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Elecciones en Chile: entre esperanzas y retrocesos

El próximo domingo 21 de noviembre Chile vive su quinta elección popular en menos de un año. En esta oportunidad, tras el apabullante triunfo del Apruebo el pasado 25 de octubre de 2020, los ecos de un estallido social que golpeó el tablero, reconfiguró el orden de las piezas y un Presidente de la República […]

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El próximo domingo 21 de noviembre Chile vive su quinta elección popular en menos de un año. En esta oportunidad, tras el apabullante triunfo del Apruebo el pasado 25 de octubre de 2020, los ecos de un estallido social que golpeó el tablero, reconfiguró el orden de las piezas y un Presidente de la República imputado por corrupción y cuestionado por violaciones a los DDHH.

Candidatos elecciones Chile 2021.

José María Jarry, Es de Politólogos - Chile

Cuando despuntaba el 2020 la pandemia presionó el botón de pausa y con ello trae un confinamiento que duraría -entre cuarentenas y desconfinamientos- más de un año. Para Chile  era un año clave, en abril sería el plebiscito que definiría la continuidad o no de la actual Constitución Política -que se realizó en octubre dada la emergencia sanitaria- y las protestas originadas por el Estallido Social de 2019 continuaban con fuerza. Sin embargo, la pandemia y el errático manejo de esta por parte del gobierno no hicieron sino avivar más la desconfianza y descrédito en el aparato estatal y la clase política.

El impacto económico que generó la pandemia fue tal que en algunos sectores de la capital más golpeados por la pobreza hubo protestas y enfrentamientos con la policía debido a la ausencia -hasta el momento- de ayudas económicas. Esa fue la tónica que acompañó el 2020 entre las campañas del Apruebo y Rechazo a la Nueva Constitución, que nos entregaban imágenes de grupos de ultraderecha marchando en indumentaria militar, y otras que colmaban las ciudades de propuestas y esperanza para un proceso de cambios que se empujaba desde hace muchos años.

Golpe de Timón

El triunfo que tuvo la opción Apruebo -con un 78,28 % de las preferencias- fue tan categórico que abrió una ventana única a fuerzas políticas de izquierda y progresistas que obtuvieron la mayoría de los escaños dentro de la convención, dejando a los sectores de derecha con una participación marginal dentro del proceso. Este golpe de timón  cambia de manera importante el mapa político y allana el camino a proyectos transformadores que hoy disputan la presidencia del país; uno de los más relevantes es el candidato Gabriel Boric, representante del pacto Apruebo Dignidad -Frente Amplio, más el Partido Comunista-.

Boric, quien fuera presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile el año 2012 en medio del Movimiento Estudiantil, es parte de una izquierda que nace debido a la crisis de representación que provocan los gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoría, que gobernaron Chile desde el retorno a la democracia -con excepción de los dos gobiernos de Sebastián Piñera-. Esta Concertación, profundizadora del modelo neoliberal en la década de los ‘90 y protagonista de los llamados “30 años”, llega sin primarias a esta elección rearticulada con el nombre de Nuevo Pacto Social con la candidata Yasna Provoste, actual presidenta del Senado.

El Nuevo Pacto Social, conformado por sectores del Partido Socialista, el Partido Liberal y llegando al arco más cercano a la derecha con la DC, trata de instalar un discurso camaleónico que pretende convocar a votantes de izquierda buscando similitudes con Boric, pero también le hace guiños importantes al centro ofreciendo cambios acompañados de una seria gobernabilidad.

Por el otro lado del stablishment nos encontramos con el candidato de la derecha empresarial, continuidad de Piñera, con un discurso fortalecido de gobernabilidad y orden, Sebastián Sichel, ex ministro de Desarrollo Social del actual gobierno y ex presidente del Banco Estado.

Sichel es la expresión de una derecha que busca ciertas reformas en lo social -manteniendo el corazón del modelo-  tomando distancia de la derecha conservadora en un intento de captar votos indecisos del centro político. Pero esta opción se presenta a los comicios con una herida de muerte, que son las víctimas de violaciones a los DDHH durante el estallido social, la ineficiencia del gobierno en ayudas sociales -la cartera de Sichel- durante la pandemia y la fallida acusación constitucional a Sebastián Piñera, que si bien no ganó en el Senado, se instaló como un precedente ante un mandatario siendo actualmente investigado por delitos tributarios ligados a los Pandora Papers.

Estallido social del 2019.

El Imperio Contraataca

Tras el estallido social, y con la puesta en marcha de la Convención Constitucional, la derecha conservadora y autoritaria construye un relato de falta de gobernabilidad, desorden y la necesidad de retroceder a un pasado mitológico donde todo era armonía, orden y tradición.

Esta derecha, encabezada por el candidato José Antonio Kast  se articula desde sectores de la derecha pinochetista, pasando por grupos evangélicos y militantes de partidos de gobierno desilusionados por el “afrontamiento blando” de Piñera en relación a la migración, orden público y seguridad. Este sector político, que fácilmente podría ser catalogado como de ultraderecha, actúa en un contraataque a los cambios que se están empujando desde las calles y la Convención Constitucional y cautiva a quienes -viviéndola o no- son nostálgicos de la dictadura del general Pinochet.

Una gran papeleta

Quienes acudirán a las urnas este próximo domingo también recibirán papeletas para elegir a diputados, senadores y consejeros regionales. Este papel contiene diversas coaliciones, fuerzas políticas y actores relevantes como Fabiola Campillay, candidata independiente fuera de pacto a senadora de la Región Metropolitana, que marcaría un hito como la primera senadora de estas características que le ganaría al modelo D’Hont y que es no vidente producto de un ataque de Carabineros con bomba lacrimógena en contexto de Estallido Social que la dejó ciega, sin olfato ni sentido del gusto.

Finalmente, esta elección está cruzada por una Convención Constitucional en curso que definiría la pauta del próximo gobierno y las orientaciones o buena parte del debate legislativo del  Congreso Nacional. El próximo gobierno deberá asumir los costos de un país al que urgen transformaciones demandadas por el pueblo tanto en las calles como en las esferas institucionales. Chile hoy se juega los próximos treinta años de su historia y depende de la ciudadanía si estos transitan en esperanza o retroceso.

Emilia Urouro

Encargada de la redacción de las notas y de generar contenido para las diferentes plataformas del Resaltador. Feminista, popular y nacional.
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