Resaltadas

Historias de gauchos y judíos

En la tradición oral, al circular de boca en boca, los relatos -reales o no- se han visto modificados hasta el punto de la fusión entre realidad y mito. Desandar el camino y escrutar el pasado parece ser la única solución posible contra la confusión y el olvido. Por Cristian Montú Cada vez que en […]

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En la tradición oral, al circular de boca en boca, los relatos -reales o no- se han visto modificados hasta el punto de la fusión entre realidad y mito. Desandar el camino y escrutar el pasado parece ser la única solución posible contra la confusión y el olvido.

 Aniversario de Moisés Ville - Fuente: www.serargentino.com

Por Cristian Montú

Cada vez que en clases nos toca ver y leer mitos griegos, siempre recaemos en la misma aclaración sobre las múltiples versiones que pueden existir en base a un mismo mito. Imposible rastrear la versión original porque al circular de boca en boca cada persona ha ido agregando y quitando detalles, a veces ínfimos y otras, narrativamente significativos.

En todo esto pienso mientras espero encontrar en la biblioteca un libro que se menciona en otro libro leído hace pocos días atrás. El libro en cuestión es una antología de cuentos ¿costumbristas? que se publicó hace más de cien años en nuestro país. Los relatos escritos por Alberto Gerchunoff dan vida a distintos personajes y situaciones en el seno de las colonias agrícolas judías que se fundaron en el interior de Argentina a fines del Siglo XIX y comienzos del XX.

Para mi suerte, una edición noventera de Los gauchos judíos aparece en un rincón olvidado de las estanterías. En realidad es una edición que reúne algunos relatos seleccionados de varios libros publicados por el autor. Contra todo pronóstico (y prejuicio personal) la lectura resulta entretenida y amena, hay historias trágicas y otras cómicas. Y entiendo perfectamente por qué los cuentos fueron exitosos en 1910, fecha en que originalmente aparecieron.

¿De qué hablan estos cuentos? Abundan escenas de la colonización judía en el campo, la fundación de colonias en provincias como Santa Fe y Entre Ríos, la convivencia y los enfrentamientos entre gauchos matreros y colonos judíos, los estertores y la consecuente desaparición de la figura del gaucho como personaje típico de la pampa, jóvenes mujeres judías que huyen con hombres que no pertenecen a la colectividad. 

Época de cosecha (1920) - Fuente: Archivo Histórico Municipal de Porteña.

Casi al final, uno de los cuentos tiene una especie de advertencia al lector que bien podría tomarse en serio (dadas las circunstancias y la vida del propio Alberto Gerchunoff): “Como ves, 'desocupado lector', en la colonia judía, donde aprendí a amar el cielo argentino y mi alma se impregnó con el espíritu de la tierra, hay, junto al rabino de estampa arcaica, gauchos arrogantes y fieros (...) Esto prueba que la historia referida con más puntualidad que arte, es verídica (...) Cáigame yo muerto aquí mismo si inventé un ápice..”

¿Cómo y por qué llegué a la obra de Gerchunoff? Quizás a pocos importe pero la familia Gerchunoff aparece nombrada en un libro que intenta poner luz sobre una serie de crímenes ocurridos entre 1889 y 1906 en las colonias judías. El padre de Alberto fue una de las tantas víctimas siendo asesinado por un gaucho salvaje fuera de la carpa que ocupaba junto a la familia.

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Crímenes

El periodista Javier Sinay recibe un mail de su padre en donde aparece mencionado un link a un artículo escrito varias décadas atrás por su bisabuelo. El artículo es una recopilación de crímenes acaecidos en los primeros años de la colonización judía. La lectura del texto será el punto de partida para que el autor comience una investigación con resultados inciertos, y Los crímenes de Moisés Ville: Una historia de gauchos y judios (Tusquets Editores, 2013) es el registro del intento.

¿Por qué detenerse y ahondar en una serie de crímenes sucedidos más de cien años atrás? La duda es constante: casi no quedan registros fehacientes más que las publicaciones de algunos diarios de la época (incluido El Eco, diario creado por el bisabuelo de Javier), los expedientes ya no existen, las versiones sobre un mismo suceso son distintas, el idish no facilita las cosas (idioma perteneciente a las comunidades judías). Pero el autor encuentra y reconoce una razón más que suficiente: “Esos asesinatos tienen que ver con mi propia historia: la responsabilidad de recuperar a esos muertos, de traerlos desde sus lápidas desgastadas, es ahora mía.”

La investigación es una posibilidad latente de traer del olvido nombres y delitos atroces cometidos contra los miembros fundadores de una comunidad que venía huyendo de las persecuciones rusas. También está la posibilidad de reivindicar el honor de los tatarabuelos y bisabuelos que intentaron alzar las voces contra las injusticias de la propia comunidad.

"Los crímenes de Moisés Ville" de Javier Sinay - Foto de archivo.

La narración se mueve con facilidad entre el pasado y el presente. Algunos documentos y testimonios reconstruyen el pasado. La existencia física de lugares y personas permite observar cómo marcha el presente y qué vestigios quedan de los primeros pobladores. Y aunque la memoria se extinga y las tradiciones se esfumen, creo que esta crónica es un grano de arena más contra el olvido.

Ester Szwarc, profesora que se encargó personalmente de rescatar libros y archivos bajo los escombros luego del atentado a la AMIA, le comenta a Javier Sinay algo respecto al rescate y la preservación (ya sea de un idioma, ya sea de unos crímenes centenarios): “-¿Cuándo deja de ser recordada una persona? -pregunta Ester. Y enseña-: Cuando el último que tiene memoria de ella tampoco está. Pero esa persona tuvo una vida, tuvo relaciones, hizo algo, existió. Dentro del imaginario judío, cuando una generación ya no deja memoria de sus nombres pasa a formar parte de una cadena. Yo soy producto de todo lo anterior…”

Distancias

Y mientras leía la crónica de Javier, llegó otro libro que esperaba leer en las vacaciones de verano. Por cuestiones de ansiedad y curiosidad terminé leyéndolo a continuación, y no me arrepiento. Larga distancia (Concreto Editorial, 2020) es un libro de cuentos escrito por la periodista Tali Goldman. El cuento que dio origen a los demás es uno que narra las preocupaciones de una mujer que no puede mantener relaciones sexuales con su marido tras un matrimonio arreglado, desesperada acude a la consulta de una doctora con los poderes de una maga.

"Larga distancia" de Tali Goldman - Foto de archivo.

Los siete cuentos del libro están cargados de ironía, comicidad y personajes entrañables. Una conversación telefónica entre una madre que se ha quedado en Argentina y una hija que se marchó a Israel, se convierte en un intercambio de preocupaciones y reproches. La hija quiere que la madre se mude a Israel con ella, pero no parece ser una tarea fácil de llevar a cabo: “...a esta altura de mi vida… yo ya no estoy para andar generando nuevos vínculos…” le retruca con todo el sentido del mundo la madre.
Las relaciones matrimoniales y familiares, la vejez y la soledad, la exploración de la sexualidad, entre otros, son los temas que se abordan en las historias. Tali Goldman escribió unos cuentos dignos de la mismísima Aurora Venturini o del gran Manuel Puig. Y creo que se puede encontrar en ellos -también- el reflejo de un ejercicio (consciente o no) de memoria contra el ¿inevitable? olvido.

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