Resaltadas

¿Alguna vez detuviste tu observación sobre lo qué visten quiénes gobiernan?

En esta columna, voy a dedicarle un análisis al estilo de los principales protagonistas de la semana: Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández, Martín Guzmán y Silvina Batakis.  Durante la última semana, la situación nacional se tornó vertiginosa. Entre discurso y discurso, declaraciones de Cristina Fernández de Kirchner de un lado y respuestas de Alberto […]

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En esta columna, voy a dedicarle un análisis al estilo de los principales protagonistas de la semana: Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández, Martín Guzmán y Silvina Batakis. 

Alberto Fernández y Silvina Batakis, el día que la funcionaria asumió como ministra de Economía

Durante la última semana, la situación nacional se tornó vertiginosa. Entre discurso y discurso, declaraciones de Cristina Fernández de Kirchner de un lado y respuestas de Alberto Fernández por otro; terminaron con la renuncia del Ministro de Economía, Martin Guzmán. 

Cada vez que habla la Vicepresidenta, el país espera sus declaraciones, sus discursos oscilan entre una hora y dos horas. Tira declaraciones fuertes y periodistas, analistas políticos referentes propios y de la oposición toman nota y analizan. Sus discursos son preparados con días de anticipación, cada palabra, cita y mención es analizada hasta el dedillo. Aunque, también es cierto que se permite sus improvisaciones. Ahora bien, ¿es el atuendo que va a llevar algo que también se deba preparar? La respuesta es sí. Quizás algún desprevenido pensará que se puso lo primero que encontró en su armario, la respuesta es no. 

Cada detalle de un discurso político es cuidadosamente estudiado y ensayado. Así como se escogen las palabras, también se lo hace con la ropa, accesorios, peinado y maquillaje. Claro, en las mujeres pareciera más evidente, pero queridos lectores en los hombres también sucede. 

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De la ficción a la realidad

Lo que diré a continuación puede resultar un spoiler para quiénes no vieron la serie Borgen. Durante el primer capítulo de la primera temporada; la protagonista Brigitte Nyborg, candidata por su partido a Primera Ministra por Dinamarca, debe elegir qué ponerse para un debate televisado. Obviamente su asesor político le recomienda un atuendo sobrio y de acuerdo a las ideas moderadas que ella dirá durante su ponencia. Pero, y aquí sucede la magia, a ella esa ropa no le entra porque ha subido de peso y decide utilizar un vestido no habitual para su imagen pública. Durante el debate ella utiliza esta situación y sorprende a todos con un discurso “natural e improvisado”, que conquista a periodistas y audiencia. Posteriormente gana las elecciones, se posiciona como principal referente y bueno vean la serie para saber qué sucede. 

Esta relación entre la vestimenta y los cambios de imagen en un representante político no son azarosos, como vemos en la serie. Es quizás, uno de los detalles más cuidados para que todo lo que suceda mientras escuchamos un discurso sea convincente y nos interpele. 

Cristina Fernández de Kirchner

Durante su larga carrera política, su imagen personal y de figura política fue mutando. Es de esperar que siendo Senadora mantenga un perfil y haya cambiado en la medida en que se convirtiera en Primera Dama, Presidenta y Vicepresidenta. El foco en este caso, debemos ubicarlo sobre los cambios que realizó para también construir un relato, un imaginario sobre su persona. Y que acompañaron las decisiones que tomo y en qué coyuntura las hizo. 

CFK en el acto en Ensenada por el aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón

Mi primer recuerdo claro sobre uno de sus discursos, pero qué seguramente es el de varios, fue cuando anunció que iría por la reelección de la presidencia luego de la muerte de Néstor Kirchner. Una mujer que acababa de perder a su principal compañero de vida y militancia, se paraba frente a una audiencia que esperaba que hablara. Las elecciones se aproximaban y tanto propios como ajenos esperaban sus declaraciones. La puesta nacional era dramática y su discurso también lo fue. Es de esperar que un mensaje en ese contexto este acompañado de mucha emoción, pero al mismo tiempo de fragilidad. Su atuendo acompañó ese momento y más, se volvió un momento icónico para la sociedad argentina.

