Skip to content
Logo El Resaltador

Científicos del CONICET presentan un servicio tecnológico para revalorizar residuos orgánicos de la industria alimentaria

Publicado por:El Resaltador

Está destinado a empresas del sector que deseen evaluar el potencial de convertir sus desechos en diversos productos de alto valor agregado, mediante su tratamiento con larvas de Mosca Soldado Negra.

Según el Análisis ambiental de país para Argentina del Banco Mundial, solo el 37% de los municipios argentinos tiene un sistema de separación de residuos sólidos. La mayor parte se deposita en basurales a cielo abierto o en rellenos sanitarios, sin seleccionar ni valorizar los desechos orgánicos de modo diferencial.

Además de impactar en el ambiente y la salud pública, implica un desaprovechamiento de las oportunidades de rentabilidad que presentan estos residuos.

El Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIBYT, CONICET-UNC) busca impulsar la gestión estratégica de los residuos orgánicos del sector productivo realizando una evaluación científico-técnica de su potencial para ser tratado con larvas de Hermetia illucens, un insecto conocido como “Mosca Soldado Negra” (MSN). 

Esta innovadora tecnología permite obtener una variedad de productos con valor comercial mediante una estrategia sustentable y alternativa al tratamiento habitual de los residuos, la combustión o el enterramiento sanitario.

Agustín Luna, impulsor de este proyecto e investigador del CONICET asegura que la larva de MSN consume los residuos y aumenta unas diez mil veces su peso en solo quince días.

«En ese proceso, transforma la materia orgánica en biomasa, principalmente compuesta por grasa y proteína de alto valor nutricional. Al mismo tiempo, el ciclo biológico de la larva implica muchas mudas de su exoesqueleto. Este tiene un alto contenido de quitina que, junto al quitosano, actúan como estimulantes del desarrollo vegetal», enfatiza Luna.

Y agrega que la producción de larva implica la generación de, al menos, dos productos con mayor valor agregado: “un derivado enriquecido en proteína de alta calidad para la alimentación animal (aves, cerdos, peces o incluso mascotas) y una enmienda orgánica para enriquecer y nutrir suelos agrícolas” declara el impulsor del proyecto.

El equipo de científicos que lleva adelante la iniciativa incluye también al investigador del CONICET Raúl Marín y a la becaria Romina Picco, así como al personal de apoyo del IIByT.

El asesoramiento técnico que ofrece el equipo del CONICET se basa en un protocolo experimental que incluye la adecuación del residuo orgánico para ser utilizado como sustrato en la cría de las larvas; el monitoreo de su tasa de crecimiento; el análisis de la composición química de su biomasa y el cálculo del residuo excedente que queda tras el proceso. 

Con esta información, el productor puede considerar esta estrategia de revalorización de sus residuos por sobre otras alternativas sustentables como el compostaje y los biodigestores.

En un experimento con alperujo de aceituna, descubrieron que la larva de MSN que crece en este concentrado tiene un 60 por ciento de grasa, principalmente de ácidos grasos de cadena corta. “Así, tanto por cantidad como por calidad, tiene un gran potencial para fabricar biocombustibles y como aporte calórico para la nutrición animal”, anticipa Luna.

Actualmente, el equipo está en vías de evaluar el extrusado proveniente de la elaboración de aceite de jojoba. Aunque los especialistas se enfocan en investigar el desempeño de la larva ante dietas puras, esta estrategia de biotransformación puede aplicarse en una amplia variedad de desechos orgánicos.

Según Luna, “la posibilidad se abre para cualquier productor de residuos. No necesariamente tienen que ser puros. Por ejemplo, una gran posibilidad son los mercados de abasto, que descartan toneladas de frutas y verduras por mes. También podría aplicarse para residuos domésticos, de frigoríficos, e, incluso, heces de la producción animal”.

¿Por qué elegir este tratamiento de los residuos sobre otras alternativas?

El modelo de bioconversión con larva de MSN tiene múltiples ventajas respecto de otras formas de valorización de los residuos orgánicos, explican desde el equipo de investigación de CONICET.

En primer lugar, el ciclo de crecimiento de la larva es, al menos, seis veces más corto que el compostaje, un proceso que toma entre diez y dieciséis semanas. 

Además, es posible concatenarlo con otras tecnologías, como la digestión anaerobia aplicada a la producción de biogás. Y, tal como reconoce la nueva normativa del SENASA, el uso de insectos y sus subproductos como materia prima para la alimentación de animales es una tendencia en aumento durante la próxima década.

La incorporación de larvas a la dieta animal se plantea, en general, en forma de harina. Sin embargo, en el caso de las aves de corral, se está explorando la opción de ofrecerlas enteras deshidratadas o directamente vivas.

Para Raúl Marín, “esto incrementaría la complejidad del alimento y del entorno, favoreciendo la expresión de comportamientos de exploración e interacción con el ambiente, los cuales son beneficiosos para mejorar el bienestar de las aves durante su cría”.

Las aplicaciones de esta herramienta biotecnológica están en sus comienzos y sus oportunidades son muy amplias. 

El impulsor del proyecto manifiesta que incluso «se podrían aprovechar residuos orgánicos con determinados componentes bioactivos para condicionar la composición química y las propiedades de la larva. Por ejemplo, el alperujo de aceituna tiene muchos polifenoles que son buenos antioxidantes y algunos también son antimicrobianos». 

“La larva de mosca criada en ese sustrato podría ser utilizada como un suplemento dietario con cantidades significativas de polifenoles, y así reducir el uso de antibióticos sintéticos promotores de crecimiento en animales de cría intensiva”, concluye Luna.

Logo El Resaltador

Apoya el periodismo autogestionado

La comunicación la construimos entre todxs.

Suscribite acá