De sangre comenchingona y corazón celeste, “el negro” Dellavalle no sólo fue el primer jugador cordobés en jugar en la Selección, sino también fue uno de los protagonistas en conseguir el primer título de Argentina en 1921. Del Pueblo de la Toma a las páginas doradas del fútbol: Miguel Dellavalle, el comechingón campeón.

“Una multitud de porteños lo aclaman, Miguel Dellavalle ha sido el artífice del triunfo argentino. La selección nacional es ovacionada por la Argentina que ha logrado por primera vez convertirse en campeona del certamen sudamericano, llamado actualmente Copa América. Miguel Dellavalle es tapa en varios diarios del país, porque el público le adjudica el triunfo. Se convierte en ídolo nacional, es decir en una persona amada con pasión. Este comunero fue el primer ídolo argentino en el fútbol nacional” arranca el texto que recuerda y homenajea a Miguel Dellavalle en el blog “Pueblo de la Toma”.
Miguel “el Negro” Dellavalle nació en diciembre de 1898 en el Pueblo de la Toma, tierra comechingona, hoy llamado Barrio Alberdi. Hijo de Cayetano Dellavalle, inmigrante italiano, y de Rosalía Sánchez, comunera comechingona, nieta del cacique Valentín Suárez.
Miguel nació 18 años después de la reducción y expropiación del Pueblo de La Toma. En 1881, Miguel Juárez Celman promulgó leyes que accedieron a la división territorial del Pueblito: una expropiación de los pastos que utilizaban los y las comuneras. Y en 1885, 13 años antes del nacimiento de Dellavalle, se expropió definitivamente las tierras de La Toma y claudicó la figura jurídica de “pueblos indígenas”, la tierra comechingona de la ciudad de Córdoba. Así, las raíces aborígenes de estas tierras, quedaron socialmente invisibilizadas como comunidad indígena.
La representación social de la comunidad comechingona de Córdoba suprimida por Juárez Celman y la burguesía cordobesa, tomó representatividad mediante una pelota de fútbol, porque quien la pateaba llevaba su sangre. En 1915, a sus 16 años y sólo 10 años después de la fundación del Club Atlético Belgrano de Córdoba, Miguel Dellavalle ya jugaba en la tercera división del Pirata. En ese entonces, hacía 5 años que el Pueblo de la Toma se llamaba Pueblo Alberdi.

“El Negro” jugaba como volante central, y culminó aquel año en la primera división de Belgrano. Entre 1915 y 1922, jugó 58 partidos y anotó 18 goles con los Celestes. También fue campeón de las respectivas divisiones por donde jugó.
En 1920 no sólo vistió la celeste de Belgrano, sino que le llegó el turno de vestir la celeste y blanca de Argentina. Dellavalle se convirtió en el primer jugador cordobés no sólo en llegar a la Selección, sino también en campeonar con ella. En 1921 no fue un título más para la Albiceleste, ya que fue el primer título en la historia de nuestra Selección Masculina de fútbol. Y “el Negro”, aquel hijo de inmigrante y comechingona, fue protagonista de aquel primer e histórico título, que sería el primero de tantos.
Aquel campeonato Sudamericano, hoy llamado Copa América, se jugó en Argentina, específicamente en el Estadio del Club Sportivo Barracas de Buenos Aires, del 2 al 30 de octubre de aquel año. Participaron Brasil, Chile, Uruguay y Argentina. Pero Chile, por cuestiones internas, no pudo participar y lo hizo Paraguay, recientemente afiliado a la FIFA.
Argentina le ganó 1 a 0 a Brasil el 2 de octubre; 3 a 0 a Paraguay el 12 de octubre, y llegó a la final contra Uruguay el 30 de aquel mes. “Su primera actuación en el seleccionado fue contra Uruguay, en el que nuestro comunero deslumbró dando un espectáculo que enamoró a la tribuna. Un solo error “explicable”, acostumbrado al celeste de Belgrano, después de dejar atrás a dos rivales, le alcanzó la pelota al primer habilitado, que resultó un uruguayo con su celeste camiseta nacional. No obstante Argentina ganó”. Continúa el memorioso texto del blog del Pueblo de la Toma, que hace referencia al 1 a 0 final contra Uruguay, de la mano de Julio Libonatti, para que Argentina levante su primera copa ante 30.00 presentes en el estadio.

Fue cuando todo el país habló de Miguel Dellavalle, el mediocampista puestero de Pueblo Alberdi, del Pueblo de la Toma. Pero el ocaso deportivo de “el Negro” llegaría con la misma velocidad que su ascenso. Durante el siguiente Sudamericano, disputado en Río de Janeiro, Dellavalle sufrió una lesión en su rodilla y fue reemplazado de la Selección. Al tiempo, con tan sólo 23 años, se retiró para siempre del equipo nacional.
Tras una depresión irreversible, potenciada por el alcoholismo, debido a la pérdida de su madre, Rosalía Sánchez, y su declive futbolístico, Dellavalle decidió quitarse la vida el 22 de noviembre de 1932. A casi 100 años de su temprana partida, las paredes de Alberdi, su Pueblo de la Toma natal, inmortalizan su legado. En homenaje a la gloria de Belgrano, desde Belgrano Cultura junto a la Municipalidad y la red Pueblo Alberdi, el 16 de septiembre de 2021, renombraron el Pasaje Lanter, por Pasaje Miguel Dellavalle, a metros del Gigante de Alberdi.
Con la firma de “El Comunero” el texto del blog del Pueblo de la Toma concluye: “La Comunidad del Pueblo de La Toma, sintiendo a Miguel Dellavalle como propio ya que desciende de luchadores del Pueblito por su cultura y territorio, espera con este aporte colaborar con todos aquellos que lo reivindican y quieren “desenterrarlo” del olvido. Este hermano comunero, pirata y campeón, lo merece”.
El Pueblo de la Toma es una tierra que está en constante reemergencia y visibilidad en la actualidad, mediante la activación de procesos de comunalización para retomar su personería jurídica como pueblos originarios. El Negro Dellavalle, con una pelota en el pie, reivindicó la identidad indígena suprimida por la amnesia colectiva y el eurocentrismo crónico.