Se trata de un caso inédito en el país, con carácter de violencia de género, por la cosificación sexual a la que fueron sometidas las víctimas en torno a un medio digital. Las imputaciones son por lesiones graves y violencia de género.
Un estudiante de 18 años creó con inteligencia artificial (IA) fotos de índole sexual, mezclando la cara de alumnas menores de edad con el cuerpo de otras mujeres y, posteriormente, las subía a una página pornográfica.
No solo eso: exponía las imágenes con el nombre y apellido de las jóvenes, por lo que era posible buscar sus perfiles en redes sociales.
Las jóvenes recibían solicitudes en Instagram de hombres de entre 40 y 50 años de edad con propuestas sexuales.
Una de las víctimas logró chatear con uno de estos usuarios y de esta forma, se enteró el porqué estaban siendo foco de atención en las redes sociales.
El victimario se encuentra denunciado penalmente y se lo imputó por lesiones graves calificadas por violencia de género, una resolución inédita en Argentina.
Pablo Cuenca Tagle, fiscal del fuero de Violencia Familiar, declaró: “El caso claramente es violencia de género, por el posicionamiento del imputado frente a las víctimas y la cosificación sexual a la que son sometidas en el medio digital”.
Bajo este marco, la Ley 26.485 de Protección de la Violencia contra la Mujer, en su artículo n°6, inciso I, prevé el tipo de “violencia digital o telemática por conductas que afectaren la reputación de la víctima”, y expresamente habla del supuesto de “difusión, sin consentimiento de material digital real o editado, íntimo o de desnudez, que se le atribuya a las mujeres”.
El fiscal de la causa suma que la ley debe necesariamente ser actualizada, generando nuevos tipos penales específicos contra la IA.
En este caso particular: “La acción del imputado puede ser encuadrada en la figura de las lesiones psicológicas, que no requieren un medio específico de comisión”.
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Por otro lado, se ordenó un allanamiento en la casa del imputado y el resultado fue “positivo”. Le encontraron la computadora y el celular desde donde el estudiante dio la orden y el material a un programa de inteligencia artificial para que cree las fotos sexuales, que después subió a sitios de pornografía.
Tagle remarcó que el hecho fue reconocido por los amigos del acusado y, además, se rastreó el IP que identificó el domicilio del autor de las fotos.
A su vez, Daniela Dupuy, fiscal penal especializada en delitos informáticos, declaró: “Las caras son las caras de las chicas, no importa que les hayan puesto otro cuerpo. Si eran menores de edad, el delito es difusión de pornografía infantil. Lamentablemente, no es delito difundir pornografía de mayores. Este caso nos hace replantearnos modificaciones urgentes en el código. Sobre todo por la IA”.
El acusado continúa en libertad, con restricción de acercamiento a las denunciantes.