Quizás en algún momento vivenciaste una situación en donde te firman y reafirman que dijiste algo, pero que vos no recordás haber dicho. Es una forma deliberada de mentira que pretende confundir a la alteridad para obtener un beneficio de ella. Es muy sutil y es más común de lo que imaginamos.

Por Lic. Noelia Benedetto
Gaslighting es otro de los anglicismos que nos han colonizado en los últimos tiempos… (que podría traducirse como “hacer luz de gas” o “iluminar con lámparas de gas”). Se define como el acto de manipulación repetitivo que una persona ejerce sobre otra. Su objetivo es minar la seguridad/confianza de otra, para que ésta perciba la realidad de forma distorsionada. Es una forma de maltrato psicológico y de abuso de poder. El principal logro de quien realiza gaslighting consiste en mantener vivo el miedo de la persona gaslighteada a ser abandonada, rechazada, frustrada, etc.
El término no está escogido al azar, sino que está sacado de una obra teatral: “Gaslight” (1938): es la historia de un matrimonio en la que el marido bajaba las luces de gas en las noches; la esposa notó este cambio, pero él la convenció de que era algo que solo pasaba en su cabeza. Su propósito con esta acción era conseguir que perdiera la confianza en lo que veía, empezando a confiar en él, incluso, más que en sus sentidos. Todo esto tiene un fin, robarle la fortuna.
¿Alguna vez alguien te ha hecho creer que estabas loca?
«Son ideas tuyas», “todo lo que me pasa es tu culpa”, “Estás estresada, no pensás con claridad”. “No te bancas ni una broma”, “Si ya te lo había dicho a esto”, “por todo armas un problema”; “estás exagerando”; “te imaginas cosas”; “no te acordas bien”; “siempre mal interpretas las cosas”; “nada que ver, no sé de qué me estás hablando”, son algunas frases muy normalizadas, que los gaslighters utilizan. Quizás en algún momento vivenciaste una situación en donde te firman y reafirman que dijiste algo, pero que vos no recordás haber dicho. Es una forma deliberada de mentira que pretende confundir a la alteridad para obtener un beneficio de ella. Es muy sutil; suele haber cierta intimidación, es difícil de detectar. Adicionalmente, la persona manipuladora suele ser alguien de confianza, amable y con quien tenemos algún vínculo de cercanía.
Revisas en detalle y llegás a la conclusión de que no fue así. Sin embargo, la otra persona afirma que sí lo dijiste/hiciste con tanta convicción que acabás dándole la derecha. Terminás cuestionándote que tal vez sí dijiste/hiciste eso, aunque no lo recuerdes patentemente. La persona manipuladora acaba de sembrar la semilla de la duda. A partir de ahí se sucederán una serie de circunstancias que le recordarán a la persona gaslighteada ese momento en el que su vínculo le dijo que las cosas no habían sido como se las imaginaba. Ante cualquier otra situación similar que suceda, la persona manipuladora le dirá que exagera, que miente, que está susceptible, que su sensibilidad extrema le está jugando en contra. La semilla irá germinando y, poco a poco, la otra persona puede llegar a pensar que está en lo cierto. Si empezás a mentir para evitar que te cambien la realidad o te cuestionen tus ideas y acciones de forma constante, podés estar siendo objeto de luz de gas.
Te puede interesar: «Simplemente no está disponible: Breadcrumbing o migajas de atención/amor»
Lo anterior, a grandes rasgos, es un ejemplo muy aislado del fenómeno de Luz de gas.
Esta práctica es más común de lo que imaginamos y se presenta en diversos contextos: amicales, laborales y familiares, pero es más frecuente en vínculos sexoafectivos, es decir, relaciones que involucran emociones.
En casos reiterativos y extremos, la persona gaslighteada llega a cuestionar su propia salud mental.
Díada de luz de gas
No puedo a priori y universalmente tipificar perfiles, prefiero abandonar el concepto de víctima, pero podría mencionar que suele ser una persona desconfiada, que se encuentra con alguien aparentemente confiable. La persona que lo ejerce probablemente sea insegura de sí misma, con cierta tendencia a ejercer control sobre los demás. Semblantea amabilidad y buscar el bienestar de la otra persona. La persona gaslighteada llega a idealizar a esta otra, y tenemos el escenario relacional perfecto para que se de y mantenga el fenómeno.
