El Resaltador conmemora el mes del orgullo con una serie de entrevistas a referentes de la comunidad LGTBQ. Voces fundamentales en momentos históricos como el actual, atravesado por discursos de odio y acciones que atentan contra los Derechos Humanos.

La historia del Día Internacional del Orgullo LGBT comenzó en la madrugada del 28 de junio de 1969, cuando la policía llevó adelante una feroz represión en Stonewall Inn, uno de los pocos bares en Nueva York que permitía el ingreso de la comunidad LGBTTTIQ+.
En conmemoración de esa lucha, hoy es el Día Internacional del Orgullo. Desde El Resaltador realizamos una serie de notas con referentes claves de la diversidad. En esta oportunidad, traemos el testimonio de María Cecilia Soria, disidente y sub Secretaría de la Mujer y la Juventud del gremio Sirelyf.
El orgullo como derecho
La sindicalista contó que su momento de mayor orgullo de militancia fue el 15 de julio del año 2010, cuando se sancionó la Ley de Matrimonio Igualitario en nuestro país.
«Sentí que se sellaba una gran lucha que garantizaba uno de los tantos reclamos por más derechos en nuestra comunidad LGBTQ+ y que tantes compañeres dejaron su piel para conseguirlo», expresó la entrevistada.

El momento de «menos» orgullo fue cuando compartió situaciones en los que a compañeres se les señalaba y eran víctimas de burlas, ya sea por su manera de vestir, corte de cabello, o por el solo hecho de caminar de la mano con una persona del mismo sexo en la vía pública.
El odio legitimado y su impacto en el día a día
En diciembre del 2023 asumió el gobierno un partido político libertario, cuyos referentes han realizado comentarios en contra de la perspectiva de género o los derechos de las diversidades.
Cecilia considera que los discursos de odio en la actualidad son cada vez más frecuentes, «con la complicidad de medios de comunicación y cobardes que se esconden en redes sociales», provocando «un alto impacto emocional que generan miedo, ansiedad, tristeza, en personas que son objeto de estos actos, fomentando la división de nuestra sociedad».
La gremialista sostiene que «desde la asunción del presidente Milei y sus políticas de vaciamiento, eliminando el Ministerio de la Mujer, contribuyó a que los discursos de odio normalicen actitudes extremistas, alimentando movimientos radicales que llevan a cabo un accionar violentamente desmedido, dicho todo esto, no puedo dejar de mencionar el triple lesbicidio de Pamela, Andrea y Sofia en Barracas (Buenos Aires)«.
Este caso no fue un hecho aislado, las disidencias son atacadas y asesinadas. A finales de abril informaron que durante 2023 en Argentina hubo 133 crímenes de odio en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto para los ataques.
Los datos fueron relevados en el último informe anual del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+, gestionado por la Defensoría LGBT de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la Nación, junto a la Federación Argentina LGBT.

El peligro de vivir sin leyes
Los derechos conquistados, como lo fueron el Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, el Ministerio de Mujeres y Diversidades, fueron claves para mejorar la vida del colectivo LGTBQ, pero se han puesto en debate nuevamente.
«Han mejorado la calidad de vida muchas personas al reconocer legalmente sus relaciones, su identidad de género, han contribuido a una mayor inclusión y visibilidad promoviendo el respeto por la diversidad, esto representa un avance en términos de derechos humanos al garantizar la igualdad ante la ley y la no discriminación por orientación sexual o identidad de género, se avanzó muchísimo, pero aún falta«, dijo Soria.
Y agregó: «En estos momentos que transitamos, desde que el presidente Milei asumió el mando de nuestra Argentina, se corren serios riegos de que todo se vuelva atrás en este contexto donde tenemos todas las de perder«.
La gremialista advirtió que eliminar estas leyes significaría un “retroceso histórico” afectando negativamente a las diversidades, cayendo nuevamente en la marginalización sufrida tiempo atrás.
Las alianzas
La gremialista enfatizó la necesidad de articular con instituciones de toda índole, que apoyen las políticas públicas vinculadas con las mujeres y la comunidad LGBTQ+, en particular los programas de salud sexual, violencia laboral, familiar y /o social, promoviendo acciones de sensibilización e igualdad.

«Dentro del SiReLyF encontré un gran equipo de trabajo, donde estoy muy cómoda y libre de ser y sentir, no siento discriminación alguna, todo lo contrario, estoy en familia. La Secretaría de la Mujer y la Juventud solo tiene un añito de vida, es por ello que con la compañera Laura Arias, estamos creando un espacio de inclusión, integración, de militancia y acompañamiento», concluyó.