El 23 de febrero, se hizo público un comunicado de un equipo interdisciplinario en el que refuta los principales argumentos de quienes defienden la megaminería. El documento es una respuesta a los intentos de modificar las legislaciones locales en Mendoza y Chubut para habilitar la actividad extractivista, y fue firmado por investigadores del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires.

«Queremos ser claros: en el estado actual de situación, no es posible
una ‘megaminería sustentable’. Las experiencias históricas y las evidencias científicas disponibles llevan a la conclusión inequívoca de que la megaminería atenta gravemente
contra la salud y el ambiente de las sociedades donde se instala», puede leerse en el documento.
El primer argumento que refutan es : «Siempre hubo minería y no trajo problemas graves a la humanidad». Para los firmantes del texto esto no es así, ya que la megaminería es una de las múltiples formas de minería existentes y es relativamente nueva (en nuestro país funciona desde la década del ‘90).
El texto resalta que a diferencia de la minería tradicional, la megaminería se encuentra prohibida en muchos países del mundo debido a que la utilización de sustancias químicas como el cianuro, el mercurio y el ácido sulfúrico – aplicadas para separar los metales preciosos de las rocas- generan irreversibles efectos socio-ambientales.
Otro argumento que cuestionan es : «La megaminería ‘bien hecha’ puede no tener efectos dañinos en el medio
ambiente y la salud pública». Para los y las investigadoras esto no es posible, debido a que la megaminería tiene inevitables impactos perjudiciales en el medio ambiente y la salud pública.
El documento explica que los desechos de los químicos utilizados para separar los metales preciosos de la roca son descartados en enormes piletas artificiales, llamados diques de cola, que en innumerables ocasiones han tenido filtraciones hacia las napas y los ríos.
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Entre quienes defienden la actividad en cuestión, plantean que la megaminería genera desarrollo, empleo y diversificación de la economía regional.
El documento citado muestra que la actividad nombrada, no genera desarrollo ni empleo ni diversifica las economías regionales.
«La ‘explotación de minas y canteras’ aportó sólo el 2,95% del Valor Bruto de producción total en Argentina desde 2004 hasta 2018, siendo que la megaminería metalífera aportó apenas 0,49%, en comparación con el 6,95% de la ganadería, agricultura, caza y
silvicultura (INDEC, 2019)»,puede leerse en el texto.
Los firmantes del escrito, llaman a más científicos y científicas, investigadores e investigadoras, docentes, y profesionales de la salud a firmar el comunicado y a pronunciarse en contra del avance de la megaminería en el país.