Debutó en el US open a estadio repleto. Ganó y estiró un poco más su retiro. A sus 40 años, su imagen trasciende una cancha de tenis y se volvió un ícono de lucha.

Por Ana Dalmasso
Serena Williams es mujer, tenista, madre y afroamericana. Está, con todos los argumentos a favor, en el top 3 de los mejores deportistas de toda la historia. Tiene en su haber 23 títulos de Grand Slam, más que Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal. Pero también tiene un legado que trasciende su incomparable performance dentro de la cancha. Serena Williams es un ícono, una inspiración y una referente para las deportistas, las mujeres y las afrodescendientes.
“En mi opinión, ella revolucionó el tenis», dijo Chris Evert, campeona de 18 grandes en los 70 y 80. «Revolucionó el poder en el tenis. Y siento que inspiró a las mujeres negras, porque tenemos más mujeres negras jugando tenis. Y eso ha cambiado cómo las mujeres compiten porque está bien ser feroz, fogosa y expresiva en la cancha, y seguir siendo una mujer», agregó.
El US Open será su último acto
Serena debutó el lunes por la noche en un repleto estadio principal del abierto norteamericano, impensado para un primer día de competencia. La jugadora logró superar los nervios de saber que podía ser su partido final y derrotó a Danka Kovinic por un doble 6-3. Fue presentada de manera estelar antes de salir al Arthur Ashe, toda su familia lo acompañó y el público lo vivió como si fuera la final y uno un encuentro de primera ronda.
Williams repitió en varias ocasiones que no sabe cómo definir su legado, pero se puede palpar en jugadoras que se inspiraron en ella, como Coco Gauff o Naomi Osaka, así como en las modificaciones al reglamento propiciadas obviamente, o en cierta medida, por episodios en los que estuvo involucrada.

Un ejemplo: La decisión de la Asociación Estadounidense de Tenis, de permitir que los entrenadores puedan dar directrices en un torneo de Grand Slam por primera vez, está atada a la caótica final del US Open de 2018, en la que a Williams le quitaron un juego tras haber sido advertida por recibir instrucciones de su entonces entrenador, Patrick Mouratoglou, durante la derrota ante Naomi Osaka.
Serena Williams indicó que «siempre» querrá «estar involucrada de alguna manera» con el tenis. «Nunca me retiraré de algo que amo absolutamente», confesó en un podcast. Williams describió sus planes para el futuro, desvelando que quiere «ampliar» su familia.
A su hija Olympia también le gustaría ser una hermana mayor. “Esto es con lo que tengo que lidiar todos los días”, dice Williams en una entrevista con Time Magazine. “Llega a un punto en el que las mujeres a veces tienen que tomar decisiones diferentes a las de los hombres, si quieren formar una familia. Es blanco y negro. Eliges o no”.
En 2018, tras 14 meses ausente por ser madre, Roland Garrós le respetó el ranking que tenía antes de abandonar momentáneamente el circuito, nada más ni nada menos que el número uno, pero no hizo lo mismo con su lugar en el cuadro. Williams llegó más allá del puesto 400 al abierto francés, no fue cabeza de serie y debió afrontar un cuadro mucho más complicado. La WTA, el organismo que rige el circuito femenino, anunció luego para 2019 una modificación de su reglamento para proteger y dar más facilidades a las tenistas que han decidido ser madres, tras el reclamo de Serena Williams. “Si una jugadora está fuera de competición por embarazo o causas médicas, tendrá permitido utilizar su ranking especial durante tres años. En el caso de embarazo, el periodo de tiempo se calculará desde el nacimiento del hijo”, expresó la nueva redacción, y no desde la fecha de embarazo como antes.
“No conozco a ninguna otra persona que haya ganado un Grand Slam o un campeonato en la NBA o cualquier otra cosa con nueve semanas de embarazo”, sostuvo en Time. “Un atleta no se trata solo del animal que eres físicamente, como un espécimen. Está usando todo. Tu mente, tu cuerpo, todo. Y llevo haciéndolo durante 20 años. Y hacerlo contra gente que viene contra ti y juega el mejor partido de su vida. Cada vez. Puedes llegar a tu propia conclusión después de eso», replicó sobre si era la mejor atleta de todos los tiempos, varón o mujer.

Su lucha contra la discriminación
En 2016, tras la muerte de dos ciudadanos negros baleados por la policía con tan sólo un día de diferencia, Serena Williams se unió a un coro de deportistas afroestadounidenses para pronunciarse.
«íNo me silenciarán!», advirtió.
«¿No hemos pasado por suficientes cosas, abierto tantas puertas, impactado miles de millones de vidas?», preguntó Williams en Facebook tras las muertes de Philando Castile, cerca de St. Paul, Minnesota, y Alton Sterling, en Baton Rouge, Louisiana.
«Me di cuenta de que debemos seguir. No es cuestión de cuánto hemos avanzado sino de lo mucho que nos queda por avanzar todavía», escribió.
No fue la única vez que Williams abordó el tema. En varias ocasiones se ha referido al precio profesional que debieron pagar otros deportistas negros, desde Muhammad Ali hasta Colin Kaepernick.
Después de casi tres décadas como deportista exitosa, no ha permitido que el público se olvide de que es una estadounidense negra que acepta su responsabilidad como representante de su gente.

Desde el comienzo de su carrera, llamó la atención que Williams se destacara en un deporte dominado por los blancos. La niña negra había pulido sus talentos formidables en las canchas públicas de Compton, California, lejos de los clubes privados y privilegiados de donde surgía la mayor parte de los tenistas destacados.
Incluso como adolescente, su respuesta al racismo, la hostilidad y el menosprecio por parte del «establishment» la convirtió en un modelo a seguir para muchas afroestadounidenses.
Cuando las mujeres y niñas negras eran criticadas por usar trenzas o rastas atadas con cuentas en el trabajo el aula o la cancha, muchas de ellas se sintieron reivindicadas al mirar a Williams y a su hermana Venus. Ambas golpeaban la pelota con potencia, mientras las cuentas emitían al chocar un sonido tan glorioso como su colorido.
En otros momentos, una Williams más alegre realizó pasos de danza urbana en la cancha, tras ganar el oro en los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres, una referencia a sus raíces en Compton.
Entre otras cosas, Serena también es una exitosa empresaria, que usa su nombre para apoyar al deporte femenino, no solamente el tenis. De hecho, es una de las propietarias del equipo de fútbol femenino Angel City, junto a su esposo y su hija, que compite en la primera división de Estados Unidos.