ARSAT-1 fue el primer satélite de telecomunicaciones fabricado por el Estado nacional argentino. Dialogamos con Ezequiel Mc Govern, delegado gremial de FOETRA, acerca de la crisis que atraviesa el sector como consecuencia del ajuste de Javier Milei.
Este 16 de octubre se cumple el décimo aniversario del lanzamiento del satélite ARSAT-1, enviado al espacio en 2014 con el cohete Ariane 5, a cargo de la empresa Arianespace, en la Guayana Francesa.
Fue el primer satélite de telecomunicaciones fabricado por el Estado argentino. Con él, nuestro país ingresó al selecto grupo de 8 naciones con capacidad de producción de este tipo. Fue fabricado por INVAP y ensayado en CEATSA.
ARSAT-1 brinda servicios de acceso a internet en lugares remotos, transmisión de datos para el sector público y privado, transporte de señales para canales de TV y Televisión Digital Abierta (TDA).
El satélite tiene presencia en la Argentina, las Islas Malvinas, las bases antárticas y en países limítrofes como Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
En diálogo con El Resaltador, Ezequiel Mc Govern -responsable de Innovación IT y delegado gremial de FOETRA-, expuso que la principal conquista en esta década de existencia del ARSAT-1 fue brindar conectividad a más de mil escuelas rurales, en la zona de Catamarca, precordillera, Jujuy, Salta y demás sitios inaccesibles para hacer tendidos de fibra.
Además, con el satélite comenzaron a ofrecer servicio de IoT satelital para industrias petroleras y mineras.
Desde que asumió Javier Milei como presidente, la soberanía tecnológica en las telecomunicaciones y el derecho básico a la comunicación y a la información para la población argentina están en riesgo. La empresa se encuentra en el listado de posibles privatizaciones que pretende ejecutar el Gobierno nacional.
El reclamo de los trabajadores
Los trabajadores del ARSAT reclaman que todavía no recibieron la recomposición salarial del último trimestre del año pasado. Por esta razón, los salarios perdieron más del 50% de poder adquisitivo y hay alrededor de 600 familias que están cobrando menos de la mitad del sueldo que les corresponde.
El gobierno de Milei desconoce en la empresa los acuerdos salariales del sector de las telecomunicaciones. En consecuencia, los trabajadores debieron judicializar la situación. Pero, tras cuatro audiencias, no recibieron respuestas y tuvieron que profundizar el plan de lucha y las medidas de fuerza.
ARSAT es una empresa superavitaria, que exporta servicios que generan ingresos en dólares. Además, cuenta con dinero para hacer frente a la actualización salarial correspondiente. La compañía no necesita ni recibe fondos del Tesoro Nacional, cuenta con flujo de caja propia.
Hoy, hace 10 años Argentina ponía un satélite en órbita espacial. El ARSAT-1 llevado a cabo con el trabajo de los compañeros telefónicos que integran ARSAT, consolidando la Soberanía Nacional de Argentina siendo uno de los 10 países que fabrica satélites de telecomunicaciones 🇦🇷 pic.twitter.com/QQeAYSBBdU
— Juventud Telefónica (@JuventudFoetra) October 16, 2024
A esto, se suma que en ARSAT no hay nuevos proyectos ni inversiones en sus diferentes unidades de negocios (Satelital, Fibra Óptica, Datacenter y Televisión Digital Abierta). En paralelo, la empresa mantiene abiertos retiros voluntarios, decisión que, ante el conflicto paritario y la falta de horizonte de la empresa, profundiza una constante pérdida del valioso capital humano.
Consultado sobre cómo impacta el ajuste y el desfinanciamiento del sector en el servicio brindado por ARSAT-1, Mc Govern aseguró que, si bien está firme el compromiso para otorgar prestaciones de calidad, la cantidad de trabajadores disminuyó.
«Hay áreas que quedan subóptimas de personal, porque se fueron más de 100 trabajadores. De 720 quedamos alrededor de 600, y esos puestos no se reemplazaron. Por lo tanto, las rotaciones empezaron a ser menos óptimas. No tenemos la cantidad de personas necesarias para la calidad de servicio que hay que dar».
La cancelación del Plan Satelital Argentino
La crisis a causa del ajuste ejecutado por la administración libertaria se agudiza día a día. No obstante, no es la primera circunstancia adversa que los trabajadores tuvieron que transitar en estos diez años.
Durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) se detuvo el Plan Satelital Argentino, que pretendía dar cumplimiento a la ley Nº 26.092, aprobada en 2006 por el Congreso Nacional durante el gobierno de Néstor Kirchner.
En ese entonces se creó la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima ARSAT, con la finalidad de realizar el diseño, el desarrollo, la construcción, el lanzamiento y/o la puesta en servicio de satélites geoestacionarios de telecomunicaciones para proteger las posiciones orbitales argentinas, así como la correspondiente explotación, uso, provisión de facilidades satelitales y/o comercialización de servicios satelitales y el reemplazo de los satélites hoy operativos.
«A esta altura tendríamos que tener ocho satélites en órbita ya. Cuando asumió, Rodrigo de Loredo -expresidente de la empresa durante el macrismo- paró el ARSAT-3, que iba a dedicarse a banda ancha, y recién se pudo retomar en 2020».
Tras la interrupción del proyecto, la empresa quedó con la obligación de enfrentar pagos de contratos pendientes en dólares y en euros.
Mc Govern agregó que, en su gestión, Macri liberó los cielos para que las empresas satelitales compitan sin restricciones en la Argentina: «Le regaló casi la mitad del mercado satelital a una empresa española», refirió.
Una Argentina con conectividad
Los trabajadores de ARSAT sostienen su compromiso con el servicio brindado. Ezequiel Mc Govern ratificó que lo que quieren «es tener una Argentina con conectividad, no importa dónde viva una persona en el país, que no esté segregada por su ubicación geográfica».
«Cuando se diseñaron las redes, los satélites, los servicios de Datacenter, la TDA, fue para darle cobertura a toda la población y para que las empresas puedan afincarse donde lo necesiten», sumó.
Para concluir, el entrevistado resaltó que el principal objetivo del ARSAT-1 es «disminuir la brecha digital y dar un servicio fiel, porque las empresas privadas no hacen las inversiones que deberían hacer».