Fernando Albareda fue quien denunció encontrar muerta a su madre, viuda del subcomisario Ricardo Fermín Albareda, torturado y asesinado en la dictadura. El hijo fue imputado y detenido como supuesto autor del hecho, bajo la carátula de homicidio calificado por el vínculo.

El hijo de Susana Montoya, Fernando Albareda, fue detenido por el crimen de su madre.
Este fin de semana encontraron muerta a la mujer en su domicilio de barrio Ampliación Poeta Lugones. Fue esposa de Ricardo Fermín Albareda, subcomisario y militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), torturado y desaparecido durante la última dictadura militar.
Fernando fue quien denunció encontrar muerta a su madre y las investigaciones preliminares apuntaban a un crimen de odio relacionado con la militancia por los derechos humanos en la familia. Ya habían denunciado amenazas anónimas vinculadas a ello. Albareda es militante de la agrupación H.I.J.O.S. y trabajador de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
La evidencia forense permitió concluir que había sido asesinada unas 22 horas antes de que su hijo denuncie a la Policía.
Ahora, a través de la investigación judicial, se procedió a la imputación y detención de Albareda como supuesto autor del hecho, bajo la carátula de homicidio calificado por el vínculo.
«Salvo dos anillos que ella usaba frecuentemente, mi madre no usaba joyas ni tenía cosas de valor», contó y detalló el hijo de Susana Montoya. Agregó que en julio, su madre expresó preocupación cuando salió publicado lo que le iban a pagar a ella por la reparación del legajo histórico de quien había sido su marido (alrededor de 70 millones de pesos). «Ella se enojó mucho (…) y siempre tenía miedos». Sin embargo, esa cifra Susana no la cobró, es por ello que Fernando descarta la hipótesis de robo: «Esto fue un asesinato».
Según el comunicado del fiscal Juan Pablo Klinger, Albareda fue imputado y detenido «a partir de la incorporación de profusos y contundentes elementos probatorios que permitieron reconstruir de manera forense las circunstancias que nos llevan a sostener que existen motivos bastantes para sospechar» de su participación en el crimen.
A horas de la detención de Albareda, quien se entregó sin oponer resistencia, su abogado defensor, Claudio Juárez Centeno, dijo que cree en la inocencia de su cliente y apuntó contra la Policía.
«Desconfío del personal policial porque una de las hipótesis para nosotros es el personal policial, allegados a policías, mano de obra desocupada o sectores enquistados en la policía que no han sido removidos», dijo.
La tarea forense demandó más de una jornada, donde se analizaron: huellas y pisadas, la planimetría considerando posibles formas de acceso alternativas y material genético, ya que al momento del crimen, Susana Montoya intentó defenderse y arrancó muestras de piel y pelo del agresor. La determinación del ADN de esas muestras está en curso y será necesaria en caso de que no haya una confesión.
La investigación judicial
Las conclusiones preliminares de la autopsia sobre el cuerpo de Susana Montoya, de 74 años, establecieron que han confluido un traumatismo de cráneo y la asfixia mecánica por estrangulamiento como causas de su fallecimiento.
Uno de los primeros motivos que apuntaron contra el hijo de Susana Montoya es que no se forzaron aberturas para el ingreso al domicilio de la víctima. La puerta de rejas de ingreso fue abierta, presuntamente por la propia Montoya o por un atacante que tenía llaves.
En una pared de la casa se encontró escrito con lápiz labial rojo: «Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía». El informe técnico del Área de Grafocrítica de Policía Judicial estableció que las amenazas encontradas en la pared del hogar serían obra del detenido.
A su vez, Albareda, en su primera declaración, dijo que fue a la casa de su madre porque no sabía nada de ella, que fue a verla y se asomó por una tapia porque las puertas estaban cerradas con llave desde el interior. Fuentes de la investigación revelaron que hubo una comunicación telefónica entre madre e hijo un par de horas antes del asesinato, casi un día antes de la denuncia a la policía.
Según publica Amadeo Sabattini en CBA24n:
«Se conocen otros detalles. Susana Montoya tuvo otra pareja, un comisario que habría participado de la detención de su marido, y decidió no criar a su hijo Fernando, que por ese motivo pasó su niñez de albergue en albergue.
Las propias publicaciones de Fernando dan cuenta de un vínculo roto, de reclamos reiterados a su madre y a su medio hermano. Más recientemente, sus redes sociales daban cuenta de un vínculo reconstruido.
Algunas de las personas que eran parte de su entorno, señalan su inestabilidad emocional e incluso un episodio muy doloroso, en plena pandemia en 2020, en que fue rescatado del baño en el que se había encerrado y desde donde amenazaba con suicidarse. Hubo una intervención oportuna y terminó internado.
«En el círculo más cercano fueron reiteradas las advertencias sobre su estado psicológico. Es complejo aproximarse a historias tan tremendas, a vidas tan golpeadas sin el acompañamiento necesario».
Finamente, este jueves 8 de agosto la Justicia procedió a la detención del hijo de Susana Montoya, bajo la hipótesis de que es el supuesto autor del crimen.