Resaltadas

¿Esta caca es tuya?

Lo escatológico no es más que aquello que hace referencia a “actos fisiológicos y corporales” tales como pedos, vómito, orina y la caca en todas sus variedades de forma, tamaño y color. Las historias que lo mencionan suelen ser menospreciadas o utilizadas con fines didácticos. Por Cristian MontúDesde hace décadas que el humor, al menos […]

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Lo escatológico no es más que aquello que hace referencia a “actos fisiológicos y corporales” tales como pedos, vómito, orina y la caca en todas sus variedades de forma, tamaño y color. Las historias que lo mencionan suelen ser menospreciadas o utilizadas con fines didácticos.

Por Cristian Montú
Desde hace décadas que el humor, al menos la parte que puede catalogarse como escatológica, queda fuera de lo socialmente correcto (aunque paradójicamente usemos la palabra mierda más de las veces que podríamos contar durante el día).

Hace algunos (muchos) años atrás cuando en los pueblos del interior se vivía un boom con la llegada de los primeros cybers una amiga, que por obvias razones ha decidido permanecer en el anonimato, estaba jugando (casi seguramente) al GTA en la máquina asignada cuando sintió un retorcijón que no auguraba nada bueno. Abandonó la partida, pagó tan rápido como pudo y empezó a caminar en dirección a su casa. Intentó acortar camino por un descampado y sin embargo no resistió, no llegó al baño de su casa. Acto seguido: mi amiga bañándose con ropa y todo, intentando limpiarse y ocultar la desgracia ocurrida.

Ejemplos entre familiares y amigos sobran, también abundan escenas de películas que seguimos recordando a diario: en The help Minny Jackson le lleva como ofrenda un “pie” de chocolate a su ex empleadora, una torta hecha con su propia mierda; es icónicamente imposible no recordar a Divine comiendo mierda de perro en Pink Flamingos.

Pink Flamingos: Divine en Pink Flamingos - Fuente: Cine O'culto

Pero… ¿Y en la literatura qué libros recordamos que hablen sobre caca y que no intenten enseñarle a niños y niñas dónde y cómo hacer sus necesidades? Aquí un recuento de los mejores relatos que descubrí...

La caquita de ese perro

Hubo una época en la que libre de toda vergüenza (propia y ajena), me dediqué a narrar cuentos y cada año, la proximidad del festival “Decires, contares y cantares” que se celebraba en el pueblo me ponía a cazar historias, revisando libros de la sección infantil de la biblioteca fue donde encontré el que, para mí, es el mejor cuento de todos los tiempos.

En el cuento La caquita de ese perro hay una protagonista, una mujer mayor que cada mañana riega sus plantas y mira, podríamos decir que muy detalladamente, el ir y venir de extraños y conocidos. En eso ve aparecer a un señor desconocido que pasea a su perro, teme lo peor y minutos más tarde lo confirmará: el perro olfatea “con nariz urgente” en busca de un buen lugar para hacer “eso”.

La caquita de ese perro: Imagen de circulación libre.

Guillermina, así se llama la señora, al igual que muchos no se atreve a decir caca y por eso se pasa la vida buscando sinónimos. Lo que le preocupa sobre el perro en cuestión y su sorete es que éste termine provocando una desgracia… ¿Y si un coche resbala y el bebé que lleva dentro se pierde ciudad abajo? ¿O si alguien más viejo y desdichado lo pisa y lo siguiente que ve al despertar es un quirófano mientras le operan la cadera rota?

Creo que en el fondo todos nos parecemos un poco a la protagonista de la historia, ya sea porque nos avergüenza lo que no debería, porque exageramos y no existe en nuestros pensamientos, más salida que la tragedia misma.

Del topito Birolo

Algunos años atrás asistí al cierre de un seminario que había sido virtual, cada uno debía llevar un libro o cuento que lo representara, por supuesto elegí La caquita de ese perro. Para mi sorpresa mis compañeras de asiento y trabajo tenían otro libro sobre caca: Del topito Birolo y de todo lo que pudo caerle en la cabeza. 

Un día, mientras el topo sale al exterior algo que “...no era una salchicha, ni un gorro” le cae  encima, no tarda en descubrir que alguien se cagó en su cabeza. Los problemas de visión que tiene el protagonista le impiden ver quién fue el culpable y se dedicará a investigar. A medida que se va cruzando con otros animales, pregunta si efectivamente fueron ellos quienes se hicieron en su cabeza; cada sospechoso lo negará de la forma más rotunda: cagando frente a él. 

Del topito Birolo: El "topito Birolo" por Werner Holzwarth y Wolf Erlbruch - Fuente: Revista Imaginaria.

La desgracia del Topito es más que una simple situación humorística que se apoya en lo escatológio, hace uso además del absurdo. Podría haber sido cualquier otra cosa la que cayera en la cabeza del topo, lo que importa es el camino que emprende en busca del culpable… Y, por supuesto, la venganza por esa caca que vino desde arriba.

****

Sobre caca se escribió, se escribe y (espero) se seguirá escribiendo mucho, los cuentos que menciono en esta columna no son más que algunos claros ejemplos del mensaje que leí alguna vez en algún baño en una fiesta (y en las historias pareciera no respetarse):

“Cague a gusto,

cague contento

pero por favor

cague adentro”

Cristian Dominguez

Redactor y co-productor de contenidos para el sitio web y las demás plataformas de El Resaltador.
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