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Cuenca del Plata: ¿Qué es y porqué su agua está en peligro?

Publicado por:Rodrigo Andrada Savoretti

La quinta cuenca más grande del mundo se encuentra afectada por intereses geopolíticos, económicos y socio ambientales que tienden a profundizarse a gran velocidad debido a los planes extranjeros sobre territorios latinoamericanos claves para la vida en la región. ¿Qué es y por qué es tan importante para nuestras vidas la Cuenca del Plata?

Una cuenca hidrográfica es aquel territorio continental que se encuentra drenado por un único sistema de drenaje natural, donde todas sus aguas, a través de distintos ríos, vierten sus caudales en el mar o en un único lago endorreico. 

La Cuenca del Plata (CDP) es un extenso territorio sudamericano de agua clave para la integración latinoamericana, ya sea porque cubre un área de unos 3.100.000 km2 donde residen 100 millones de personas o por ser la quinta cuenca más grande del mundo, detrás de las cuencas de los ríos Amazonas, Congo, Nilo y Misisipi, abarcando las jurisdicciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.

La CDP alberga, a su vez, las cuencas de los más importantes ríos de esta región sudamericana, tales como la del Río Paraguay, la del Alto Paraná, la del Río Uruguay y la del Río Paraná Medio e Inferior.

En este sentido, es importante destacar que también es una región de un valor económico insoslayable, promoviendo el 80% del PBI de las cinco naciones antes nombradas. 

Según el Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata (CIC), conformado en el año 2001 por los cinco países que integran la Cuenca, este inmenso territorio hídrico alberga el mayor corredor de humedales de América del Sur y es  reconocida como una de las “más importantes cuencas del mundo por la cantidad, variedad y endemismo de su ictiofauna”. 

“No obstante su riqueza, es una de las cuencas más afectadas en lo social y económico por las cíclicas inundaciones y los persistentes periodos de sequías. La relación entre la hidrología, las modificaciones en el uso del suelo y las incertidumbres respecto del clima futuro plantea una serie de desafíos para disminuir la vulnerabilidad a los desastres naturales y atender la gestión ambiental y las necesidades de la población en condiciones de pobreza y marginalidad”, expresaron las autoridades del CIC en un informe fechado en el año 2016.

Sin embargo, los problemas geopolíticos, políticos regionales, económicos y socioambientales que tienen lugar en los diversos territorios que abarca la CDP no son precisamente de origen natural como todavía intentan hacer creer algunas autoridades sudamericanas y ceos de empresas transnacionales que operan en esta zona.

La contaminación con hidrocarburos o agrotóxicos, los incendios intencionales que coinciden con el avance de la frontera agropecuaria e inmobiliaria, la toma de territorio a manos de organizaciones narcotraficantes con vínculos con los Estados y las empresas, la deforestación, la minería y pesca extractivas sin aval social y ambiental, son solo algunos de los problemas que, como los ríos, se vuelcan en conjunto hacia un mismo destino: alimentar las ganancias especulativas del gran capital económico y financiero mundial bajo el mando del 1% de la población mundial.

La situación de la Cuenca es de alerta, ya que las proyecciones hídricas y meteorológicas indican un escenario de escasez y lluvias por debajo de lo normal en toda la cuenca, así lo indicó el subgerente del Sistema de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA) en una reciente entrevista en la FM 83,3 “Santa María” de Misiones.

Sequías en la Cuenca del Plata del año 2021. Fuente: CRC-SAS.

Cuenca regional: ¿interés mundial?

En el mundo estamos asistiendo a la descomposición, reconfiguración y disputa del orden global imperante, hasta el momento hegemonizado por los imperialismos estadounidense y europeos, en guerra semidirecta, a través de la OTAN, contra Rusia, y en menor medida contra China.

Como todo enfrentamiento en el plano geopolítico, los intereses que pesan en el mundo de hoy se relacionan sobre el dominio de los cada vez más escasos -y por ende más codiciados- bienes comunes naturales y los territorios claves para el comercio de los mismos. 

En ese sentido, es importante mencionar que hay ciertos bienes y ciertos territorios estratégicos que lideran la lista de ser los que acaparan el mayor interés de las grandes potencias occidentales y orientales, tanto por las naciones con intereses imperialistas que lideran el comercio mundial desde el “final” de la “Guerra Fría” como por aquellas que emergieron después de estas contienda, y también por aquellas naciones que se encuentran en procesos de descolonización y reivindicación bajo ideologías nacionalistas de características soberanistas regionales, tales como los países del Sahel africano que recuperan el control de sus bienes y sus comercios de los designios del neocolonialismo francés.

Agua, alimentos (por lo tanto tierras fértiles), hidrocarburos y minerales como el oro y el litio son algunos de los bienes de mayor valor en la actual coyuntura, caracterizada por una permanente disputa entre los distintos bloques comerciales y políticos como el G7 por un lado y los BRICS+ por el otro, aún con visiones antagónicas en sus relaciones políticas internacionales, prevaleciendo el unipolarismo en el primero de los casos y el multipolarismo en el segundo.

En este contexto es donde la Cuenca del Plata adquiere un valor innegable por sus características antes nombradas y por las que expondremos a continuación:

En la CDP se encuentra la estratégica y vital vía fluvial para el comercio sudamericano y mundial denominada “Hidrovía”, sin embargo, la llamaremos como se debe, Vía Navegable Troncal (VNT) de Argentina:

Por esta vía sale alrededor del 50% de las proteínas animales y vegetales que se consumen en el mundo. Y egresan más del 80% de las exportaciones de los empresarios argentinos y no argentinos que se benefician con la explotación de bienes comunes naturales, cereales, oleaginosas, carnes, etc.

