“Vos así no entras”. Frases como esta tienen que aguantar cientos de personas en toda la provincia y el país. ¿Cuáles son los limites del derecho de admisión? ¿Alcanza con poner un cartelito diciendo que la casa se reserva el derecho de correrte? Todo esto y mucho más, en un editorial cargado de peperina, marxismo y algún que otro yuyo recogido por las sierras.

Por José Feliciano Fisichella
Si algo naturalizamos son las frases como: “así acá no entras, pibe”. Lo cierto es que la discriminación en los locales nocturnos realizó un breve receso por la cuarentena, pero volvió de maravilla con sus interpretaciones erróneas en relación, al derecho de admisión.
Desde Traslasierra hasta Córdoba capital, es una historia que se replica a diario en las noches cordobesas y hasta parece que la dominación se hace carne cuando se llega a creer que no podemos entrar por “ser como somos”.
Tampoco podemos dejar de lado el tratamiento que los medios de comunicación hacen sobre los acontecimientos que pasan en “X” lugar con respecto a los que ocurren en el lugar “Y”.
En Villa Dolores, hace una semana ocurrió un hecho de golpes de puño en un reconocido establecimiento nocturno, famoso por ser un sitio de concurrencia de la clase alta. En instantes, las redes sociales se llenaron de comentarios de usuarios afirmando, que en forma arbitraria no los habían dejado ingresar, inclusive gente de la comunidad LGBT comentó situaciones similares. Claro, son testimonios me dirán algunos, pero siempre vale la pena analizar la lucha de clases que subyace en torno al ingreso a determinados espacios.
A los días la Policía convocaba un encuentro entre los propietarios de centros nocturnos para hablar de “seguridad”. Que cosas… en otros escenarios probablemente se pida palo. Usted creo que me entiende.
El clasismo, la diversión y la sociedad de control
Seguramente, muchos han visitado Mina Clavero en temporada turística y, conocerán un reconocido boliche que es el “top” de la noche turística, que a algunos les puede salir un ojo de la cara intentar entrar y para otros una pena ser rechazados.
Por supuesto, lo mismo ocurre durante todo el año en la capital cordobesa con determinadas zonas que son reconocidas para la élite del boom sojero que habita la parte nueva de la ciudad.
Dependiendo del marco de pensamiento que usted maneje, para este momento se le pueden haber cruzado dos ideas algo dicotómicas por la cabeza: a) la libertad como concepto abstracto y suponer que soy un “zurdo” resentido; b) varios casos que usted seguramente conoce en carne propia.
Me voy a centrar en el primer ejemplo: es imposible creer que la gente asiste a determinados lugares por simple gusto individual, es importante tomar en consideración, la variedad de condicionantes sociales que subyacen sobre los sujetos. En criollo: la imposición de la moda y un modelo de éxito, puede generar que algunas personas se sientan más incluidas al consumir determinados productos o al asistir a ciertos eventos.
Esto se debe a que somos seres eminentemente sociales, y requerimos de un cierto margen de aceptación. Pero no es menos cierto que muchos se aprovechan de esto, y deciden sacar provecho monetario. Es decir, la inclusión mediada a la capacidad de consumo dentro del mercado capitalista.

