Entre el lunes y el martes, 8.000 inmigrantes ingresaron a Ceuta, pusieron en riesgo sus vidas y quedaron en medio de una disputa política entre dos países que no quieren hacerse cargo de esta problemática.
Para contextualizar este hecho, primero, es necesario señalar que Ceuta es un enclave español de 85.000 habitantes en el norte de África que está separado de Marruecos por una valla.
Una imagen refleja ese conflicto migratorio: está protagonizada por un buzo de la Guardia Civil que sostiene a un bebé al que salvó de morir ahogado. «El bebé estaba helado, frío, no gesticulaba mucho… fue un día un poco de locos», afirmó Juan Francisco Valle, el rescatista
A la información anterior, debemos agregar que un joven se ahogó y decenas de personas fueron atendidas por hipotermia o pequeñas heridas, según informó la Cruz Roja desde Ceuta, que también realizó pruebas de Covid-19 a los recién llegados.
¿Cómo y por qué se produjo el ingreso de los migrantes? Se habló de una suerte de «flexibilización de la vigilancia fronteriza de Marruecos», luego de que España avalara la entrada líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali, de 73 años, aquejado de covid-19, para que sea tratado en un hospital de Logroño.
Se estima que ese gesto disgustó a Marruecos, ya que el grupo de Gali lucha contra Marruecos por la independencia del Sahara Occidental.
En relación al punto anterior, el diario El País, resalta que «toda la política exterior de Marruecos se supedita al conflicto del Sáhara. Muy por detrás viene la cuestión de Ceuta y Melilla, a las que considera como “presidios ocupados”.
Dato a tener en cuenta: Donald Trump, en diciembre, reconoció de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Por lo tanto, el país de África del Norte presiona a España y la Unión Europea para que “abandonen la zona de confort” de la ONU, en palabras de las autoridades marroquíes y para que sigan los pasos de Trump.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Marruecos dijo que la medida de Madrid para ayudar al líder del Frente Polisario, era «incompatible con el espíritu de asociación y buena vecindad» y prometió que habrá «consecuencias». Aún así, el Gobierno español, rechaza oficialmente la idea de que estén castigando al país por una acción humanitaria.
Ahora bien, según los últimos datos, cerca de la mitad de las personas (5.600) que ingresaron fueron enviadas nuevamente a Marruecos, según el Ministerio del Interior de España, que no da detalles del procedimiento que ampararía esas devoluciones.
«Cuando no tenés dinero y tenés que pagar el alquiler, cuidar a tus hijos y padres, no podés permitirte el lujo de tener miedo»
Mujer marroquí a la BBC.
Según medios internacionales, estas «expulsiones en caliente» son realizadas de forma inmediata, sin tener en cuenta la edad de las personas y sin permitirles el derecho a solicitar asilo y acceder a protección internacional.
Un dato a tener en cuenta es que si bien, la mayoría de los migrantes son hombres jóvenes, también hay familias enteras y al menos 1.500 menores, algunos de muy corta edad, según fuentes del Gobierno de Ceuta.
¿Qué más se sabe de estas devoluciones? Según ha informado Efe, muchas se han llevado a cabo sin ninguna formalidad y de forma colectiva. En esa línea, el diario español El País, informó que el Colegio de Abogados de Ceuta asegura que sus letrados fueron movilizados a las 14:00 del martes, a pesar de que los retornos comenzaron a ejecutarse el lunes.
La postura de la Unión Europea (UE) ha sido clara: «Las fronteras españolas son las fronteras europeas”, expresó la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, en un discurso en la Eurocámara. Una postura, a nuestro parecer, poco amigable con quienes buscan una vida digna.
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) emitió un comunicado el miércoles por la noche en el que acusó a Marruecos de “jugar con la vida de las personas” y lo instó a “dejar de usar a las personas, a sus propios ciudadanos, como peones de un juego político”.
En esa línea, denuncio que “Marruecos tiene un largo historial de abusos de los derechos de los migrantes en la frontera”, y recordó haber documentado en el pasado redadas ilegales, arrestos y expulsión de inmigrantes de sus campamentos hacia el sur del país sin el debido procedimiento.
Pero no solo criticaron a ese país, la organización internacional repudió la actuación española, concretamente el hecho de que soldados y agentes de la policía hubieran golpeado a niños o expulsado por grupos, sin respeto de los cauces legales.
“No podemos aceptar (ver) gente, también niños, golpeados por las fuerzas españolas mientras que funcionarios en la frontera sí proveyeron asistencia a las personas», enfatizó Virginia Álvarez, directora de políticas internas en Amnistía-España.