La apertura de sesiones del Congreso trajo consigo un extenso discurso por parte del presidente. En él, se ponen en tensión sus dichos sobre el compromiso con el cuidado del ambiente y los proyectos extractivistas.

Por Carmela Laucirica
La apertura de sesiones del Congreso de la Nación estuvo signada por un discurso ciertamente ambiguo en materia ambiental. Concretamente, en sus dichos el presidente Alberto Fernández habló de que «el desarrollo del futuro será verde o no será”; pero a la vez mencionó el avance del extractivismo como forma de impulsar la economía nacional.
A pesar de haber afirmado su adhesión a lo que propone el Acuerdo de París, el presidente Fernández hizo reiteradas referencias a un modelo económico centrado en los hidrocarburos y la agroindustria. En este sentido, las convicciones del Acuerdo de París no van de la mano con las propuestas del discurso de Fernández.
Entorno a la explotación de los suelos para promover la agroindustria, no debemos olvidar lo que dijo Greenpeace en su último informe. La organización afirmó que «la deforestación interanual en el norte del país creció en el 2020, incluso sin contar las más de 1.300.000 hectáreas incendiadas en toda Argentina.»
Más aún, estamos hablando de un país en donde ocurre un 4,3% de la deforestación mundial, según informó el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).
Cabe recordar que el Acuerdo de París considera fundamental limitar el aumento de la temperatura en 1,5°C. Para lograr esto, la reducción del consumo de hidrocarburos debe ser drástica a nivel mundial. Teniendo en cuenta que Argentina todavía depende en un 85% de los hidrocarburos para generar su energía, sumar proyectos en este sentido no colabora.
Incluso, teniendo en cuenta que nuestro presidente fue invitado a la Cumbre de Líderes organizada por Biden para el 22 de abril, sorprenden las propuestas efectuadas en el Congreso el lunes 1 de marzo. Una temática que pisó fuerte entre los próximos proyectos mencionados fue la explotación del litio en el norte de nuestro país.
Según informaron desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), «las partidas etiquetadas como compatibles con el cuidado ambiental representan el 0,5% de los gastos presupuestados para 2021, mientras que las contrarias alcanzan el 8,2%». En 2020, por cada peso argentino invertido en ecología se invirtieron $17 en transporte y $28 en energía.
«En 2021, por cada $1 que se presupuesta para cuestiones ambientales se invierten $15 en aspectos vinculados a su degradación. Monto que de todos modos muestra una reducción frente a 2019, cuando la ratio era de 1:19».
Informe «El año 2021 nos trajo un presupuesto. Alerta spoiler: nada ha cambiado» – FARN
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Un discurso lleno de proyectos económicos que atentan contra el cuidado del ambiente
Asimismo, se mencionó la creación del Consejo Federal de la Hidrovía. Este proyecto promete la creación de «una agencia nacional en la que estén representadas todas las provincias del litoral». Cabrá esperar a ver si esta agencia surge antes de que la licitación del proyecto sea un hecho.
Más adelante en su disertación, el presidente mencionó el Plan de Desarrollo Federal que viene gestándose junto a gobernadores y gobernadoras de todo el país. Esta iniciativa cuenta con 10 puntos a trabajar, de los cuales al menos 4 se contradicen con el apoyo al Acuerdo de París que el mandatario ha manifestado en diversas ocasiones.
Dentro del Plan de Desarrollo Federal, su punto 4 propone la actualización del Acuerdo Federal Minero. Habrá que prestar atención a los detalles de dicha actualización, que aún no han sido expuestos ante la ciudadanía. Por otra parte, el punto 6 habla de «la extensión de la red de gas natural en zonas del norte y del sur en las que la dificultad de acceso a este recurso detiene la actividad productiva». En este último, se habla más de industria y no de viviendas particulares que no acceden al gas natural.
Los puntos 7 y 8 son incluso más específicos y quizás contrarios a lo que las organizaciones ambientales están proponiendo para la próxima década. El séptimo punto habla del «impulso a la extracción y transporte de los recursos hidrocarburíferos del yacimiento de Vaca Muerta», la segunda reserva de gas no convencional del planeta.
Por su parte, el octavo punto supone dar «continuidad del Plan Gas que lanzamos en 2020». En este sentido, el presidente Fernández prevé que Argentina sea productora y exportadora de energía, posicionándose en el mercado internacional como proveedora de la misma.
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«Estamos frente a un discurso que «desambientaliza» los principales ejes económicos-productivos del país»
En diálogo con Rafael Colombo, miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, el letrado ofreció su análisis sobre los dichos del presidente. Al coincidir en que el foco continúa puesto en la actividad extractivista nacional, Colombo expresó que «aquí, claramente estamos frente a un discurso que «desambientaliza» los principales ejes económicos-productivos del país que promueven modelos de «maldesarrollo».
En el caso de Vaca Muerta, recordó las intenciones de los dos gobiernos anteriores a Alberto Fernández. En este sentido, ratificó que el actual mandatario continúa sobre la misma línea: la de creer que este yacimiento es la salvación del país en materia económica.
Colombo destacó un dato que no debemos dejar de recordar: «Desde 2013, el Estado ha aportado más de 10.000 millones de dólares en subsidios a los combustibles fósiles. El presupuesto 2021, contempla un adicional de más de 70.000 millones de pesos. Es 4 veces más que el presupuesto del Ministerio de Salud y 10 veces más que el presupuesto del Ministerio de Ambiente.»
En esta oportunidad, resulta insuficiente el lugar que le dio el presidente a las cuestiones ambientales. Se habló de la creación de 6 parques nacionales en seis provincias para preservar la biodiversidad. También de mejorar lo mecanismos de financiamiento de la Ley de Bosques Nativos y erradicar basurales a cielo abierto.
Si bien todos estos temas son importantes y favorecen a la salud ambiental, es imposible no contrastarlos con todas las decisiones y proyectos negativos que trae consigo lo dicho en la apertura de sesiones del Congreso. En un país en donde el extractivismo y el agronegocio conviven con tímidas decisiones en favor del planeta, es necesaria una revisión y puesta en balance de lo que están haciendo y por hacer nuestros mandatarios.