Es así, como muchos terminan desesperados por tener el último grito de la moda, que X influencer promociona en sus redes sociales, o deprimidos frente al espejo por no ser titulares del cuerpo que se ve en imágenes trucadas de Instagram.
“¡Pero usted está diciendo una sarta de estupideces zurdas! Nadie es tan tonto como para dejarse influenciar de esa forma”. En primer lugar podría decirle que no en vano hay gente que estudia, hasta en universidades, técnicas de mercado para meter productos inútiles en la sociedad bajo la idea de que será más feliz cuando los tenga.
Aunque prefiero que vamos con un par de estadísticas, que nos pueden orientar un poco: en 2017 se realizó un estudio en Estados Unidos en el cual se llegó a las conclusiones, que desde el 2010 al 2015 el porcentaje de adolescentes con tendencias depresivas creció un 33%. Además hubo un aumento del indice de suicidio en niñas en un 66%1.
¿Qué factores influyeron? El aumento del uso de redes sociales y los cambios de algoritmos destinados a mostrarnos ciertas imágenes idílicas de la vida diaria.
Vamos a activar el GPS y orientar un poco las razones para hablar de redes sociales. El motivo radica en que, la propaganda de los centros nocturnos comienza por medios digitales, sobre todo teniendo en cuenta que la juventud utiliza estos canales para informarse. En otros términos, los estereotipos son formulados, consumidos y apropiados principalmente desde el teléfono.
La violencia y el ser parte
Un sitio que determina la gente que ingresa de acuerdo al ser (o al aparentar) tener determinado estatus económico, es un espacio que ejerce violencia clasista. El grupo de personas que asiste allí e intenta ser autoridad moral, es un grupo de violentos. Una élite que gasta el dinero, emanado de la explotación capitalista, se mete de lleno en la cuestión de la lucha de clases.
La gente que entra en esos espacios, algunas veces, lo hace para hacer carne los privilegios. Es que no basta con tener una cuenta bancaria llena de dinero, hay que materializar el poder mostrando que puedo darme ciertos lujos que no son para todos. Mientras, que otro grupo lo hace para sentirse parte de algo que realmente no lo es.
Últimamente se han alcanzado extremos de crear “bares secretos” para los cuales hay que inscribirse en un formulario web, y poner cosas como nuestras redes sociales para ver si somos aceptados para ir a pagar un trago. Sí, como lo leyó, hay que aplicar para poder ingresar y tener la dirección del lugar. ¿Qué miran para dar el ok? No tengo idea y eso preocupa.

Por el momento la tendencia de los bares ultra vip la he notado solamente en Capital Federal, pero será cuestión de tiempo para que alguien quiera copiar la misma idea en Córdoba.
Membresía para entrar a un bar…
Pará papito, el sagrado derecho de admisión
“La casa se reserva el derecho de admisión”. Con eso parece que arreglamos el mundo y decidimos quien entra y quién no.
Vamos por partes: poner un cartel que te reservas el derecho de admisión es una huevada intergalactica, la ley no funciona así.
¿Entonces? El derecho de admisión (ley 26.370) es la facultad que tiene el titular de un evento y/o establecimiento para admitir o excluir a terceros, siempre que se funden en condiciones objetivas de admisión y permanencia. Pero además, se añade el hecho que la admisión y/o permanencia tiene que ir en concordancia con la Constitución Nacional y los tratados de DDHH con jerarquía constitucional, la ley contra actos discriminatorios (23.592)… en otros términos, con la ley y no con el capricho.
Hasta la propia ley 26.370 sostiene que las medidas:“no deben ser contrarias a los derechos reconocidos en la Constitución Nacional ni suponer un trato discriminatorio o arbitrario para las personas, así como tampoco colocarlas en situaciones de inferioridad o indefensión con respecto a otros concurrentes o espectadores o agraviarlos”.

El articulo 30 de la misma ley afirma: “Exhibir las causales de admisión y permanencia que se fijen en su propio establecimiento, donde deben incluir el valor de la entrada o consumición obligatoria si correspondiere. Las mismas deben estar en forma escrita, fácilmente legible y en lugar visible en cada ingreso de público o taquilla de venta de localidades de los referidos lugares de entretenimientos”.
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Es así, que el cartel de “reserva del derecho de admisión”, no funciona sino se exhiben las causales de exclusión así todos las pueden conocer y corroborar que cumplan con la legislación actual pertinente a la materia. Esto garantiza el principio de igualdad consagrado en la Constitución Nacional.
¿Pero que hago si me discriminan? Tenes que llamar al INADI que atiende las 24 horas al 0800- 999-2345.
Recapitulando y cerrando
Valemos porque somos seres humanos, todo lo que venga después son circunstancias accidentales que no tienen que mermar nuestra dignidad, que es inherente a la condición de persona humana.
Es importante que tengamos en cuenta que estamos sometidos a un bombardeo de estereotipos sin precedentes con las nuevas tecnologías. Por eso hay que estar atentos sobre que es una necesidad propia y cuál una impuesta desde afuera. También, reconocer que somos valiosos en la diversidad y eso nos hace únicos e irrepetibles.
Y finalmente, no quedarte callado cuando tu derecho o el de algún conocido es vulnerado, solamente así podremos hacer día a día una sociedad un poquito más justa.