Con base en una guía de la Defensoria del Público, vamos a aprender un poco más sobre cómo abordar nuestra orientación sexual, género y también nuestra identidad.
Muchas veces nos encontramos conversando con alguien, debatiendo en grupo o simplemente en la mesa familiar, para darnos cuenta que hay un montón de palabras y significados que nos atraviesan, pero que no sabemos exactamente a qué refieren, ni cómo abordarlos.
En cuestiones de identidad, género y sexualidad, existen múltiples acepciones, que no siempre son correctamente usadas y pueden generar confusión, ofender a alguien o comunicar de manera errónea una idea.
A través de un guía realizada por la Defensoria del Público en conjunto con organizaciones LGTBIQ+, especialistas en género y sexualidad y profesionales de comunicación audiovisual, accedimos a mucha información en lo que a respecta a cuestiones de género, identidad y sexualidad.
Nos parece importante esclarecer algunos términos, su tratamiento y diferencias en cuanto a estas temáticas; de modo que todos podamos expresarnos correctamente y tengamos disponible la información necesaria para comunicarnos entre todos.

En primer lugar, dice la guía de la Defensoria, es fundamental respetar el principio de autodeterminación de las identidades y orientaciones sexuales. ¿Qué quiere decir esto? Significa que, de la manera en que cada uno se autoperciba, el resto debe percibirlo y denominarlo de la misma manera.
Así mismo, cabe preguntarnos: ¿Qué es identidad de género? Según la guía representa «la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo».
«Así, se desarma la pretendida coherencia entre aspectos como el sexo, el género y la orientación sexual: tener un sexo femenino no determina la vivencia y expresión del género como mujer, así como tampoco sentirse y expresarse “como mujer” supone que se elija a un varón como compañero sexual», detalla la guía.
A su vez, resulta interesante comenzar a replantearse a la heterosexualidad como única posibilidad: esto claramente no es así. Poder pensar en un mundo diverso, de elección libre en cuanto a identidad sexual fomenta la aceptación del colectivo LGTBIQ+.
Al respecto, la guía propone cuestionarse y ahondar sobre la heterosexualidad obligatoria, como único modelo legítimo de cuerpos, identidades, relaciones y familias.

Tanto en la cotidianeidad como en la labor periodística, es fundamental evitar la espectacularización del colectivo LGTBIQ+, así como también de las temáticas relacionadas a la orientación sexual, el género y la identidad. Nadie arma un espectáculo alrededor de una persona heterosexual, tampoco debería hacerlo entorno a alguien bisexual, trans y demás.
La guía al respecto explica infinidad de otras situaciones, conceptos y términos. Pero finalmente, cabe hacer foco en el uso de terminología representativa, respetuosa y precisa del colectivo LGTBIQ+.
Con esto, hacemos referencia puntualmente al uso de calificativos despectivos y ofensivos, como llamar «traba» a quien se autopercibe como trans o travesti. También figura acá la categorización de «puto» y «torta» a quienes se autoperciben como personas homosexuales.
Como dijimos, la guía sigue profundizando, y la necesidad de seguir aprendiendo es mucho más extensa. Pero al menos, poco a poco, es importante que miremos alrededor y aprendamos sobre estas cuestiones; las cuales forman parte de nuestra vida en sociedad.
Por Carmela Laucirica