Es importante destacar que gran parte de los países del mundo con salida al mar o con vías fluviales importantes, ejercen el control, la gestión y el mantenimiento de sus vías navegables a través de administraciones públicas y bajo una perspectiva de soberanía nacional. Inclusive países como Estados Unidos, promotor del “libre mercado” y el sector privado, tienen el control estatal y público de sus ríos. De esta manera, las tareas de dragado, balizamiento, control y seguridad de las mismas queda en manos de los propios Estados, ya sea a través de sus ejércitos, organismos públicos u otras instituciones estatales. Pero este no es el caso de nuestra Nación.

Argentina por el contrario, abandonó hace más de tres décadas la defensa de su principal VNT al mismo tiempo que configuró un proceso político y social de extranjerización de la misma. Casi todo lo que se explota y extrae del país se exporta por el Río Paraná y el Río de la Plata sin mayor control estatal que una declaración jurada.

El Estado Nacional cedió sus vías navegables y puertos a los grandes capitales transnacionales. Fundamentalmente a empresas occidentales y estadounidenses como Cargill, Glencore, Bunge, Dreyfus, entre otras. Tanto en materia de comercio exterior como en el propio control, gestión y mantenimiento de la denominada “Hidrovía Paraguay-Paraná”, el Estado ha optado por un modelo del que sólo resultan beneficiados unos pocos.

En desmedro de la propia industria naval y la ya inexistente Flota Mercante, el país carece de un ejercicio soberano en lo que concierne a su integridad fluvial, portuaria y marítima. Un ejemplo de ello es el siguiente dato: 14 de los 18 puertos más estratégicos de la VNT están en manos extranjeras. Facturan alrededor de $30.000 millones de dólares por año de manera “legal”. También se calculan otros $30.000 millones de dólares entre subfacturación, sobrefacturación, contrabando, narcotráfico y demás ilegalidades donde estas empresas son partícipes necesarias.

Cargill, Glencore, Bunge, Dreyfus, nacionales con asociaciones con extranjeras como AGD, Vicentin, y también de origen chino como COFCO, son quienes ostentan los puertos más importantes de la “Hidrovía” en su parte argentina. Y al mismo tiempo son las mismas empresas que en países vecinos como Brasil también son investigadas por generar el avance de la frontera agro extractivista que profundiza la crisis climática, el calentamiento global y la “sequía”. 

Las cuencas del Paraná y del Río de la Plata dependen de la Cuenca del Plata. No hay tales ríos sin Cuenca. La retroalimentación es constante.

Asimismo, el Gobierno de Alberto Fernández firmó días antes de dejar la presidencia el mismo acuerdo que Paraguay había firmado dos años antes, es decir, un memorándum de entendimiento para que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos se haga cargo de su principal vía navegable. A su vez, Javier Milei en sus primeros días de gobierno ratificó el acuerdo.

Estados Unidos está materializando en estos momentos la militarización de esta principal vía fluvial clave en términos geopolíticos con el fin de asegurarse su dominación sobre la parte final de la Cuenca del Plata, es decir, la llave de salida al Atlántico.

La militarización de las vías fluviales latinoamericanas es un problema que llegó para quedarse y que los presidentes de los Estados sudamericanos tendrán que abordar de manera integral de cara a un mundo en guerra.

A su vez, en esta Cuenca tiene lugar uno de los acuíferos de agua dulce más importantes del mundo, el Acuífero Guaraní, con una superficie total de 1.190.000 kilómetros cuadrados, 225.000 de los cuales se encuentran en territorio argentino. Este reservorio subterráneo cuenta con 37.000 kilómetros cúbicos de agua de diversas calidades. Dado que una parte importante de los acuíferos más grandes del mundo se están secando, el Guaraní adquiere mayor valor y lo seguirá haciendo a medida de que haya un consenso global sobre medidas que ataquen al calentamiento global.

Asimismo, operan en dicho territorio las represas hidroeléctricas más importantes de esta parte de la región sudamericana, siendo el agua un bien vital y clave para el funcionamiento  de la energía y consecuentemente para la producción de alimentos, bienes y servicios de la región. 

Sin agua no hay vida, ni en la selva, ni en las ciudades, ni en ningún otro lugar. Una cuestión de aparente lógica que se esfuma a la hora de estudiar el funcionamiento de los sistemas de tratamientos de agua en los distintos países, caracterizado por factores comunes como el desaprovechamiento, la contaminación y el priorizamiento de empresas extranjeras antes que a poblaciones nativas o locales.

Es en la CDP donde se encuentra la mayor represa hidroeléctrica del mundo, la de Itaipú, y otras de gran magnitud donde Argentina tiene incumbencia, tales como la de Cabra Corral, Yacyretá (co-operada con Paraguay) o la de Salto Grande (ubicada en la frontera de Argentina y Uruguay). 

Por donde lo miremos, la Cuenca del Plata es imprescindible para cada una de las naciones latinoamericanas, lo que debería reafirmar la responsabilidad de los Estados y de los ciudadanos que viven sobre ella de proteger y garantizar su integridad, soberanía y derechos, que en definitiva, es pelear por su vida.

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