Historias de acoso callejero: Capítulo Camila

El acoso callejero en Córdoba sigue siendo una constante, pero a la vez algo de lo que no se habla lo suficiente. En un ciclo de 5 historias (una por día) las propias víctimas nos darán su versión.

Camila se encarga de cerrar este ciclo con su testimonio, ella pone punto final a este grupo de notas sobre acoso, pero deja abierta la discusión sobre este tema. Con solo 13 años, Camila es más que consciente sobre qué es el acoso callejero.

El acoso interfirió en la rutina de Camila cuando salía de danza, era un día más de ensayo, pero ella decidió que sería mejor que su mamá la busque; ya era tarde y estaba oscuro. Pero su espera no fue tranquila, porque un perfecto desconocido se dedicó a insistir para que ella le de un beso, porque "era muy linda.

En ese momento, hubieron sentimientos encontrados en la mente de Camila: primero mucho miedo, estaba asustada; después inseguridad y hasta se sintió "un poco perseguida". Su círculo cercano no tardó en reaccionar, una mezcla de impotencia y afán de proteger a Camila, "que no ande sola porque es peligroso".

Una vez más, la reflexión es la misma: para terminar o al menos reducir estas conductas hace falta educación, en el colegio y en la casa. "Es una falta de respeto tratar a una mujer como un objeto sexual", resalta Camila.

Si le vuelvo a preguntar, la cordobesa de 13 años me dice que siente miedo cuando le gritan o le silban en la calle, no sabe si eso puede pasar a mayores y perjudicarla. ¿El factor constante? Experimenta acoso demasiado seguido.

Por Carmela Laucirica