Cuando esta forma de manipulación emocional se sostiene por largos periodos de tiempo, tiene importantes consecuencias como el sometimiento de esa persona a la “realidad” impuesta por la persona manipuladora, puede destruir la seguridad, hacernos perder la confianza en el criterio propio, provocarnos malestares tales como ansiedad, angustia, etc.
Etapas del Gaslighter
Al principio, la gaslighter suele mostrarse inofensiva y confiable, hasta ganar la entera confianza de la otra persona; cuando logran establecer el vínculo, empieza con la manipulación.
1. Consumir a la persona gaslighteada
Estar siempre a la ofensiva provoca un desgaste de manera constante en la otra persona. El objetivo es que esta se consuma en un estado de pesimismo y angustia, alimentados por las dudas de su percepción y de sí misma, cultivadas por los efectos del gaslighting.
2. Las mentiras
El gaslighter sabe que está mintiendo; su narrativa negativa, basada en presunciones y acusaciones generalizadas, deja de lado hechos concretos y verificables. Miente con gran seguridad para que la duda sea efectiva en la persona gaslighteada, situación que pone a esta última a la defensiva y, por tanto, a dudar de sus propios pensamientos.
3. Repetir las mismas mentiras
Con el propósito de que las crea como verdaderas. El propósito es controlar la relación, sosteniendo siempre una posición sutilmente agresiva y ofensiva.
4. Condescendencia
Proyecta en la persona gaslighteada el pensamiento de que el gaslighter, lejos de ser egoísta, lo que busca es su interés. Con la condescendencia, puede llegar a sentir que el manipulador relega sus preferencias para atenderle.
5. Codependencia
Cuanto más haga sentir vulnerable a la otra persona, más poder tendrá sobre ella.
6. Confrontar y desafiar
La persona gaslighteada refuta las mentiras, no obstante, la gaslighter negará los argumentos de su contraparte, mantendrá sus mentiras insistiendo en que son verdaderas, la acusará e intensificará sus ataques con el fin de que la verdad de los hechos se mantenga distorsionada. Buscará la forma de hacerla sentir culpable por medio de la confusión y sembrando dudas en su fuero interno.
7. Dominio
El fin último es tener absoluto control y dominio en la relación vincular, académica, laboral, familiar, etc. Para ello, intensifica su coerción sobre la persona gaslighteada y la presiona para que se sienta insegura y temerosa.

Perfil de la persona Gaslighteada:
Hay características de la personalidad que predisponen a algunas personas para que se conviertan gaslighteadas. La carencia de afecto; ve a la persona manipuladora como a una salvadora y lo idealiza. Interpreta sus avances como una verdadera muestra de afecto. La persona gaslighteada siente que discute con ella, pero que es una forma de prestarle atención. Por último, la necesidad de aprobación es otro factor.
Etapas de la persona gaslighteada
1. La persona gaslighteada opone resistencia argumentativa y rebate las afirmaciones de la manipuladora. Mientras tanto, esta última intenta convencerla de cómo debe pensar y sentir.
2. Hace un esfuerzo por tener una mente abierta para poder empatizar mejor con el punto de vista de la otra. Sin embargo, al no existir reciprocidad, empieza a dudar de sus certezas.
3. Estado de confusión en el que disminuye su criterio y piensa que lo que lo que la persona manipuladora afirma es lo verdadero; lo normal, que está en lo cierto y, por lo tanto, que es la realidad en sí misma.
Atenti a las red flags
No hay seguro contra luz de gas, pero podemos estar atentas a ciertos indicadores: permanecer alerta a cualquier manifestación que cuestione tus creencias y desequilibre tu autoconfianza, intentar no caer en intercambios de puntos de vista subjetivos que no llevan a ningún lugar. En los casos más extremos, la persona que lleva a cabo este tipo de abuso esconde objetos y constantemente provoca que la otra piense que tiene una percepción errónea y que sus recuerdos no son fiables.
Las siguientes manifestaciones pueden presentarse cuando se padece gaslighting:
Pedir disculpas en exceso.
Pensar que sos una persona inepta.
No entender por qué te sentís triste.
Creer que no sos buena para los demás.
Dudar de vos misma y comenzar a cuestionarte tus decisiones.
