Balotaje en Chile: la ultraderecha y la izquierda se disputan la Presidencia
Los ganadores de la primera vuelta en las elecciones presidenciales tendrán ahora el desafío de seducir en pocas semanas al resto de los votantes. El derechista José Antonio Kast y el candidato de la izquierda, Gabriel Boric, fueron los más votados en las elecciones presidenciales e irán a un balotaje en Chile el 19 de […]
Por Cristian Dominguez | 11/24/2021
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Los ganadores de la primera vuelta en las elecciones presidenciales tendrán ahora el desafío de seducir en pocas semanas al resto de los votantes.
El derechista José Antonio Kast y el candidato de la izquierda, Gabriel Boric, fueron los más votados en las elecciones presidenciales e irán a un balotaje en Chile el 19 de diciembre. El escenario supone una instancia polarizada e incierta, en el que por primera vez no estarán los dos partidos tradicionales de centro-izquierda y centro-derecha.
"La única candidatura que va a recuperar la paz, que es la alternativa para enfrentar a los delincuentes y el narcotráfico y que pondrá fin al terrorismo es la nuestra", dijo Kast durante la celebración de su paso al balotaje con el 27,9% de los sufragios.
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"Se nos ha encomendado la disputa por la democracia, la justicia, la inclusión, el respeto, por la dignidad de todos y todas", declaró, por su parte, el candidato Boric tras conocerse el resultado de los comicios donde consiguió un 25,8% de los votos.
Mientras que el pinochetista Kast ha prometido cavar una zanja en la frontera para detener a los migrantes, oponerse al aborto y recortar impuestos, su rival Boric encarna los reclamos del estallido social de fines de 2019. El izquierdista propone aumentar el rol del Estado en la economía, poner fin al sistema privado de pensiones y ampliar los derechos sociales de la población.
Los ganadores de la primera vuelta tendrán ahora el desafío de seducir en pocas semanas al resto de los votantes. Una situación que se torna histórica para la política de la región por el antagonismo de ambos candidatos.
Algo es claro: quien llegue al palacio de La Moneda tendrá que gobernar un país profundamente fracturado y con una Asamblea Constituyente que trabaja en la redacción de una propuesta de nueva Constitución que deberá ser refrendada en una votación popular el próximo año.
