Más de siete millones de chicos y chicas viven en la pobreza monetaria y un millón se va a dormir sin cenar por falta de dinero. Así lo determinó un informe de UNICEF.
De acuerdo a información de la Octava Encuesta Rápida realizada por UNICEF, más de siete millones de chicos y chicas viven en la pobreza monetaria y un millón se va a dormir sin cenar por falta de dinero. Los datos se dieron a conocer en el marco del lanzamiento de la campaña «El hambre no tiene final feliz».
Si se tienen en cuenta el resto de las comidas, la cantidad de niños y niñas alcanzadas es de un millón y medio. En el caso de las personas adultas que viven en esos hogares, el número llega a cuatro millones y medio porque priorizan el alimento de los más pequeños.
Te puede interesar: «Los precios de los alimentos aumentaron un 33% según lo detectado en julio»
Es la primera vez que la encuesta pregunta sobre niñas y niños que se van a la cama sin cenar. No obstante, en 2023 ya se consultó sobre la proporción de hogares que se salteaban comidas y los resultados muestran un aumento. Se pasó del 6,4% de las chicas y chicos en 2023 al 7,4% obtenido en 2024.
Las personas más afectadas son aquellas que viven en hogares con menor acceso educativo y en los monomarentales, con jefatura femenina o cuando están situados en un barrio popular.
Reducción del consumo de ciertos alimentos
El informe muestra la reducción del consumo de alimentos centrales como carne, verduras, frutas y lácteos y el aumento de los más baratos y menos nutritivos como fideos, harina y pan.
Además, un 52% de los hogares tuvieron que dejar de comprar algún alimento, once puntos más que en 2023. Se trata de 3,3 millones de hogares, un 90% dejó de comprar leche, carnes y otros lácteos. La cifra es del 67% en aquellos donde se percibe la Asignación Universal por Hijo y el Programa Alimentar.
Incluso, la situación se repite en aquellos hogares con jefes y jefas de hogar registrados, donde el porcentaje es del 35%.
En viviendas donde los jefes o jefas de familia tienen empleos informales, un 65% no puede afrontar sus gastos. Llamativamente, la situación también se da en aquellos con empleos registrados, un sector en el que asciende al 30%. Esto demuestra que tener un empleo no resulta suficiente para salir de la pobreza.
Por otra parte, un 23% de los hogares dejaron de comprar medicamentos y un 32% redujeron los controles médicos y odontológicos. En algunos casos, estas restricciones también tienen impacto sobre sectores medios: un 9% de los hogares tuvieron que darse de baja de la prepaga o cambiar a las niñas y niños de escuela por no poder pagar la cuota.
El deterioro en la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes revelado por el organismo tiene correlato con los datos publicados la semana pasada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, que indicó que la pobreza trepó del 44,7% en el tercer trimestre del 2023 al 55,5% en el primer trimestre de este año, en tanto que la indigencia pasó del 9,6% a 17,5% en el mismo período.
Con información de elDiarioAR.
