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Argentina: tierra de Lohanas, Georginas y otras

Son las mujeres y las trans las que le ponen rostro y cuerpo a muchas de las discusiones sociales y culturales de nuestro país. Muchas feministas se encuentran debatiendo la prostitución como práctica real y poniéndole palabras a lo que por mucho tiempo se mantuvo a escondidas. Abolicionismo y regulacionismo son dos de las posturas […]

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Son las mujeres y las trans las que le ponen rostro y cuerpo a muchas de las discusiones sociales y culturales de nuestro país. Muchas feministas se encuentran debatiendo la prostitución como práctica real y poniéndole palabras a lo que por mucho tiempo se mantuvo a escondidas. Abolicionismo y regulacionismo son dos de las posturas posibles pero en el medio existen millones de grises. 

El mundo que soñó Lohana 
Lohana Berkins fue una activista trans fundadora de ALITT, la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual e impulsora de la Ley de identidad de género de nuestro país. Lohana llegó a Buenos Aires con 13 años desde Salta y allí comenzó a ejercer la prostitución. Su experiencias la llevarían luego a fundar la Escuela y Cooperativa Textil “Nadia Echazú”, que capacita y da trabajo a travestis y trans  para que puedan salir de la prostitución

Berkins era abolicionista ya que para ella la prostitución nunca podía ser una “negociación libre entre prostituta y cliente”, porque “partía de una asimetría de poder espantosa”. Para la activista entregarle al Estado el control de los cuerpos sería un retroceso ya que significaría que el Estado volviera a tener una mirada higienista sobre los cuerpos femeninos. 

En diálogo con la Revista Furias Lohana comentó: “No voy a defender la prostitución como autonomía. Si nos quieren correr por izquierda con la libertad de los cuerpos, si alguien pagó caro, somos nosotras en travestir un cuerpo en situaciones ilegales, en condiciones de marginalidad. No es ninguna libertad. La prostitución nos dejó pérdida de la autoestima, la anulación como personas".

Podríamos citar muchas fuentes para ilustrar lo que plantea Lohana. Por ejemplo, la Primera Encuesta sobre Población Trans del 2012 ya arrojaba datos al respecto. El 20% de la población trans declaró no realizar ninguna actividad remunerada. El 80% restante expresó dedicarse a actividades vinculadas a la prostitución y de precaria estabilidad. Siete de cada diez encuestadas afirmaron estar buscando otra fuente de ingresos.

“Decir que dentro de la prostitución existe una red delictiva no es decir que esas mujeres son cómplices de una red delictiva. Acá no se critica lo que cada mujer haga en el foro íntimo acá lo que se critica es lo que sucede al momento de reglamentar la prostitución como un trabajo desde la visión del estado...Cuando vemos las estadísticas vemos que el 90% de quienes son explotados sexualmente son niñas y mujeres” señaló Florencia Freijo politóloga y activista feminista para una entrevista a La Nación.

 “Abolicionismo no es prohibicionismo nosotras no le estamos diciendo a las mujeres que no pueden ejercer la prostitución estamos diciendo que no está bien que el estado avale que los hombres paguen por sexo porque en un sistema patriarcal los hombres sienten poder al pagar por eso. El estado cuando legaliza una política pública genera cultura” cerró la activista.

Continuando con la mirada de Lohana Berkins podemos retomarla cuando comenta que teniendo en cuenta que la prostitución es un trabajo que muchas veces ejercen compañeras que no saben leer ni escribir entonces se abre la puerta a explotaciones perversas.

“¿Cómo se separaría lo que produce en sí la prostitución? La prostitución es una cuestión siniestra y si vamos a discutir con las compañeras sinceremos la agenda, debatamos las nefastas consecuencias que provoca en las personas que nos hemos visto sometidas a esta situación. Me parece una cuestión fundamental. Cuando rápidamente salen a sostener que la prostitución no es trata, ¿para qué se las trata a las mujeres? Para la prostitución.” comenta Lohana en diálogo con Página 12.

Entre las defensoras del abolicionismo se encuentra Graciela Collantes, quien fue una de las fundadoras de AMMAR y actualmente preside AMADH (Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos). La activista cuenta en varias entrevistas como en un principio ella se consideró “trabajadora sexual” pero con el pasar de los años comenzó a cuestionarse su situación. 

Graciela se considera una sobreviviente del sistema proxeneta Argentino. “La lucha nuestra se centra en desnaturalizar un sistema, que estaba preparado de captaciones, de vulnerabilidades, de poderes para captar, no es tan sólo cuando se pone una pistola en la cabeza y se secuestra o te obligan a prostituirse, también la miseria, la falta de laburo, la falta de oportunidades, también es una forma de captación para el sistema prostituyente”.

