscos, que falleció el 9 de enero, después de una insuficiencia respiratoria a raíz una neumonía severa.

Si bien el contagio no es sólo por el consumo de animales, el virus tiene lugar en este centro de pésimas condiciones de salubridad, para abastecer de estos seres a sus consumidores humanos.

No se sabe aún cuál o cuáles fueron los animales que originaron la zoonosis, pero vale remarcar que este virus que puede ser nuevo para los seres humanos, ha estado conviviendo con distintos animales durante ya un tiempo, naturalmente.

Debido a nuestro accionar es que ha empezado a afectarnos. Así lo afirma el veterinario Mariano Cantaluppi en una entrevista con el medio “El cronista”.

Nuestras acciones individuales afectan de manera inimaginable y dan inicio a una cadena de hechos desafortunados que terminan dañando ecosistemas y llevándonos rumbo a la “sexta extinción masiva”.

WWF - Informe planeta vivo - 2018

Así lo atestiguan la mayoría de los científicos, en un amplio estudio de varias universidades lideradas por la University College London (Reino Unido), las universidades de Stanford y California en Santa Bárbara (EE.UU), entre otras instituciones científicas de distintos países, según lo registra la revista "Science".

Uno de los principales motivos es la deforestación, más que nada por el negocio de la ganadería extensiva y la generación de cultivos para alimentar ese ganado. 

Según el “Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero” difundido por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, la ganadería produce 20,7% de los G.E.I. de Argentina. Esto es más que todos los medios de transporte juntos con su respectivo 15,5%

Al mismo tiempo, los científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos determinaron que un 4% de la deforestación en la Amazonia se origina por actividades agrícolas, que aumentan en un 50% la propagación de la malaria. 

¿Cómo es que sucede esto? Al talar árboles, los mismos dejan de absorber el agua, se crean espacios mohosos, lodo y charcos que son caldos de cultivo perfectos para este tipo de virus

Consumir animales y sus derivados ya no es una decisión personal cuando afecta a los ecosistemas y desencadena pandemias; y digo decisión personal teniendo en cuenta que hay personas que no pueden elegir debido a la precariedad social en la que se encuentran. 

En este caso, es importante remarcar que la lucha de clases es un factor fundamental. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, sólo en un año 760 millones de toneladas de comida serán arrebatadas de las bocas de los humanos para alimentar animales, que podrían cubrir el déficit en materia de alimentación a nivel mundial 14 veces. 

Comer animales es un privilegio de clase, pese a quien le pese. Quizás este virus que nos pone en pausa, nos está dando una señal. Es hora de cambiar.

Créditos: Human.crielities

A nivel mundial, según la ONG Greenpeace, la ganadería produce 14,5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero; superando las emanaciones de todos los medios de transporte juntos (coches, trenes, barcos y aviones). El 80% de la deforestación de la Amazonia se le atribuye a la actividad ganadera.

Por otra parte, el uso masivo de antibióticos en la ganadería industrial contribuye significativamente al desarrollo de resistencias a estos medicamentos. Según la O.M.S, la resistencia a antibióticos podría provocar más muertes que el cáncer en 2050, al hacernos más vulnerables a virus.

Dicho sea de paso, la O.M.S también clasificó a la carne roja como Grupo 2A, probablemente cancerígena para los seres humanos, mientras que la carne procesada fue clasificada como Grupo 1: cancerígeno para los seres humanos.

Cáncer OMS

El consumo de las mismas esta directamente relacionadas al cáncer de colon y al cáncer de mama, que son los que más afectan a la población Argentina; el tercer país en el mundo que más carne consume. 

La mayoría de estas grandes pandemias, estos virus zoonóticos, surgen de la manipulación del ambiente, los animales y el consumo de los mismos. Influenza, VIH, encefalopatía espongiforme bovina, SARS, Ébola, etc.

Paradójicamente, mientras el sistema de atención médica mundial esta colapsando por falta de fondos, la agricultura animal recibe billones de dólares en subsidios y rescates financieros; en otras palabras, mientras vivimos una pandemia nuestros gobiernos financian a las industrias que la causó.

Sistema médico colapsado

Afortunadamente, sacar a los animales de la ecuación en la actualidad no es para nada complejo. El nivel de innovación en los últimos años, sobre todo en materia alimenticia, ha desarrollado tecnologías que pueden redefinir el mercado.

Los consumidores ya están en una situación bastante frágil por la interrupción económica prolongada y el consumo de estos seres ya no es sostenible.

Como medio antiespecista es nuestra responsabilidad no sólo compartir esta información, que pone en foco la salud de los humanos, sino también hablar de la ética de no consumir animales. 

Es decir, no sólo porque el consumo de los mismos nos afecte a nosotros los humanos, debemos dejar de consumir animales, sus derivados y producir alimentos de esta forma; sino también, por los mismos seres que tienen la capacidad de sentir. 

“Un movimiento de liberación exige que ensanchemos nuestros horizontes morales. Actitudes que antes se consideraban naturales e inevitables pasan a verse como el resultado de un prejuicio injustificable”. -Peter Singer

Dejar de consumir animales es un bien para todo el planeta, y más que nada para los mismos animales. Y no hay momento más oportuno que ahora. Sostenemos que con accesibilidad, programas de inclusión, educación, y la lucha de clases, un mundo más sostenible es posible para todos.

Por Tomo Medina

Carmela Laucirica

Periodista interesada por las problemáticas sociales y ambientales. También soy Community Manager. Lectora y escritora en mis ratos libres.
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