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Amiga traidora

La traición, la manipulación y la mentira suelen estar a la orden del día. Y es esta forma de vincularse, tan presente en la literatura, la música y el cine, la que me interesa vislumbrar a través del cerrojo. En este mes se celebra el Día del Amigo en nuestro país. La fecha conmemora los […]

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La traición, la manipulación y la mentira suelen estar a la orden del día. Y es esta forma de vincularse, tan presente en la literatura, la música y el cine, la que me interesa vislumbrar a través del cerrojo.

Yiya Murano.

En este mes se celebra el Día del Amigo en nuestro país. La fecha conmemora los lazos que unen a amigos y amigas, esa familia elegida. En Argentina fue Enrique Ernesto Febbraro quien se encargó de enviar alrededor de mil postales a distintas partes del mundo el mismo día que el hombre puso un pie por primera vez en la luna. Sería el gobierno militar de la Provincia de Buenos Aires el que lo establecería, mediante un decreto, en el calendario oficial.

Si los amigos son nuestra familia elegida es inevitable que los vínculos muchas veces estén viciados y afectados por comportamientos meramente humanos. La traición, la manipulación y la mentira suelen estar a la orden del día. Y es esta forma de vincularse, tan presente en la literatura, la música y el cine, la que me interesa vislumbrar a través del cerrojo.

Una de las teorías conspirativas más difundidas hace algunos años y que involucra a dos amigas, es aquella que asegura que Lady Gaga, aún siendo desconocida y mientras era una simple compositora de la cultura under de Nueva York, sacrificó a una de sus mejores amigas para quedarse con sus canciones, su estilo excéntrico y acceder a la fama.

Según internet, las pruebas del crimen estarían en varios videos musicales de Gaga y especialmente, en el inicio de una de sus canciones: I killed my former and / Left her in the trunk on Highway 10 / Put the knife under the hood / If you find it, send it straight to Hollywood.*

*(Asesiné a una vieja amiga / La dejé en la camioneta, en la calle número 10 / Puse el cuchillo bajo el capó / Y Si lo encuentras, mándalo directamente a Hollywood).

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Mujeres asesinas

Si hablamos de amigas que traicionan y asesinan con tal de lograr lo que desean, ya sea fama o dinero, entonces es imposible no mencionar a María de las Mercedes Bolla Aponte de Murano, más conocida como Yiya Murano.

“El arte de la simulación siempre se le dio bien (...) lograba que los demás creyeran en sus farsas y puestas en escena, aunque no hubiera otra evidencia para creerle que el propio poder de convencimiento de la mujer.” Así comienza el relato que atiende y analiza el caso de Yiya en el libro Mujeres Asesinas de la periodista Marisa Grinstein.

El caso de Yiya Murano es harto conocido: durante algún tiempo desliza comentarios entre sus amigas cercanas (todas mujeres viudas y con dinero) asegurando que ella conocía formas de conseguir intereses altísimos por fuera del sistema tradicional. Tres amigas acceden a entregarle dinero y todas mueren antes de la fecha de cobro, pero no sería hasta el fallecimiento de la última de ellas que las familias y la policía comenzarían a sospechar e investigar a Yiya.

María de las Mercedes Bolla Aponte de Murano.

El resultado de las autopsias fue contundente y confirmó las sospechas, las tres mujeres habían sido envenenadas con cianuro después de comer masas finas casualmente regaladas por Yiya. 

Después de varias detenciones y pasar un total de dieciséis años presa, Yiya Murano salió en libertad condicional el 20 de noviembre de 1995. A partir de ese momento comenzó a aparecer con asiduidad en programas de televisión y entrevistas en todo tipo de medios siempre negando ser culpable de la muerte de sus amigas: “Dios me salvó porque yo no era la culpable”.

Casi sin ninguna repercusión mediática, el 26 de abril de 2014 Yiya Murano falleció mientras estaba internada en un geriátrico y al parecer se llevó con ella a la tumba el secreto que aseguraba poseer y revelar sobre el caso si le pagaban las sumas de dinero que solía pedir aunque terminara por no revelar nada.

Seres queridos

Quiso mi mala memoria que no pueda comentarles hoy sobre un libro de cuentos de Alice Munro, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2013, ya que no recuerdo el argumento de ninguna de las historias y donde la única frase subrayada profetiza: “La gente hace cambios trascendentales, pero no los cambios que se imagina.”

Sin embargo creo que la frase se relaciona a la perfección con los cuentos reunidos en Seres queridos (Editorial Anagrama, 2017) de Vera Giaconi. Los lazos de familia y de amistad son puestos a prueba en cada cuento y en varias ocasiones terminan por romperse.

“Reunión” es uno de los relatos donde la amistad de la protagonista y Clara, su mejor y única amiga de la escuela secundaria, va mutando de acuerdo pasan los años y cada una va enfrentando los golpes de la vida. Después de la convivencia, Clara se marcha del país junto a Javier. El trabajo de él los lleva por distintas ciudades del mundo y en cada oportunidad Clara intenta ser madre, pero los bebés mueren días antes de nacer.

El principal papel que parece desempeñar la protagonista es acudir cada vez que su amiga pierde un bebé y reanimarla. A medida que se suceden los abortos espontáneos, Clara se adentra en el estudio de la magia mientras busca respuestas: “También estaba la magia. Clara estaba cada vez más involucrada con una serie de ritos y esquemas mágicos con los que explicaba cada cosa que les pasaba y que usaba para justificar todas las decisiones importantes de sus vidas.”

Clara y Javier se trasladan a Bangkok, el contacto diario se va perdiendo y solamente llegan noticias espaciadas.: Clara está embarazada por octava vez, Clara y Javier van a volver a Buenos Aires… Intrigada y siguiendo al pie de la letra instrucciones precisas, la protagonista decide visitar a sus amigos y al verlos es cuando siente que “...algo fundamental había dejado de existir entre nosotros.”

De bueyes perdidos

Varios años atrás, en la época de la escuela secundaria, cuando todavía nos dedicábamos largos mensajes de texto con mis amigas cada 20 de julio, recuerdo que a una de ellas solían cantarle por lo bajo “...amiga traidora, tú no ríes, tú no lloras…” porque se había “chapado” a uno que salía con otra de las chicas.

El acto de traición, si es que así se le puede llamar, que había cometido esta amiga quedó olvidado y entonces la vida siguió pero no faltaron las peleas, las reconciliaciones, los alejamientos definitivos y los escándalos que confirmarían aquella frase donde se asevera que la lealtad y la traición son caras de una misma moneda, y de la suerte depende cuál te toque.

Emilia Urouro

Encargada de la redacción de las notas y de generar contenido para las diferentes plataformas del Resaltador. Feminista, popular y nacional.
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