Justificar a la persona que te hace gaslighting.
Preferir alejarte de todas las personas con tal de no dar explicaciones de tu situación.
Recordar tiempos pasados con mucha más influencia sobre lo que te sucedía.
Sentimientos de culpa y bajo estado de ánimo.
No te pasa solo a vos: lo personal es político
La psicóloga del Rosario expresa que es muy común ver este tipo de abuso en relaciones de violencia de varones hacia las socializadas mujeres.
“El patriarcado ha forjado una división de género en la que ha situado la razón en los hombres y los sentimientos o la irracionalidad en las mujeres y esa educación de género se nos ha inculcado desde pequeños”. “Es una manera fácil y cultural de agredir a una mujer, ya que se le ha hecho creer que, al ser ‘tan emocional’, exagera o pierde la noción de la realidad y eso la convierte en una loca, mientras que los hombres son los racionales y ven con más claridad lo que está bien o mal”.
Tratar a una socializada mujer de loca es algo que la cultura viene inculcando para remover el poder de la persona y facilitar que el abusador esté en una posición de superioridad.
Así lo confirma un estudio realizado por la socióloga Paige L. Sweet, en 2019, no es un fenómeno acotado a la experiencia individual de algunas mujeres sino que, por el contrario, tiene sus raíces en fenómenos sociológicos como la inequidad de género y que se ve plasmada en los modos en que muchas personas se vinculan. “El gaslighting se vuelve relevante cuando los perpetradores utilizan estereotipos basados en el género y las inequidades estructurales e institucionales en contra de sus víctimas para manipular la realidad”.
Uno de los pilares fundamentales es la asociación que se hace entre lo femenino y la irracionalidad. El estudio demostró que el capital cultural y económico de los socializados varones, combinado con su credibilidad racional, generan condiciones perfectas para que se genere el gaslighting. “Lo que ocurre es que se adaptan cada vez más a los malos tratos a través de una indefensión aprendida porque su autoestima decae día a día”.
Para ir acabando… ¿Cómo salir de la luz de gas?
En principio hacerle caso a esa sensación de malestar que podés estar queriendo disimular, donde hay angustia, ansiedad, hay algo a lo que llevarle el apunte.
Intentar no buscar la aprobación de las otras personas, es algo que sucede regularmente, ya sea por baja autoestima o porque dependemos de esa aceptación.
Tratar de no terminar dando respuestas obsecuentes o adherentes, hagámosle saber cómo nos sentimos y cómo lo vivimos, existe la posibilidad de que se haya olvidado de lo ocurrido y que no queremos generar un malestar adrede cuando ponemos en duda sus recuerdos, igual que la otra persona no debe ofendernos cuando pone en duda los nuestros.
Vincularse con límites claros y no difusos es otro de los puntos fuertes, si alguien nos grita, insulta, devalúa, o nos intenta utilizar para que hagamos lo que desea, manifestémoslo y no lo dejemos pasar.
Podemos dudar de nosotras mismas, pero en tal caso lo mejor es buscar pruebas de manera independiente. El Gaslighting es una estrategia que alimenta la creencia de que experimentamos una realidad muy diferente a la que un narrador objetivo detallaría. Así, nuestros pensamientos empiezan a tornarse obsesivos, dando todavía más fuerza a esta idea. Buscar pruebas no implica un camino de ida en loop en el que estar reclutando evidencia ad infinitum para probar que estamos en lo cierto, sino para identificar que ese círculo vicioso se puede cortar saliéndose de esa dinámica vincular si nos está generando malestar, porque… ¿qué pasa si un día tengo razón pero no cuento con material probatorio?
Intentar fortalecer tu autoconfianza y autovalidación, es decir tus posturas con argumentos sólidos, al punto de que se conviertan en convicciones. Siempre es importante escuchar las opiniones de las personas que te rodean y tener en cuenta algunos señalamientos, pero si algún vínculo pone en tela de juicio tu manera de pensar o de sentir sostenidamente, hay que estar atentas.
Reconocer que la persona gaslighter nunca aceptará su responsabilidad y no creer en la promesa de que no volverá a suceder.
Por último, un espacio de salud mental es una opción para trabajar los malestares de género, los patrones vinculares, fortalecer la confianza y seguridad en una misma.