Actualidad

El chico siempre triste - Cultura disidente

¿Qué lugar puede tener en la escena cultural un chico de barrio pobre que le escribe odas a la pija y a todos esos wachos tristes que se buscan y se cogen fuera del escenario montado por el arcoiris mainstream? Para cualquiera que hable desde lo más hondo de sus vísceras, generalmente no le queda […]

🕒  5 minutos de lectura

 | 

¿Qué lugar puede tener en la escena cultural un chico de barrio pobre que le escribe odas a la pija y a todos esos wachos tristes que se buscan y se cogen fuera del escenario montado por el arcoiris mainstream? Para cualquiera que hable desde lo más hondo de sus vísceras, generalmente no le queda más remedio que hacerlo desde los márgenes.

Foto tomada del blog "pijabirrafaso".

Por Cristian Montú

Para que la revuelta de Stonewall (New York, Estados Unidos) sucediera, Marsha P. Johnson tuvo que lanzar una piedra contra las fuerzas policiales ante el atropello y el abuso para que cada 28 de junio la tolerancia y el respeto hacia la comunidad LGBT+ sea uno de los principales lemas del pride month

Y tuvo que lanzar una, dos, tres y muchas piedras más Ioshua, para hacerse un lugar en la literatura. Las piedras que tiró a ajenos y propios tomaron diversas formas: poemas, relatos, cómics, manifiestos, documentales, ilustraciones, sets de música y más, mucho más.

¿Qué lugar puede tener en la escena cultural un chico de barrio pobre que le escribe odas a la pija y a todos esos wachos tristes que se buscan y se cogen fuera del escenario montado por el arcoiris mainstream? Para cualquiera que hable desde lo más hondo de sus vísceras, generalmente no le queda más remedio que hacerlo desde los márgenes.

Josué Marcos Belmonte, nació en Haedo en 1977 y se crió en el Barrio Libertad de Merlo. La infancia de Ioshua estuvo signada por la violencia, su padre se encargaba de golpearlo (tanto así que en cierta ocasión le reventó la columna y en otra no menos dolorosa, le rompió la glotis mientras trataba de estrangularlo). El padre hizo lo propio también con la madre y un buen día, finalmente, se fue para siempre. Tiempo después murió su madre y se quedó solo hasta su muerte en junio de 2015.

Guachos

la tristeza

me hizo nido

hueso adentro

A Ioshua se llega de diversas maneras, sus obras reunidas en el volumen publicado  y reeditado en varias ocasiones por Nulú Bonsai es uno de los caminos.

Los poemas hablan por y para los pibes de la calle, para todos y cada uno de esos pibes rotos por la vida y el sistema, que trata de domesticarlos a cualquier precio; para los que se niegan a ser absorbidos solamente queda una opción: la muerte.

Foto tomada del Blog cumbiagei

La violencia y el acoso policial, la miseria estructural que atrapa para nunca largar a sus víctimas, la vida en el conurbano, la droga y las cervezas, la danza simbólica con el machito de la esquina del barrio y la posibilidad de recibir una paliza o un beso.

Hoy la policía mató a un pibe lindo que conocí.
Un pibe que parecía bueno y sonreía como el sol.

Hay también en la poesía de Ioshua una búsqueda de ternura casi tan desesperada y latente como la tristeza que traspasa el papel y embarga incluso a los lectores. Adentrarse en las páginas de sus obras reunidas es un viaje hacia la tristeza interior, hacia aquello que, aún en los tiempos de “tolerancia” que corren, muchos no nos atreveríamos a decir en voz alta.

Voy a quedarme callado
para que me escuches mejor.

Los guachos que cobran vida en los versos de Ioshua buscan... Algunos buscan rescatarse de los vicios, otros buscan pija en los rincones más lúgubres del barrio; algunos otros buscan aferrarse a algo, lo que sea, para sobrevivir un día más sin que la tristeza (y el sistema) les gane la batalla.

El chico siempre triste hoy se va, 
ya no aguanta más 
Sólo tiene su cuerpo como camino 
Sólo tiene su pena como destino
Sólo tiene su corazón como equipaje.

No son pocas las veces en que la batalla está perdida incluso antes de comenzar.

Griten putos, griten

Ioshua milita y reclama, no se conforma con las migas que el sistema capitalista les da a las disidencias queer. No, no alcanza con derechos (aunque los reconoce como avances), es necesario luchar hasta el fin de las fuerzas por una vida digna, para todas y todos más allá de identidades sexuales.

En los manifiestos que forman parte de las obras acabadas, él mismo proclama:

Yo no quiero ser invisible pero tampoco me alcanza el permiso del orgullo mercantilista. No me quiero poder casar como un heterosexual (...) Yo quiero que los homosexuales, realmente todos y todas, tengan alguna posibilidad de vivir dignamente…

Ser homosexual es el motor de lucha para incomodar al orden establecido por el sistema, ir más allá de lo establecido para vivir acorde a la identidad (a pesar de la negativa de la sociedad porque así sea), reclarmar y apropiarse de todos los derechos faltantes y necesarios para alcanzar la dignidad plena aunque muchas veces signifique convertirse en paria dentro de la propia comunidad.

Foto: Radio Atómika

Ioshua vive ahora en todos sus libros que circulan por librerías de todo el país en donde su poesía y su militancia siguen abriéndose paso entre lectores y lectoras disidentes. Ioshua también sigue viviendo en sus blogs y en cada guacho que pasó por su vida...

Guacho, 
haceme un lugar en tu bulto y condename a esa 
tibia cárcel de algodón.

Cristian Dominguez

Redactor y co-productor de contenidos para el sitio web y las demás plataformas de El Resaltador.
Ver más notas
Enterate acá
Enterate acá
Enterate acá

Más de lo último