¿Qué hizo estallar la bronca el 19 y 20 de diciembre del 2001? ¿Que empujó a miles a tomar las calles al grito de “que se vayan todos!”? ¿Cuál fue la fuerza que sacó a de la Rúa del sillón Rivadavia, y luego a 3 presidentes más en una semana? ¿De qué resistencias veníamos?
Hablar del 2001 implica retomar toda una década de luchas, resistencias y confrontaciones que llevaron al hartazgo de una fuerza social que cada vez se manifestaba con mayor contundencia frente a una institucionalidad totalmente erosionada. La década de los 90 estuvo cargada de hechos, protestas y avances del pueblo que siguen presentes en la memoria colectiva como parte de la historia reciente de la Argentina. Según los medios gráficos durante esta década se registra como mínimo una protesta por día. El ritmo de la resistencia va estar fuertemente marcado por el avance de las políticas neoliberales que devoraron y desmantelaron la ya golpeada dignidad popular.
Pero también es importante mencionar que lo que sucede durante los años 90 y lo que termina explotando en el año 2001, está atravesado por lo que sucedió durante la última dictadura cívico-eclesiástica-militar, donde lo económico, lo político, lo social y cultural; la desaparición forzada y aniquilación de toda una generación militante que luchaba por cambiar las bases de subsistencia social, y la posterior puesta en escena de una “democracia” a medida de la clase dominante y el imperialismo, fue una olla a presión para que estallara.
El 20 de diciembre a las 19:37 el aire convulsionado en el techo de la Rosada no llegaba a barrer toda la miseria alimentada por décadas de reestructuración económica. Setecientos cuarenta días del gobierno de De la Rúa y la década menemista ardían en barricadas por Buenos Aires, Rosario, Córdoba… Lo que aprendimos del 19 y 20 de diciembre es que el pueblo golpea cuando delibera. Un pueblo vestido de bronca, de dolor, de hambre, pero también de rabia y organización se vio en la calle, en ese espejo donde se reflejaban las personas desocupadas, las excluidas y las de abajo mostrando los dientes frente a la opulencia de los dueños del dinero, la corrupción y la política.
Córdoba también fue dejando sus huellas en todo este recorrido. El ataque a la casa radical en el ´95 tras semanas de tensión por sueldos adeudados a los empleados públicos, forzando el fin de la gestión del gobernador radical Angeloz dos semanas después de estos hechos. Las agitadas jornadas de mayo del ´97 en Cruz del Eje donde el cierre del ramal y los talleres del ferrocarril dejaron a miles de trabajadores y trabajadoras en la calle y toda una organización alrededor de los cortes de ruta y asambleas. Los 105 días de toma de la cervecería Córdoba en barrio Alberdi (1998) convirtiéndose en la ocupación más larga de la historia obrera, y las movilizaciones de Luz y Fuerza que frenaron la privatización de EPEC, fueron sucesos que abonaron al ejercicio de la resistencia contra el régimen.
Diciembre en el hervidero cordobés
Son las diez de la mañana del 19 de diciembre. Dos compañeros trabajan haciendo mantenimiento de edificios a pocas cuadras de la Municipalidad. El calor va subiendo, así como también la bronca de los empleados municipales que marchan por el centro exigiendo salarios que están sin cobrar. El paro con movilización se hacía sentir teniendo como respuesta las balas de goma y los gases que la policía de la provincia impartía para controlar la bronca. Las radios anuncian manifestaciones, saqueos y confrontación en varias ciudades del país. Es en ese momento, en que ambos compañeros deciden dejar de trabajar, uno de ellos vuelve a su barrio en Argüello mientras el otro se arrima a la marcha de los municipales.
Hay un clima social que dice a gritos que no se aguanta más, sin embargo, en ese momento, nadie lograba anticiparse realmente hasta qué punto llegaría la efervescencia popular en las siguientes 48 horas. La represión de esos días terminaría en Argüello con la vida de David Moreno y junto con él, la de otras 38 personas en todo el país. En el centro la represión policial llenó de gases el sindicato de Luz y Fuerza donde se habían refugiado varios trabajadores municipales. Se desata una batalla abismal.
En Argüello grupos de vecinos y vecinas comienzan a acercarse a las puertas del supermercado de un barrio exigiendo mercadería. Algunos deciden entrar a sacar alimentos, otros se quedan en la puerta hasta que llega la policía y comienza a reprimir. Ese hambre popular que crecía al mismo tiempo que aumentaban la desocupación, el empleo precarizado, los contratos basuras de toda una década de políticas de ajuste y privatización eran imágenes que los grandes medios utilizarían para criminalizar la pobreza y la protesta social.
Entrada la noche la policía disparó a los transformadores para dejar al barrio Villa 9 de julio de Argüello sin luz. Mientras tanto se empieza a organizar la juventud del barrio para resistir la represión que ya disparaba con balas de plomo sin discreción a las y los vecinos del barrio, hiriendo en el brazo a una de ellas. Esa madrugada se llevarían detenidos a varios de esos jóvenes que le hicieron frente a la policía.
A la mañana del 20, del otro lado de la ciudad, un niño de 6 años va caminando por la vereda. Desde la Av. de Mayo en dirección hacia una plaza de Villa el Libertador ve un tumulto de gente y persianas de negocios levantadas a media altura que habían sido saqueados la noche anterior o de madrugada. Cuando llega a la plaza del barrio se encuentra con un grupo de chicos juntando cartuchos de balas de goma.
En su recuerdo, hay imágenes de las calles llena de gente enfurecida rompiendo las vidrieras de los grandes negocios, haciendo barricadas en algunas esquinas y una batalla campal en una de las plazas del barrio donde la policía custodiaba el supermercado Almacor y recorría en patrulleros las calles de Villa Libertador disparando a la gente para dispersarla. Así, escapando de las balas se resguarda junto a otros en la casa de unos vecinos. En una de las noches posteriores al 20, recuerda ver una transmisión en vivo de un saqueo de un supermercado chino en un barrio cercano que terminará con enfrentamientos, mientras un helicóptero que sobrevolaba por la zona pasa por arriba de su casa.
Los 90 y el 2001 confluyeron en una práctica de resistencia y desobediencia escalonada y sistemática. Obreros, estatales, jóvenes de las barriadas populares, estudiantes, jubilados y jubiladas, docentes, fueron protagonistas colectivos de volver cotidiana la lucha. Una lucha vedada por los más oscuros y sangrientos planes económicos, políticos y sociales de la última dictadura, que se sostuvieron maquillados con la vuelta a la constitucionalidad.
Intereses irreconciliables. Días de rebelión echaban a un presidente. Se tenían que ir todos, pero no se fueron. Se reciclaron, se quedaron. La tarea quedó inconclusa. Pero la llama de esa lucha colectiva no se apagó más. 20 años después la tarea sigue abierta… Desde Villa el Libertador hasta las escalinatas del Congreso, desde la recuperación de la Cervecería Córdoba hasta las luchas en Chubut contra la megaminería ¡Que se vayan todos!
Agradecemos los testimonios y relatos de los compañeros de la Casa de la Memoria «Imprenta del Pueblo Roberto Matthews»: A Jesús sobre la Villa 9 de Julio de Argüello y Carlos en las manifestaciones en el centro de la ciudad. Y a J.M.N.D por sus recuerdos de la infancia en Villa el Libertador.