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30 de octubre de 1983, a 38 años del retorno de la democracia

Publicado por:Agustina Bortolon

El 30 de octubre de 1983, Raúl Alfonsín fue elegido presidente tras siete años y meses de dictadura militar. Aquella jornada marcó un antes y un después para la historia argentina y su sistema político.

Hace 38 años, los argentinos y argentinas recuperaban su derecho a votar y elegir a las autoridades y representantes, tal como lo contempla nuestra Constitución Nacional, después de siete años de régimen militar. Aquel 30 de octubre, la participación en las elecciones fue masiva, nadie quería dejar de participar. Todos querían ser protagonistas de aquel momento histórico.

El 30 de octubre de 1983, la fórmula de la Unión Cívica Radical (UCR), de la mano de Raúl Alfonsín y Víctor Martínez, ganaba los comicios. Ambos se impusieron frente al peronismo -por primera vez, habían perdido una elección nacional-, liderado en aquel momento por Ítalo Luder y Deolindo Felipe Bittel. La UCR obtuvo casi el 52% de los votos y ganó la presidencia, para escribir un nuevo capítulo en la historia nacional, a partir del 10 de diciembre de ese mismo año.

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Con el triunfo de Alfonsín y la vuelta de la democracia, muchos artistas e intelectuales, que se habían exiliado durante los años del terror, comenzaron a regresar a nuestro país. Mercedes Sosa fue una de ellas, quien empezó a grabar colaboraciones con León Gieco, Victor Heredia y Fito Páez.

Asimismo, el teatro abrió espacios en los que se presentaron distintas obras y actividades culturales. Entre ellos, el Café Einstein y el Centro Parakultural. El cine, también estrenaba películas contextualizadas históricamente (en un pasado un poco más lejano o uno mucho más reciente), pero haciendo referencia al terrorismo de Estado, como los films Camila, dirigido por María Luisa Bermberg, o La Historia Oficial, con la dirección de Luis Puenzo, que logró obtener el Premio Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1985.

El juicio a las Juntas

El gobierno de Raúl Alfonsín, a los tres días de haber comenzado, decretó lo que sería otro de los hechos históricos más movilizantes de la Argentina: el juicio a los miembros de las tres juntas militares que usurparon el poder en 1976. Si bien, a partir de entonces, la Argentina comenzaría a recorrer un difícil camino de recuperación, con una hiperinflación a finales del mandato de Alfonsín, lo más importante estaba cumplido: la consolidación de la democracia estaba en marcha. 

Además, el regreso de la democracia también trajo consigo la formación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). El 20 de septiembre de 1984, el informe de la CONADEP certificó 8961 desapariciones durante la dictadura, así como el funcionamiento de más de 300 centros clandestinos de detención y el modus operandi de la represión: secuestro, tortura y asesinato.

El juicio histórico a las Juntas, llevó al banquillo de los acusados a los integrantes de las tres primeras juntas militares, la que comandó la dictadura entre 1976 y 1980 (Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y y Orlando Ramón Agosti); la junta de 1980 y 1981 (Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y Omar Domingo Rubens Graffigna); y quienes integraron la tercera junta entre 1981 y 1982: Leopoldo Fortunato Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo.

Juicio a las Juntas Militares. Foto: Télam

La Cámara Federal dictó sentencia por 709 casos presentados durante el juicio donde condenaron a Videla y Massera a reclusión perpetua; a Agosti a cuatro años y seis meses de prisión; a Viola a 17 años de prisión; y a Lambruschini a la pena de ocho años de prisión. En tanto, Graffigna, Galtieri, Anaya y Lami Dozo fueron absueltos.

El primer periodo de la presidencia de Raúl Alfonsín, caracterizado por un gran apoyo de la población y un clima generalizado de optimismo, se conoce como «primavera alfonsinista», y se extendió hasta el 4 de diciembre de 1986 cuando anunció la Ley de Punto Final (y luego, la de Obediencia Debida), lo que provocaría el 19 de diciembre una protesta multitudinaria de personas, siendo igual promulgada el 24.

El Plan Austral

Este plan, se  inició en junio de 1985 al estilo de «política de shock» y logró contener la inflación rápidamente sin frenar el crecimiento económico. El programa terminó en los hechos cuando hacia 1988 un rebrote inflacionario forzó a crear un nuevo programa, conocido como «Plan Primavera», que, sin embargo, no lograría evitar la hiperinflación argentina de 1989 y 1990, que terminaría en la renuncia de Alfonsín, y en una transición adelantada a la presidencia de Menem.

Las medidas incluidas en el plan eran: control de los precios de los productos y tarifas de los servicios públicos, congelamiento salarial y no emisión monetaria. Se pretendía así, detener la inflación que crecía por entonces un 1% diario. Muchas de esas medidas eran condiciones que el FMI exigía para continuar las negociaciones, que llegaron a buen puerto cuando Alfonsín firmó con esa entidad un acuerdo de reescalonamiento del pago de la deuda externa que vencía ese año, junto al otorgamiento de un crédito suplementario de 4.200 millones de dólares.

Raúl Alfonsín y Carlos Saúl Menem

Todo esto, pese a que en los primeros meses de su gobierno promovió la creación de una Comisión Legislativa para que estableciera el monto de la deuda legítima, sumado a sus intentos de no negociar el pago de ella solamente con el FMI, acudiendo al Banco Mundial, al Club de Paris, al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a la banca privada.

El éxito inicial del Plan Austral se reflejó en las elecciones legislativas de noviembre de 1985. Pero a fines del 86 el Plan Austral dio muestras de agotamiento. Comenzó a desvalorizarse fuertemente con respecto al dólar en el mercado de cambio.

La inflación volvió a crecer sostenidamente, mientras que la recesión y los conflictos sociales se agravaban más y más. Ante esta situación, se optó por el abandono de los estrictos controles y por la liberalización económica. Esto significó el paulatino rompimiento con el modelo de economía semi cerrada puesto en marcha desde hacia medio siglo, y la apertura del mercado a los productos extranjeros.

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