Según trascendió, la hidroxicloroquina es una sustancia que podría usarse para experimentar en el tratamiento de coronavirus. Lamentablemente, es una droga que utilizan diariamente los pacientes con lupus.

La carrera contra el coronavirus la estamos corriendo diariamente, minuto a minuto si se quiere. Tal es así, que trascienden distintas innovaciones día tras día. Una de ellas es el uso de hidroxicloroquina para el tratamiento del virus.
¿Deberíamos alegrarnos por esto? No del todo, ya que esta droga ya se usaba anteriormente en pacientes con lupus. De esta manera, quienes ya gozaban los efectos positivos de esta sustancia, ahora están preocupados por la falta de la misma.
En un comunicado, pacientes con esta enfermedad pidieron solidaridad con esto, puesto que dependen directamente de la hidroxicloroquina y la cloroquina para su tratamiento. Sobre todo, destacaron que todavía no se ha comprobado su efectividad, por ende la población no debería «acopiar por miedo».

El pedido de la Asociación Lupus Argentina
«La hidroxicloroquina y la cloroquina son medicamentos esenciales para las personas que tenemos lupus y otras enfermedades crónicas como la artritis reumatoidea, para controlar los síntomas y evitar discapacidades y complicaciones», indicó a Télam Teresa Cattoni, presidenta de la Asociación Lupus Argentina (ALUA).
Teresa, que además convive con esta enfermedad autoinmune, indicó que «cuando empezó a salir en los medios que estas drogas se estaban probando para tratar Covid-19, comenzaron a comunicarse de todo el país contando que no habían conseguido el remedio en su farmacia«.
«Esta situación es muy grave porque nosotros no podemos pasar un día sin tomar los remedios, pero además se genera un estrés adicional que tiene un impacto fuerte sobre el organismo», explicó Cattoni.

Por la misma razón, César Graf, presidente de la Sociedad Argentina de Reumatologia (SAR), lanzó una petición en Change que ya recibió más de 4 mil firmas. Con esto, se interpela a todos los miembros de esta cadena: gobierno, médicos, farmacéuticos y compradores.
Por Carmela Laucirica
Fuente: Télam