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Genocidio Armenio: «Es algo que no se va a olvidar nunca, es parte de nuestra identidad»

Publicado por:Emilia Urouro

El 24 de abril de 1915, también llamado el “Domingo Rojo Armenio”, es reconocido como el inicio del genocidio armenio. Una masacre perpetrada por Turquía, que no ha sido reconocida por la totalidad de la comunidad internacional.

Genocidio Armenio: «Es algo que no se va a olvidar nunca, es parte de nuestra identidad”. Foto: Ignacio Analian

Por Emi Urouro

Hace más de 100 años, el Imperio Otomano -luego República de Turquía- llevó a cabo un plan  de exterminio masivo, sistemático y premeditado contra la comunidad de Armenia.

Nos pareció necesario hablar del tema, por eso, hablamos con Ignacio Analian, miembro de la diáspora armenia de Córdoba (comunidades de un mismo origen establecidas en distintos países). El entrevistado, que actualmente reside en el país asiático, resaltó que fue una masacre planificada. 

Para contextualizar estos crímenes de lesa humanidad, vale recordar que el imperio, marcado por un nacionalismo extremo, buscaba la «unión sagrada de la raza turca» en un solo pueblo, una sola Nación y un solo idioma. 

Un nombre, un hombre, es clave cuando se quiere buscar a los culpables: Mehmet Talaat Pashá, ministro del Interior turco. En 1915, en una reunión del Comité de gobierno Unión y Progreso, mocionó y se aprobó por unanimidad “el exterminio de los armenios hasta el último individuo”. 

Con ese acto, se avaló y promovió el genocidio. Hubo un telegrama que resumía el objetivo contra el pueblo cristiano: “Yak – Vur – Oldur” (quemar, demoler, matar).

“Contó con tres fases: la planificación, la ejecución y la negación. El período de negación todavía continúa. Hasta que no se reconozca el genocidio armenio, en un punto, se sigue respetando esa regla fundante del exterminio que es la negación”

Ignacio Analian

Su bandera fue el racismo, consideraban que los pueblos, esencialmente de creencia cristiana que no pertenecían a la etnia turca, que hablaban otros idiomas, que tenían otra cultura, como el armenio, obstaculizaban la consolidación de una nación que creían superior. 

Mujeres y niños en las caravanas de la muerte en el desierto de Siria. Archivo Armin T. Wegner.

Conquistaron territorios del país vecino, asesinaron a sus intelectuales y poetas. Los obligaron a marchar por el desierto, sin recursos: deportaciones que fueron sentencias de muerte.

No hubo ni hay reparación histórica, la negación es apoyada por un lobby político muy importante. Mucho dinero se invierte para que siga así. Si bien, muchos países lo reconocen como genocidio, Turquía y otras potencias no lo reconocen. El Estado genocida tiene mucha influencia y poder político en la región. No es como Alemania que aceptó sus crímenes y se condenaron a los culpables del holocausto”, cuenta Ignacio Analian.

Se estima que, desde 1915 a 1923, se eliminaron 1.500.000 de civiles armenios en manos turcas-otomanas. Casi toda la riqueza del pueblo fue confiscada o robada, miles debieron huir a refugiarse en otros países vecinos, en condiciones deplorables y precarias.

Ignacio se crió dentro de la comunidad armenia en Argentina, que se formó a causa del genocidio. Sostiene que el exterminio es algo que no se va a olvidar nunca, es parte de la identidad del pueblo, que va a continuar dentro del linaje familiar, ya que la vida de esas personas se desarrolló en otra parte del mundo y no donde surgió: “El 24 de abril se recuerda como el 24 de marzo dentro de la comunidad”.

“Se pide por el reconocimiento y reparación del genocidio. Si bien, mucho de ese discurso no se condice con la realidad de la Armenia actual, no se han bajado los brazos, sino que hay otras cuestiones que afectan al país hoy en día, cómo el conflicto bélico en Azerbaiyán, más una realidad económica y territorial golpeada”

Ignacio Analian

En la diáspora, el reclamo por reparación histórica es fuerte, no olvidan que los asesinos fueron sus vecinos, y repudian que no admitan sus crímenes de lesa humanidad. 

Armenios de Erzurum, en camino al destierro, 18 de mayo de 1915. Archivo alemán. Fuente: Instituto Nacional Armenio A.N.I. Washington.

Todos los años, en Armenia, se organiza una marcha en Ereván, hacía la “muralla de las grullas”, un monumento que se construyó en conmemoración a las víctimas del genocidio, en 1965.

Es importante aclarar que, luego del exterminio, el país se consolidó como una república independiente, duró dos años en esa situación antes de ingresar a la Unión Soviética durante un lapso de 70 años. Es decir, ese hecho impactó en la memoria colectiva, en el reclamo de reconocimiento y reparación contra el genocidio, ya que no se marcó una política de Estado en esa línea.

En relación al punto anterior, Ignacio resaltó que se activaron otras causas como preservar un territorio donde vivían armenios ,Nagorno Karabakh, país donde fue el último conflicto bélico entre Azerbaiyán y Armenia, durante septiembre y noviembre del 2020, en el cual, el país golpeado por el genocidio terminó perdiendo el 80% del territorio en disputa.

“Acá en Armenia, hoy en día hablar del genocidio, luego de esa guerra, de la muerte de 7000 mil jóvenes, es díficil. Es una clara evidencia de que lo que no se reparó, la memoria que no se activó, lo que no se reconoció, volvió a suceder”

Ignacio Analian

Para el entrevistado es todo parte de un odio visceral que comenzó siglos atrás, que se vio materializado en un genocidio en el siglo XX y que hoy se refleja en una guerra: “No es una relación directa, pero el odio es el mismo, la negación es la misma, los protagonistas son lo mismos, se niegan los crímenes de guerra”

¿Qué es clave para esta conmemoración? Levantar la lucha de los Derechos Humanos, es parte de nuestra responsabilidad no volver a repetir la historia del siglo pasado, como sujetos sociales debemos preservar la memoria para que suceda de nuevo.

En una de las caravanas de la muerte en el desierto, una mujer se arrodilla junto al cadáver de un niño, cerca de la ciudad de Alepo. Fuete: Biblioteca del Congreso.

Es importante conseguir un reconocimiento, un compromiso total de la comunidad global, que hoy en día no existe: 

“A veces sentís que peleas contra un monstruo, que nunca lo vas a poder bajar. Pero uno sigue porque tiene la convicción, porque piensa que es lo correcto, que es el camino que hay que seguir” 

Ignacio Analian

Actualmente, el gobierno de Turquía no admite que se trató de un genocidio, si bien no niega las masacres, argumentan que no hubo un plan sistemático de exterminio, sino que fueron causadas por luchas interétnicas, enfermedades y hambre durante el  período de la Primera Guerra Mundial. Algo que se contradice con los registros de aquel tiempo oscuro.

Contra la mirada anterior, parte de la comunidad internacional lo considera el primer genocidio moderno. Además, es el segundo caso de genocidio más estudiado, después del Holocausto. Hasta 2020, treinta países han reconocido el genocidio, entre otros Alemania, Estados Unidos y Argentina.

Por eso, es clave comunicar sobre este hecho, visibilizarlo, en principio, por la violación de Derehos Humanos que en Armenia es muy recurrente. La memoria no puede ser borrada.

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