En estas líneas editoriales muchas veces se intenta contar algo de la Traslasierra profunda, la finalidad se encuentra en comentar que no toda la provincia de Córdoba es oro, que hay regiones que necesitan más atención y, por supuesto, apoyar a todo movimiento de reivindicación de derechos.

Por José Feliciano Fisichella
Los objetivos de la prensa cooperativa, tienen que fijarse la meta de poder visibilizar temáticas que probablemente nunca vayan a ser portada de uno de los principales diarios o, que tampoco sean parte de un discurso político del oficialismo provincial.
Constitucionalmente (sea por provincia o nación) hay derechos sociales que son básicos, para garantizar una calidad de vida adecuada al contexto del siglo XXI, pero todavía tenemos zonas de la provincia en las cuales estos derechos aún son vulnerados. El otro eje cuestionable, es que existan recursos, pero están mal distribuidos. Hay unos pocos que tienen mucho y, unos muchos que tienen poco.
Un viaje hacia Chancaní
Muchas veces hemos hablado de Chancaní, y lo seguiremos haciendo hasta que las condiciones de vida allí sean dignas.
Se habla de asfaltar caminos para circuitos turísticos en la región, pero nunca de las enormes deficiencias que tiene su población. Por supuesto, nadie se opone al progreso de asfaltar circuitos turísticos, pero existen prioridades.
El poblado de Chancaní se encuentra en el Departamento Pocho, a 70 kilómetros de Villa Dolores, principal centro urbano que tienen para hacer uso de todo tipo de servicios, sí hasta para temas de salud de mediana gravedad. Además, se suma a que todo ese trayecto es por un camino de tierra maltrecho, que dicho sea de paso, el Gobierno de la provincia se comprometió en numerosas ocasiones a asfaltarlo y nunca lo hizo.

Otra promesa incumplida, es la de brindar agua corriente para sus vecinos, un recurso que es sumamente escaso. De acuerdo con la explicación oficial se debe a que es una zona de sequía, lo curioso es que emprendimientos saudíes pueden tener perforaciones de agua para cultivar y exportar productos agrícolas, pero los pueblos cordobeses no tienen ni para lavarse las manos.
Es muy común que la gente de Chancaní tenga que irse a Villa Dolores para trabajar o estudiar, ya que las posibilidades en el pueblo son sumamente escasas.
El departamento Pocho en el censo del 2008 mostraba que el 24,8% de los hogares tenía alguna Necesidad básica insatisfecha, siendo así el departamento con el indicador más elevado a nivel provincial.
La salud en Chancaní
Un relevamiento de la ONG Creando Puentes reveló que en Chancaní una enfermedad endémica es el mal de Chagas, cuyo vector es la vinchuca. De acuerdo con el informe un alto porcentaje de la población posee ésta enfermedad.
Por otro lado, se cita también la mala alimentación en las infancias y se relaciona con la pobreza existente. Las dietas tienen carencias en frutas y verduras, revela el texto, sumado a la pésima calidad del agua que se consume. El Censo provincial 2008 daba cuenta que solamente el 46,2% de la gente de Pocho tenía acceso a agua corriente, y el 65,6% a luz eléctrica.
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Otra problemática que aparece, es que la zona no tiene un médico permanente. Sí, así es, en caso de una urgencia o emergencia tienen que hacer 70 kilómetros por un camino de tierra para llegar al hospital de Villa Dolores.
Los testimonios de la gente del pueblo
Textos tomados del trabajo de la ONG Creando Puentes:
“Nuestro problema es que vivimos en un territorio con escasa lluvia, el agua que nos llega de vertiente o manantial viene de las sierras y está mal distribuida, no cubre nuestras necesidades”.

“Hablamos de no tener agua para nada, ni para tomar, ni cocinar o lavar platos, para nada”.
“Es terrible vivir así, tenemos que andar buscando algún vecino para ver si puede darnos unos 5 litros, para hacer la comida, para darle de beber a los chicos; un día a un vecino, otro día a otro, si es que tienen”.
La demanda colectiva
En visitas del Gobernador a Villa Dolores vecinos de Chancaní se hicieron presentes para pedir por el agua potable, aunque la custodia del gobernador y la policía busco correrlos. Se les prometió perforaciones para tener agua, aunque algunos vecinos siguen denunciando que no llega a todos.
No es la primera promesa de agua potable, si se buscan archivos de diarios provinciales podemos ver que esto viene desde el 2010.
Pero el camino de la protesta ha demostrado que las autoridades comienzan a preocuparse. Como siempre se afirma en estas editoriales: luchar es un derecho.