Collantes comenta que hace años se alejó del debate. “Nosotras estamos contra un sistema, yo no voy a cuestionar cómo se llama o como se autodefina la compañera... ahora, nosotras como organización lo que planteamos es la complejidad y la profundidad de esta problemática social, que no es tan liviana. Nosotras no podemos estar con gente que dice que el trabajo sexual es maravilloso, que en la prostitución los clientes son todos buenos, cuando en realidad sabemos que es un sistema que está dominado por varones”, afirma la presidenta de AMADH a Página 12.

En Argentina la ley de profilaxis 12.331 fue sancionada el 17 de diciembre de 1936. La normativa proponía cerrar todos los prostíbulos y burdeles. Además de intentar evitar el avance de la sífilis intentaba combatir el proxenetismo y la corrupción policial y judicial al respecto. Sin embargo nuestro país no condena la práctica de la prostitución sino su explotación. Generalmente en la práctica se deja a las trabajadoras sexuales a la suerte de la arbitrariedad policial. 

El mundo que sueña Georgina

Georgina Orellano es Secretaria General Nacional de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) la agrupación que representa a las trabajadoras sexuales en nuestro país. Orellano defiende el derecho a decidir sobre los cuerpos y señala a la violencia policial contra las putas como violencia de género

En 2016 los legisladores porteños Gustavo Vera (Bien Común), Carmen Polledo (Vicepresidenta primero PRO) y Omar Abboud (PRO) presentaron un proyecto de la llamada “Ley Vera” que proponía dar fin a las habilitaciones que encubren los prostíbulos en la Ciudad de Buenos Aires. La iniciativa fue aprobada con 41 votos a favor . “La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) le vendía las credenciales de afiliación a los proxenetas” afirmó el legislador Vera para defender la normativa. 

“Nos empujan a las verdaderas mafias” se titula el comunicado de prensa difundido por AMMAR luego de la aprobación de esta ley. El mismo plantea que las políticas prohibicionistas empujan a las trabajadoras a condiciones más precarias donde se encuentran expuestas a violencia institucional constante. 

En el comunicado las integrantes de AMMAR a través de la firma de Orellano expresan que tienen que pagar coimas a policías y autoridades para poder ejercer. “Cada vez se aprueban y/o proponen más leyes para empujarnos a contextos más clandestinos sin tener en cuenta nuestras voces ni respetar nuestros derechos. La trata no se combate persiguiendo y precarizando a las personas que ejercemos el Trabajo Sexual por decisión propia, se combate reconociendo los derechos de quienes nos dedicamos a la actividad por elección y concentrando el accionar estatal en el rescate de quienes verdaderamente están forzadas o forzados".

Con respecto a lo señalado por Georgina parece importante recordar la figura de Sandra Cabrera trabajadora sexual asesinada de un disparo en la nuca en 2007. El femicidio no tuvo condena ya que la Justicia sobreseyó Diego Víctor Parvluczyk, único imputado e integrante de la División de Drogas de la Policía Federal de Rosario.

“No considero haber sido víctima de trata por haberme parado en una esquina. Y decidía cuándo quería ir, cuando no quería ir”, afirma Eugenia Aravena, secretaria general de Ammar Córdoba a Página 12. 

“Querer decir que las trabajadoras sexuales somos todas pobres, ignorantes, alienadas, que no podemos, no elegimos, es desconocer todo el trabajo sexual que existe en Argentina, vip, de páginas, de modelos, ¿Qué diríamos, que no eligen? ¿Por qué están ahí? Parece que nadie elige. Las únicas que eligen son las abolicionistas. Eligen hablar en nuestro nombre. Para mí, es muy fuerte que las personas hablen en tu nombre, y ni siquiera te hayan escuchado nunca” concluye Aravena.

“Las que se oponen a qué las trabajadoras sexuales accedamos a derechos laborales apelan a los mismos argumentos de los pro abortos clandestinos. La hipocresía de cierto sector feminista que apoya la despenalización del aborto y no quiere que la iglesia se meta en nuestras camas. Ese puritarismo si se puede ver. No las veo tan preocupadas x la trata textil o la trata rural xq la concha tan sacralizada está”. afirma Georgina Orellano a través de su cuenta de twitter. 

Lo que soñamos todas. 

Como reflexión final a este compilado de puntos de vista y experiencias personales podríamos decir que todas soñamos y anhelamos lo mismo; la libertad. Ahora lo complicado de la cuestión es que todas nos pongamos de acuerdo con la definición de un concepto tan personal y abstracto. De cualquier forma existen millones de grises será cuestión de tiempo hasta arribar a nuevas conclusiones juntas. 

Por Sofía Oliber

 

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