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El consumo privado en la era Milei: ¿Recuperación o espejismo?

Publicado por:Agustina Bortolon

El consumo de las familias argentinas muestra una fuerte transformación. Menos carritos de supermercado llenos, más cuotas para motos y electrodomésticos. ¿Es sostenible este modelo?

Para entender las claves de la actual coyuntura económica—marcada por un fuerte ajuste fiscal, una redefinición del gasto familiar y una aparente recuperación macro—el economista Franco Godino*, integrante de la consultora Pulso Económico y Social, brindó un análisis en No Estamos Solos (Universo TV) que pone el foco en la evolución del consumo privado y su rol en el nuevo modelo económico argentino.

En 2024, el consumo privado en Argentina cayó al 71,6% del Producto Interno Bruto (PIB), un nivel ligado profundamente a contextos de crisis.

Es un número que remite a 2019 y 2011: años de limitaciones externas, inflación elevada y controles cambiarios. No obstante, esta vez el descenso no es consecuencia inevitable de una crisis, sino el resultado deliberado de la estrategia económica del gobierno de Javier Milei.

En lugar de responder a un shock externo, el oficialismo promovió una baja del consumo como parte de su programa de estabilización. El objetivo es ambicioso: ordenar las cuentas fiscales, reducir la inflación y al mismo tiempo redirigir el crecimiento hacia la inversión y las exportaciones.

Consumo en caída, pero con matices

A primera vista, las estadísticas parecen contradictorias. Las ventas en supermercados y mayoristas están en baja, pero los patentamientos de autos y motos suben. ¿Crisis o recuperación?

La respuesta está en el cambio de hábitos. La caída del ingreso disponible para jubilados, empleados públicos y trabajadores informales—más de 6,5 millones de personas—golpeó al consumo masivo.

Sin embargo, la desaceleración inflacionaria y el resurgimiento del crédito incentivaron el consumo de bienes durables: motos, electrodomésticos y vehículos encuentran un nuevo impulso gracias a la financiación.

En otras palabras, mientras el carrito del supermercado se llena menos, el crédito para cuotas gana terreno.

El modelo económico detrás del ajuste

Esta nueva estructura del consumo no es casual. El gobierno apuesta a sostener niveles bajos de consumo público y privado para evitar una explosión de importaciones que desequilibre el frente externo. La referencia implícita es el «Fujishock» peruano de 1990: ajuste fiscal duro, apertura al bimonetarismo y estabilización monetaria como hoja de ruta.

El escenario deseado es uno en el que la economía crezca sin presiones inflacionarias ni crisis cambiarias. Pero ese equilibrio es frágil: si el consumo vuelve a crecer sin que lo hagan proporcionalmente las exportaciones, el modelo podría desmoronarse como en 2019, obligando al regreso del cepo cambiario y más inflación.

¿Qué esperar hacia adelante?

Todo indica que el consumo seguirá rezagado en el corto plazo. La estrategia oficial prioriza inversión y exportaciones como motores de crecimiento, dejando al consumo en pausa. ¿Será esto sostenible? ¿Cuánto tiempo puede aguantar la población con el cinturón ajustado?

Por ahora, el gobierno logró cierto orden macroeconómico. Pero la estabilidad sin inclusión puede convertirse, como tantas veces, en un espejismo.

*Franco Godino es economista de la consultora Pulso Económico y Social y docente de la UNC. Se especializa en análisis y asesoría para empresas cordobesas que buscan una lectura de la coyuntura que incorpore una mirada regional y con foco en el desarrollo.

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