El juez Alejandro Sánchez Freytes consideró que una cirugía de este tipo forma parte de un mismo proceso reconstructivo para lograr una reparación integral de las consecuencias provocadas por la afección oncológica. La obra social abonó el 100%.

Hace unos meses, el juez Alejandro Sánchez Freytes, a cargo del Juzgado Federal N°1 de Córdoba, hizo lugar a la acción de amparo de una mujer contra la obra social Osde, para que le brinde una cobertura al 100% sobre una intervención quirúrgica de reconstrucción mamaria bilateral con simetrización de mama contralateral sana necesaria, producto de un cáncer.
Las empresas de medicina prepaga cubren la reconstrucción mamaria por mastectomía (extirpación total del seno) en mamas enfermas, pero no contemplan una simetrización en mamas sanas que hayan quedado desiguales por considerarla una cirugía de tipo estético.
El juez Freytes consideró que una cirugía de este tipo forma parte de un mismo proceso reconstructivo para lograr una reparación integral de las consecuencias provocadas por la afección oncológica.
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El caso
En 2012, diagnosticaron a la amparista de 49 años con un carcinoma mamario unilateral (cáncer de mama) en su pecho izquierdo. A raíz de esto se le realizó una cuadrantectomía (extirpación de un cuarto de la mama), rayos, tratamiento hormonal con supresión de la función ovárica y medicación.
Años más tarde, le detectaron otro tipo de tumor en el mismo pecho, por lo que esta vez la intervención quirúrgica que se realizó implicó la extirpación total de la mama izquierda y la colocación de un expansor tisular. También hizo quimioterapia para evitar el resurgimiento de la patología.
Dicho expansor debía ser retirado luego de un año desde su colocación (2021), pero por motivos de salud no fue posible hacerlo a tiempo. Tras consultar con su médico tratante le fue indicada una cirugía urgente para colocar la prótesis definitiva de la mama izquierda debido a que experimentaba intensos dolores que se expandían hacia el brazo.
El facultativo además le sugirió la reconstrucción complementaria en la mama derecha sana como parte de todo el proceso, con el objetivo de lograr proporcionalidad entre ambas. Para esta práctica, Osde le negó la cobertura.
La obra social fundamentó que la simetrización no tenía relación con la patología de base y que era de carácter “absolutamente estético”, por lo que no estaba obligada a cubrirla de acuerdo a la normativa vigente.
Asimismo, argumentaron que esta cirugía no contaba con criterio médico y clínico para ser solicitada y que tampoco estaba contemplada en el plan solicitado por su afiliada.
La afectada asegura que con Osde “siempre fue todo perfecto, soy afiliada hace 20 años y en lo único que me fallaron fue en esto. Yo venía con esto desde 2011 queriendo terminarlo y me angustió mucho porque no era una operación tan costosa como para negarse a cubrirla”.
“Por eso inicié el proceso legal, además quise que quedara un antecedente para otras mujeres de que se podía luchar por esto”, detalló la amparista.
Fundamentos de la sentencia
En la resolución, el juez Sánchez Freytes consideró la Ley 26.872 de Patología Mamaria, que enumera en su artículo 1° a todos los establecimientos y agentes de salud -incluidas las obras sociales- que “deben incluir la cobertura de la cirugía reconstructiva como consecuencia de una mastectomía por patología mamaria, así como la provisión de las prótesis necesarias”.
También contempla la Ley 23.611 que declara de interés nacional en política sanitaria la lucha contra el cáncer, los linfomas, las leucemias y demás enfermedades neoproliferativas malignas.
«Es decir, surge de la propia legislación específica en la materia la obligación que tiene el agente del seguro de salud de brindar cobertura integral a la cirugía reconstructiva mamaria, más la provisión de prótesis posterior a una mastectomía», detalla el documento.
Continúa el escrito: «…el espíritu de la ley mencionada ut supra tiene por finalidad lograr una reparación integral de las consecuencias provocadas por la afección oncológica. Lograr una reconstrucción integral de ambas mamas, no solamente implica un cambio físico y estético, sino que tiene un trasfondo psicológico sobre la persona que ha tenido que transitar durante varios años por una enfermedad oncológica. No es simplemente el hecho de volver a aceptarse físicamente, sino poder concluir y dejar atrás una etapa de su vida que le produjo no solamente un daño material sobre su cuerpo, sino además un daño en su psiquis».
Cirugía tras el fallo
Tras la resolución judicial, la intervención quirúrgica se efectuó el pasado 22 de noviembre. Durante el procedimiento, a O.M.A se le retiró el expansor tisular de su mama izquierda y en su lugar se colocó una prótesis; en el pecho derecho sano se realizó una pexia (levantamiento) mamaria para poder lograr la simetrización.
La cirugía, pese a ser ambulatoria, duró tres horas e hizo que la mujer permaneciera internada más de 24 horas. La paciente contó que se despertó con dolor “y no podía estar despierta por la anestesia, así que me quedé un día más”.
«Pero salió todo muy bien gracias a Dios y no tuve problemas con la cobertura. Solo quedó un hematoma del lado izquierdo que duele y hay que esperar que se reabsorba, así que todavía estoy en casa haciendo reposo. Después me queda hacer fisioterapia», detalló.
En el fallo se menciona que la amparista desarrollaba múltiples sentimientos de angustia previo a la operación lo que incluía baja autoestima, deterioro de la imagen corporal, sensación de mutilación, vergüenza ante la propia desnudez, deterioro de vida sexual y el deseo y percepción de una pérdida de su feminidad.
Cualquier mirada se interpretaba como una “invasión a su intimidad” y prefería aislarse, lo que influía negativamente en su vida relacional, social y laboral.
La afectada aseguró que “cuando tenía el expansor, mi mama izquierda era como la de una chica de 15 años. Yo me miraba frente al espejo y veía la otra mama (que fue con la que pude darle el pecho a mi hijo) y estaba por el piso, no era agradable. Parece una tontería, parece que uno fuera superficial, pero en el día a día no está bueno”.
“Me cambiaba y le daba la espalda a mi marido, no quería que me viera. Si me ponía una malla trataba de que fuera siempre con push up y viendo que quedara a la misma altura que la otra. Había ropa que no me ponía para que no se notara. Pequeñas tonterías, pero que suman malestar. Cuando después de la operación vi que estaban a la misma altura fue una felicidad enorme. Sentí que lo pude lograr, por mí y por otras mujeres”, concluyó.