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Alentar con la camiseta: edición tres estrellas

Publicado por:El Resaltador

El Seleccionado de Fútbol ganó el Mundial. Nos convertimos en campeones y campeonas del mundo. La felicidad sigue y en esta columna voy a hablar de la camiseta argentina y las tres estrellas. 

Por Sol Cortez

A las horas de que se de el triunfo de Argentina sobre Francia, la marca Adidas confirmó que ponían en marcha la producción de la Camiseta Campeona. La casaca ganadora luce, (además del escudo AFA y la insignia de la marca) un escudo dorado de FIFA y la tan ansiada tercera estrella. 

En redes explotó la polémica después de que se mostrara un video en el que una máquina bordadora agregaba una estrella a las dos anteriores. Pero no sobre la misma línea, sino por encima. El revuelo se sucede porque históricamente las estrellas en las camisetas se bordan siempre en una misma línea. 

Ante esta situación, Adidas salió a aclarar que lo hacen con el objetivo de no desperdiciar las camisetas ya producidas. Desde hace tiempo la marca viene realizando acciones en favor del ambiente y la reutilización de plásticos y descartes de su producción y también del desecho que se encuentra en los océanos. 

En el sector de la indumentaria y la moda, son pocas las marcas que se juegan a producir minimizando la huella de carbono. A decir verdad, se cuentan con los dedos de una mano. Entonces, que adidas realice estás acciones, siendo la única dentro del rubro deporte, es de vanguardia. 

Ahora bien, frente a está polémica sobre las tres estrellas, nos encontramos con las siguientes interrogantes: ¿Qué pasaba si Argentina no salía campeón? ¿Las camisetas sobrantes iban a ser desechadas?

Es sabido que los talleres producen mucho más de lo que se termina consumiendo efectivamente y que el desecho circula cotidianamente en todo el mundo. Nos impacta ver las fotos del desierto de Atacama como basurero textil del planeta: Pero si miramos atentamente podemos detectar en las calles de nuestra ciudad, desecho textil en cantidades. 

Vestir la ropa de la Selección, un privilegio

Durante estos días de festejos y amor eterno a la Scaloneta, se publicaron cientos de videos sobre declaraciones de jugadores y cuerpo técnico que nos llenaron el corazón y despertaron admiración a nivel mundial. 

Dentro de los más épicos se encuentra la arenga de Lio Messi y su: “todavía no pudo hacerle upa” (por el nacimiento de la hija del arquero, Dibu Martinez, durante la Copa América). O la emoción del Dibu, cuando destacaba que querían ganar para darle alegría a un pueblo que la viene pasando mal por la crisis económica. 

Pero hay uno de estos videos, que no tuvo tantas repercusiones, y que a mi particularmente me interpelo; y es el de Pablo Aymar, que además de ser una gloria futbolística, se caracteriza por opinar con muy buen tino sobre la realidad de la sociedad argentina. 

El video tiene ya sus años, en ese momento el ex jugador se encontraba respondiendo una entrevista cuando era parte de las inferiores del Seleccionado argentino. El periodista le pregunta porque el cuerpo técnico siempre luce la ropa de entrenamiento, no sólo en las prácticas sino también en los partidos. Y Aymar responde: “porque es un privilegio poder usar está ropa que a nosotros nos la regalan. Mientras que hay familias que las pagan en 24 cuotas para poder tenerlas”. Eso dijo y nos conquistó para siempre.

Es insólito que en un país donde la marca sponsor de la Selección produce indumentaria, tengamos que pagar precios irrisorios por industria nacional y que se produce con materiales reciclados. Desde hace tiempo, la situación económica empeora más y más y lo primero que se resiente es el consumo de lo básico: comida y ropa. 

Quizás por esto es que el consumo de ropa de imitación se exponenció. Sobre la cantidad de venta que tuvo el sector no hay datos, porque funciona en la informalidad. Lo que sí se puede es trazar una comparativa en relación a la venta de la ropa original. Se estima que se vendieron 1.850.000 camisetas oficiales antes del triunfo mundialista. Es probable que la venta del merchandising no oficial haya triplicado o cuadriplicado su venta. 

Este sector carece de regulación y no permite estimar cómo funcionó durante este último mes. Lo cual impide saber en qué condiciones se produjeron estas prendas, cuántos trabajadores estuvieron abocados a esta tarea y cuál es su remuneración. 

La felicidad por ser Campeones por tercera vez es inigualable. Es necesario que está felicidad no tenga condicionamientos, que todos y todas podamos acceder libremente a vestir la ropa del equipo que nos hizo tan felices pero con la tranquilidad de que esto no explota y somete a otras personas y nuestro planeta.

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