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El ritual de la paternidad futbolera

Algunas masculinidades transmutan en el tiempo, al ritmo de las coyuntura de los vínculos. Otras, se resisten ¿Es posible pensar en nuevas paternidades en la hegemonía cultural del fútbol? Por Florencia Corradini Ser una estrella de fútbol, convertir un gol y festejarlo con una pelota debajo de la camiseta para anunciar la llegada de un/a […]

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Algunas masculinidades transmutan en el tiempo, al ritmo de las coyuntura de los vínculos. Otras, se resisten ¿Es posible pensar en nuevas paternidades en la hegemonía cultural del fútbol?

Por Florencia Corradini

Ser una estrella de fútbol, convertir un gol y festejarlo con una pelota debajo de la camiseta para anunciar la llegada de un/a hijo/a podría calificar como un ritual de iniciación de la paternidad. Pero cuidado. No cualquier ámbito. Hablamos de la paternidad en el fútbol, un contexto donde la masculinidad hegemónica se construye casi de manual..

Generalmente este "gol de la vida" que hay que festejar públicamente, tiene dedicatoria: una mujer, que también se encuentra en "la tribuna de la vida". Desde afuera y manteniendo la casa: ocupándose de los quehaceres, pero resguardada en la privacidad. Porque para lo externo se encuentra la fortaleza masculina, que debe ser entrenada en el vestuario, en la cancha y en el espejo. Llorar no es una opción, a excepción que sea "por el Diego". 

Bajo estos estereotipos se construyen formas dominantes de masculinidad y en consecuencia los valores a los que deben responder estos modelos de paternidad. Tal como plantea la antropóloga Mónica Opezzi en Página 12, “La masculinidad es una construcción social y cultural, que no se sostiene y reproduce sin esfuerzo para los varones,y que no tiene nada que ver con una supuesta esencia que define condiciones a priori para uno u otro sexo”. Su incidencia en un ámbito como el fútbol, donde se trata de un fenómeno que nos atraviesa íntegramente, no es menor: es uno de los modos donde se expresa el afecto, la pasión, hasta los vínculos.

Por su parte Bianca Laus, quien es es licenciada y profesora en ciencias de la comunicación de la UBA con estudios en sociología del deporte indica que estas lógicas a las que asistimos en los medios o en la mismas canchas, son un fiel reflejo de los estereotipos aún dominantes. Su visión ayuda a entender cómo operan estos mecanismos.

 ¿Por qué  un ámbito como el fútbol continúan siendo espacios donde se siguen reproduciendo lógicas de paternidades que responden a estereotipos "de lo masculino" dominante?

-Lo masculino dominante impregna en todos los espacios de la sociedad, y más aun en las paternidades. Si bien gracias a la cuarta ola feminista se estan cuestionando muchos haceres establecidos que eran impensados modificar, la cuestión de la paternidad (al lado de una pareja madre) está muy marcada por la lógica de lo masculino dominante.

Además, los ámbitos como el futbol o el mismo basket continuan siendo espejos del estereotipo de la masculinidad, dónde el hombre debe mostrase heterosexual, fuerte, poderoso, si es posible con una mujer al lado que sea la madre de sus hijos.

 ¿Qué rol tienen las mujeres en esta lógica?

-Las mujeres continúan ocupándose de los cuidados de la casa y la familia, como de lo asistencial hacia ellas. En ese sentido, también cuidan de sus padres. Aunque la lucha feminista esté avanzando en la conquista de más y nuevos derechos, la lógica del trabajo pone un freno, un techo de cristal a estas conquistas.

Por más empoderada que estén las mujeres, a la hora de ser madres (al lado de una pareja hombre), tienen la carga de (casi) todo el cuidado y asistencia del hijo, y de la casa. Y no solo por las necesidades biológicas del mismo, sino en los tiempos de atención y permanencia.

¿Pensás que es posible pensar en nuevas paternidades en un ámbito cultural tan hegemónico como el fútbol? 

- Creo que la lucha que llevan adelante las mujeres en el fútbol, y otros espacios deportivos, ayuda, no sólo a visibilizar a las mujeres y otras identidades en el deporte, sino que suma a que los hombre se cuestionen su posición de privilegio y repiense sus prácticas.

En ese sentido, creo que es posible pensar en cuidados de los hijes más compartidos entre los mapadres, dónde la madre deportista, o trabajadora del deporte no tenga que verse obligada a dejar sus funciones al ser madre, sino que estos espacios generen la contención y disposición para su continuidad. De esta manera, los pares también tendrían su "licencia", asegurando su permanencia en el deporte.

Cristian Dominguez

Redactor y co-productor de contenidos para el sitio web y las demás plataformas de El Resaltador.
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