Así lo afirmó María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS. Algunos ejemplos de ellos son el virus del ébola, el SARS o el VIH.

La relación entre la deforestación y la propagación de los virus es más estrecha y habitual de lo que parece. «El 70% de los últimos brotes epidémicos han comenzado con la deforestación», afirmó Maria Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS. Ejemplos claros de esto son el virus del ébola, el SARS o el VIH.
Así, queda claro que la presión que ejerce el ser humano sobre el ambiente y sus ecosistemas tarde o temprano le pasa factura. La destrucción de selvas y bosques da por resultado que ciertos virus pasen de los animales a las personas en poco tiempo. Según Maria Neira, «el cambio climático es un problema de salud pública, no una cuestión de ecología o activismo».
Al deforestar una selva tropical o un bosque, el ecosistema cambia totalmente y con él también lo hacen las especies que allí habitan. Incluso, en reiteradas ocasiones nos encontramos en contacto con especies que antes no lo hacíamos, exponiéndonos así a diversos virus. «La deforestación es una forma de tumbar esa barrera ambiental entre especies que nos protege de forma natural», asegura Neira a El País.
Cabe destacar el caso concreto del ébola, qué pasó de los murciélagos frugívoros de las selvas de África occidental a los humanos. En este sentido, la postura antropocéntrica de creer que sólo dañamos el ambiente y salimos ilesos de ello se derrumba con estos ejemplos. Estamos dañando nuestra fuente de alimento, de vivienda y de oxígeno.
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Dos recomendaciones de la OMS para actuar de inmediato
Por un lado, desde la OMS explican que es fundamental tener conocimiento de la relación entre cambio climático y salud. Ser conscientes de que la buena salud de nuestro cuerpo está íntimamente relacionada con lo que le pase al planeta es clave para actuar en consecuencia y dejar de mirar para el costado.
Por el otro, una transición rápida hacia energías limpias y renovables es fundamental. «Hay siete millones de muertes prematuras causadas por la contaminación del aire que se podrían reducir dejando de generar electricidad con carbón y petróleo», lamenta Neira.
En este sentido, Neira plantea que es fundamental planificar las ciudades entorno a la salud de sus habitantes. Actualmente, vivimos en ciudades con altos niveles de emisiones de CO2, sobrepobladas en muchos casos y con gran porcentaje de ciudadanos sedentarios.