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Florencia Peña: los violentos de siempre, la respuesta de todas

Publicado por:Emilia Urouro

Esta semana arrancó con un nuevo caso de violencia simbólica y mediática por motivos de género. Nuevamente, una mujer fue atacada, juzgada, criticada por diferentes frentes, por haber hecho una visita, un reunión similar a la realizada por hombres: entrar a la Quinta de Olivos, por la crisis de coronavirus.

Florencia Peña: los violentos de siempre, la respuesta de todas. Foto: Stefanía González

Por Emi Urouro

Florencia Peña, reconocida actriz argentina, sufre un ataque virtual y a través de medios de comunicación, que reflejan que las ideas más rancias del machismo, la misoginia, el odio hacia mujeres y diversidades no solo está latente en el país sino que aprovecha toda ocasión para estigmatizarnos.

Pero los tiempos están cambiando, las redes se fortalecen cuando los ataquen se repiten. A la par de los mensajes de odio, hubo muestras de contención y sororidad.

Para quienes no estén en tema, hace menos de una semana comenzaron a circular los nombres de varias mujeres que asistieron a la residencia Presidencial, durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) que se mantuvo durante varios meses del 2020 por la situación sanitaria.

Estas personas ingresaron por diferentes motivos, laborales por ejemplo, pero inmediatamente comenzó una campaña vil, digna del patriarcado que persiste en la sociedad, para vincular estos encuentros con intenciones «sexuales». Y de pasó, golpear políticamente, o intentarlo al menos, al oficialismo, con la circulación de noticias falsas.

Peña fue -y es- una de las más agredidas y acosadas en las redes sociales, particularmente en Twitter. A pesar de que no tenía porqué dar explicaciones de su visita oficial – otras figuras públicas asistieron a la Quinta de Olivos, cuando regían las restricciones, y no vi titulares al respecto- contó que le había pedido una audiencia al presidente Alberto Fernández para expresarle su preocupación por la situación por la que atravesaban actores y actrices.

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En relación al punto anterior, la cultura ha sido uno de los sectores más golpeados por la pandemia, por lo que varias personas perdieron su trabajo. En esa línea, la actriz mostró los mensajes de WhatsApp que se enviaron con el mandatario donde le hacía llegar su preocupación por la critica situación del mundo del arte y sus colegas.

“¿Por qué conmigo? Si estuvieron tantos hombres importantes pidiendo lo mismo. Tantos productores importantes, tantos hombres importantes ¿Tengo que salir a aclarar que no soy el gato del Presidente? ¿Yo tengo hoy que salir a aclarar en mi programa que no soy la petera del Presidente? Fui a una reunión a las 11.30 con permiso, con protocolos”, expresó Florencia Peña este lunes en su programa de Telefé, a raíz de la violencia que estaba recibiendo.

Y es violencia, sin grises, es odio simbólico difundido por diferentes medios – redes sociales y programas de televisión-, pero no lo digo sin argumento, las leyes argentinas así lo entienden, por ejemplo, la normativa Nº 26.485, establece “violencia contra las mujeres” a “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal”.

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Esa ley, también define los tipos de violencia de género, y menciona la «simbólica», es decir, «la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad».

¿Por qué se puso el foco en las mujeres que visitaron la residencia presidencial, como ya mencionamos, por diferentes motivos, al igual que lo hicieron varones? ¿Por qué se sexualiza, se ataca, se pone en juicio los motivos de ellas a la hora de solicitar encuentros oficiales? Porqué la misoginia marca el ritmo del odio.

Trolls, y digamos todo, funcionarios de la oposición, como el diputado Fernando Iglesias en TN habló de «escándalos sexuales». Así, livianamente, en un programa televiso desprestigió los motivos de una visita oficial. Y en las redes, mejor no repetir lo que dicen las redes, nada se construye desde la basura.

¿Por qué digo que es violencia mediática? Porque periodistas, varones en su mayoría, se regodearon en el sufrimiento de una persona. Majul, ese comunicador del que nada esperamos, dijo que Florencia: «Intentó victimarse». Esta modalidad para ejercer violencia de género, legitima la desigualdad y construye patrones socioculturales que la reproducen.

Ninguna agresión sin respuesta, ¿no?. Colectivos feministas, mujeres en cargos de poder y miles de usuarias salieron a denunciar lo que vive Peña. Porque saben, porque sabemos, que no es la primera en atravesar esta situación. Podemos mencionar a las organizaciones de actrices y periodistas argentinas que exigieron «basta del machismo enquistado en los medios, el acoso y las fakes news».

Por su parte, desde Mujeres Gobernando expresaron: «La sexualización de las mujeres como forma de impugnar sus opiniones no es novedad en nuestro país. Este mecanismo busca excluirnos de la participación pública y negar nuestras voces. Estamos convencidas de que en la construcción democrática no debe haber lugar para la violencia de género»

Lo más grave de este caso es que no es un hecho aislado. Es la violencia sistemática y estructural que atenta contra la dignidad de mujeres y diversidades en todos los ámbitos de la sociedad, donde somos juzgadas y atacadas por motivos de géneros. No le demos más vuelta, la saña contra la actriz es reflejo de un modelo que persiste, pero que va a caer, o mejor dicho, lo vamos a tirar.

 

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