Córdoba

El rugby femenino, una realidad en la Ciudad

Hace muchos años que la lucha de los feminismos está dando sus frutos, atraviesa a toda la sociedad, el deporte incluido. Los tiempos que corren están demostrando que muchas prácticas que se sostuvieron durante muchos años, son obsoletas. Así como muchas mujeres hoy juegan al fútbol, muchas otras se están acercando a la práctica del […]

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Hace muchos años que la lucha de los feminismos está dando sus frutos, atraviesa a toda la sociedad, el deporte incluido. Los tiempos que corren están demostrando que muchas prácticas que se sostuvieron durante muchos años, son obsoletas.

Así como muchas mujeres hoy juegan al fútbol, muchas otras se están acercando a la práctica del rugby. Este deporte, también ofreció resistencia para que se le diera un lugar a ellas. Pero con la apertura de espacios y de cabezas, hacen que se están formando no solo equipos de primera sino también un semillero que es la base de que se nutran las divisiones más grandes.

Que los clubes apuesten a las formaciones de las divisiones inferiores habla a las claras de un proyecto a largo plazo con una planificación definida. Y este es el caso del Córdoba Athletic Club. Dónde la infraestructura del rugby masculino sirve de ejemplo para encarar un proyecto serio con el femenino. 

Matias Esteves y Florencia Olmos son los encargados de llevar adelante el rugby femenino en el club de Barrio Jardín. Son pareja y comparten su amor por la guinda afuera y adentro de la cancha. La vida de él está ligada hace 35 años a dicho deporte y ella es profe de educación física. En el 2016 cambió la vida de “Flor” y se metió a jugar en la Tablada, incentivada por una amiga y colega. 

Acompañando a su pareja, Matias comienza a dar sus primeros pasos en esa función con un equipo femenino. Logran salir campeonas en el torneo del 2017 de seven que organiza la Unión Cordobesa de Rugby. Esa experiencia le sirvió para seguir formándose y conformar buenos equipos femeninos. 

Florencia sufre una lesión en el 2019 que la deja varios meses fuera de competencia, eso hizo que junto a su compañero le dieran inicio al proyecto que querían presentarle a la subcomisión de rugby de Córdoba Athletic para formar el equipo femenino, sabiendo la tradición que tiene dicho club con los equipos masculinos. 

Las condiciones para que se arme el equipo fueron las básicas. Que las jugadoras que quisieran ser parte sean socias del club, teniendo en cuenta que el rugby femenino es un deporte en desarrollo se comienza conformando un equipo de mayores y tiene otra estructura de trabajo. Siendo al revés del rugby masculino. 

Desde el Club, les dieron el voto de confianza a esta dupla ya que ambos son de la comunidad de la Institución. Fue un camino de mucho trabajo, formación, convicción, capacitación y con muchas ganas lograron armar el equipo.  

Pandemia de por medio, lograron terminar el 2021 con más de 35 jugadores. Un equipo de mayores y uno juvenil, que clasificó al Regional de Clubes en dicho año, altamente competitivo y humanamente impecable. “Cuando hay una persona que tiene ganas y la capacidad de escuchar, más allá de sus convicciones, estos espacios se logran. Sumado el trabajo y los resultados. Si hay una persona así apuestan” cierra orgullosa Cecilia.

El recelo por parte de algunos jugadores varones sigue estando intacto. Para varios el rugby jugado por mujeres no es tal, pero en los tiempos que corren, la formación de las jugadoras y de quienes están a cargo de los equipos echa por tierra esta premisa obsoleta y machista. Florencia nos cuenta que después de estar tanto tiempo en el club sigue escuchando esos comentarios. 

“Ustedes no tienen los mismos derechos. Nosotros tenemos derechos porque somos un plantel masculino y tenemos el derecho de usar la cancha de tal hora a tal hora y extra también. Hay que respetar los planteles masculinos porque son super respetables pero el femenino que no me molesta. Hay que respetarlos por igual” cierra la entrenadora asistente. 

Familias de deportistas de ambos lados. Pilar fundamental para cuando se transforma en un estilo de vida. Sus hijos uno juega al rugby, el más grande y el más chico quiso jugar al jockey, siendo un poco otra manera de romper estereotipos en un club con tanta tradición de de los hombres con la guinda y las mujeres con el palo. 

Con la plena convicción de que lo que estaban formando lo iban a consolidar, lo pudieron hacer ya que complementaron muy bien la insistencia  y perseverancia de Matias y la parte pensante a la hora de llevar adelante este proyectos de Florencia. Sin darle margen a la duda.

Hoy están trabajando con el rugby infantil, con reglamentos que dicen que hasta los 13 años debe ser mixto siendo esto una situación de total desconocimiento para muchos en el ambiente. Esto se puede cambiar poniendo a mujeres, que hay con mucha capacidad, a entrenar una categoría formativa. 

“Estoy convencida que si no fuese por la visibilización de la mujer en todos los ámbitos y espacios sociales, hubiese sido todo más difícil. El rugby fememnino se practica hace años, que no se le haya dado el lugar es otra cosa”, sentencia la Secretaria de la Comisión de Rugby Femenino de la Unión Cordobesa de Rugby.

Para cerrar Florencia nos cuenta que en un futuro no muy lejano desde la UAR van a pedir que todos los clubes que tengan un equipo masculino que practica dicho deporte tenga su equipo femenino. “Ojala les den el lugar a gente capacitada con ganas de seguir fomentando el deporte fememnino. El cupo fememnino no está muy lejano en implementarse ya sea porque alguien cree que es necesario o porque los obliguen, se va a terminar implementando en muchos lugares institucionales”. 

El año pasado junto a Melina Altamirano, que impulsa el rugby femenino en Coronel Moldes, al sur de Córdoba, y Florencia Olmos, se presentaron juntas antes la Unión Cordobesa de Rugby la necesidad de tener autonomía como rugby fememnino y se conformó por pedido de los clubes la primera comisión de rugby femenino  de la UCR. 

La conquista de derechos y espacios es cada vez más frecuente, las redes entre mujeres y feminismos marcan el camino para las nuevas generaciones.

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