Desde allí en adelante, la vestimenta de Cristina nos ha dejado mensajes subliminales cada vez que tomó la palabra y paralizó un país. Este estilo la acompañó hasta que sucedió un cambio de régimen, el período Cambiemos. Este frente político también descontracturó las formas de pensar el estilo en las figuras políticas y marcaron una nueva imagen para las dirigencias políticas. Cristina tomó nota y vira su estilo para volver a la escena política.

Desde ese momento a la actualidad oscila entre elecciones de vestuario qué sorprenden. En su última presentación en la que homenajearon a Perón, eligió llevar un overol muy femenino, en color rosa, ruana a tono y una gran cadena rosario que contrastaba. Pero si nos detenemos a pensarlo, en esas prendas simplifica un mensaje. El overol en referencia a los trabajadores, la ruana prenda criolla y de identificación nacional y el rosario con la religión católica presente. En su discurso todos estos elementos estuvieron presentes, con definiciones claras del proyecto de país que ensaya y defiende.   

Martin Guzmán

Es el ex ministro de economía y se podría decir némesis de Cristina durante estos últimos meses. Me atrevo a pensar que Guzmán estaba de zapatillas y conjunto deportivo mientras tuiteaba su renuncia y miraba el discurso de la vicepresidenta. Dónde sí lo pudimos ver públicamente, fue en la reunión con Silvina Batakis, su predecesora, que para la ocasión eligió no llevar corbata.

Guzmán siempre se mantuvo en perfecta corrección estilística durante todo su mandato, pero para está última entrada eligió “liberarse” y permitirse llegar a una reunión de la que todos los medios estaban pendientes, con una postura relajadísima y que reflejó en su atuendo. 

Alberto Fernández

Si bien es una figura con extensa trayectoria política, su notoriedad se elevó exponencialmente cuando CFK lo designó como su acompañante de fórmula y posteriormente, electo como Presidente. En general los hombres en la política no alternan mucho en las tipologías de vestir, solemos verlos de traje y corbata, pero no todos llevan el mismo estilo de traje ni de corbata.

Inconscientemente las personas asociamos prendas con cargos y representaciones, producto de ciertas normas aprendidas y establecidas como un código en nuestra sociedad occidental. El presidente representa a la perfección la figura del presidente, si cerramos los ojos y nos piden que imaginemos a uno, cualquiera, seguramente estará vestido como el nuestro. Esto es un logro de su equipo de asesoramiento y comunicación. Aunque, digamos todo, esto no significa que vayamos a creer todo lo que nos dice o que apoyemos sus planes políticos.  

Silvina Batakis

La actual Ministra de Economía, ya ejerció en el mismo cargo, pero por la provincia de Buenos Aires y durante sus periodos como funcionaria, incluido el reciente, se ha mostrado en la escena pública, con una marca referencial hacia su estilo: lentes de marcos grandes y coloridos, y accesorios en la misma tónica. Si bien fueron un poco disruptivas las prendas que eligió para la jura, y que por ello se ganó varios memes en redes.

Se nota que hubo una elección deliberada en que la paleta de colores que usó ese día vayan a tono con la del Presidente, aventurándome a pensar que con ello quisieron mostrar una suerte de acuerdo y conformidad entre ambos, pero al mismo tiempo permitiéndole a la ministra que utilice prendas por fuera del protocolo como un suéter con flores bordadas, quizás en un intento también de que se muestre cierta personalidad independiente. 

Batakis juró como ministra de Economía

La forma en la que vestimos es parte de la cultura y refleja a cada actor de esta sociedad. Es necesario permitirnos estos recreos, para alivianarnos y reflexionar sobre lo que estamos viviendo. Pero sin dejar de pensar críticamente lo que sucedió durante la última semana y frente a esto debemos mantenernos alertas.  

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