Nueva tira de Suar: pobreza y confusión
Este lunes empezó una nueva tira de la famosa productora de Adrián Suar, después de más de un año de un parate (casi) completo de la industria, y en medio de fuertes rumores de crisis económicas hacia adentro de Polka. La historia, según reza la página web, "transcurre en el barrio 1-5/18, bautizado como 'La […]
Por Agustina Bortolon | 09/22/2021
🕒 4 minutos de lectura
Este lunes empezó una nueva tira de la famosa productora de Adrián Suar, después de más de un año de un parate (casi) completo de la industria, y en medio de fuertes rumores de crisis económicas hacia adentro de Polka.

La historia, según reza la página web, "transcurre en el barrio 1-5/18, bautizado como 'La Peñaloza', donde conviven vecinos de distintos orígenes y realidades que, a pesar de estar privados de algunos derechos y de atravesar la carencia, siempre están dispuestos a colaborar y a luchar por el bienestar de toda la comunidad".
"La lucha de los vecinos por proteger al barrio de todo peligro y la diferencia de clases se entrecruzan con las historias de amor de los protagonistas, quienes descubren que si quieren transformar la realidad de la villa, deberán permanecer unidos. El romance y la acción son parte de la vida cotidiana en La 1-5/18".
No es la primera vez que se piensa una historia novelesca ambientada en entornos populares, "villeros" o "marginales".
En realidad, este vuelco tuvo lugar sobre todo en los últimos años, puesto que antes de los 90 e incluso durante esa década, la mayoría de las telenovelas contaban historias de gente millonaria, en las que generalmente la "pobre" se enamoraba del "rico" y lo ayudaba a vencer sus limitaciones y defectos para acabar casándose y siendo felices el resto de la vida. En general, la mujer "pobre" era la mucama del "rico", y mantenía una profunda disputa con la novia millonaria de él, o el "pobre" terminaba siendo hijo no reconocido del "rico". Ejemplos abundan: se repetían una y otra vez, y siempre con un éxito considerable.
Paulatinamente, el eje central de estas historias fue mutando. De hablar de la vida de "ricos", se viró a narrativas de la clase media, donde nos mostraban la cotidianeidad de la "típica familia argenta". Lentamente, a paso firme, los relatos en clave de telenovela se convirtieron en una representación exagerada de la vida de los "pobres", de los barrios populares.
Quizás esto está ligado a la expansión y consolidación de las villas miseria como un fenómeno habitacional urbano ocurrido durante y después del menemismo, afianzado profundamente luego de la crisis 2001, y con implicaciones muy notorias. Por ejemplo, el estigma y la fetichización de la pobreza y la marginalidad, que abrió el camino para representar todo eso en televisión.

Estas representaciones de historias que transcurren en barrios populares, aunque aparentemente parezcan ingenuas, tienen una clara intencionalidad. Buscan posicionar al "otro" en lugares donde se teme estar. Al contar estos relatos, le están diciendo a ese "otro" quién es y cómo es. Y al mismo tiempo, en un ejercicio dual, se distancian de esa otredad.
Es decir, la representación de la pobreza no es algo novedoso. Lo que sí lo es es la forma en que esa pobreza se entiende y se aborda para contar historias y atraer a la audiencia.
En realidad, las telenovelas o los formatos televisivos son una de las tantas formas de adjudicarse burdamente una clase y una cosmovisión que no es propia.
Lo que resulta bizarro es la forma en que se narran estos relatos. Como bien dice la descripción de esta telenovela, "los protagonistas descubren que si quieren transformar la realidad de la villa, deberán permanecer unidos".
¿Palermitanos haciendo de "villeros"? ¡nunca se nos hubiera ocurrido!
De por sí, casi el 100% de las producciones y ficciones argentinas parten de una visión porteñocéntrica, donde no solo se representa a los "pobres" de formas exageradas, paternalistas, equívocas y romantizadas, sino que además los personajes del interior del país también se figuran de la misma manera. Pero eso merece un debate aparte.
Gonzalo Heredia, uno de los protagonistas de esta nueva tira, salió a responder a las críticas manifestando "cuando salió el tráiler se dijo de todo. Siempre hay detractores y críticos para todo".
"La ficción en sí no es una bajada de línea de lo que está pasando, ni se romantiza la pobreza. No es eso: es un universo, una ficción que transcurre en un barrio pero podría ocurrir en cualquier otro lado".
Te puede interesar: "Showmatch: ¿los programas de entretenimiento son inmunes a la pandemia?"
Es imposible negar que es sumamente positivo y valorable que la industria audiovisual se haya reactivado en medio de la crisis que atraviesa en nuestro país. Una cosa no es excluyente de la otra: La 1-5/18 es una representación romantizada de una clase social ajena, y al mismo tiempo, es ficción nacional y producción 100% argentina que le da trabajo a cientos de trabajadores de la televisión. No solo actores, sino también técnicos, camarógrafos, productores, guionistas, continuistas, entre muchos otros.
Si bien la tira resulta cuestionable por las narrativas que priman en ella, es necesario apoyar las producciones y ficciones nacionales, en pos de que se generen contenidos cada vez más problematizados y trabajados, abordados de forma concienzuda, realista y verdaderamente federal.
