Este lunes falleció el Papa Francisco. Jorge Bergoglio tenía 88 años y fue el líder de la iglesia Católica durante los últimos 12 años. Reformista, distinto, querido por miles, criticado por los sectores de poder…

El cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, fue quien anunció el fallecimiento del Papa.
«Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre», confirmó Farrell en un comunicado.
Y agregó que «toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados”.
La noticia recorrió inmediatamente al mundo, figuras políticas, del arte, de organizaciones sociales, lamentaron la pérdida de Francisco, el Papa de los pobres.
Hablamos con Natalia Rodríguez, de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), sobre esta figura carismática y disruptiva.

El Papa rebelde que buscó reivindicar la Fe
Francisco fue un Papa reformista, de una corriente social del catolicismo, que buscó devolver a los pueblos la Fe pérdida.
Desde CDD recuerdan que celebró misas en cárceles, lavó los pies de jóvenes y mujeres privados/as de su libertad, mantuvo una postura de abierta denuncia acerca de las condiciones políticas que expulsan a miles de personas refugiadas de sus hogares.
Además recibió en el Vaticano a trabajadoras sexuales, migrantes, pueblos indígenas y personas trans. Para la organización, «en cada uno de estos encuentros, reafirmó que no es posible vivir la fe de espaldas a quienes más sufren, y que una iglesia verdaderamente evangélica es aquella que se arrodilla ante el dolor, no ante el poder».
Natalia contó que durante su papado, las mujeres lograron ocupar otros lugares dentro de la propia institución, que si bien, no fue todo lo que se deseaba hubo cambios significativos: tenemos a la primera mujer prefecta de un dicasterio; otra mujer es la que ostenta la máxima autoridad civil en el Vaticano; también permitió participar a mujeres con voto en el último sínodo de Sinodalidad -proceso de consulta y diálogo convocado por el Papa Francisco para fomentar la participación y la comunión dentro de la Iglesia Católica-; y también hay mujeres que ocupan cargos en el acolitado y lectorado (ministerios laicales en la Iglesia Católica, con funciones específicas en la liturgia) que fueron aprobados por el propio Francisco.
«Hacia afuera, reconoció las injusticias laborales que atraviesan las mujeres en sus diferentes ámbitos, también la opresión que vivimos dentro de un sistema patriarcal, se acercó un poco más a nuestras luchas sociales, pero no tanto desde los feminismos», reflexionó la entrevistada.
Aún así, Rodríguez dijo que el Papa tuvo gestos de escucha y dialogo abierto. Por ejemplo, cuando Milagros Acosta, de la red de jóvenes de CDD, le regaló un pañuelo verde, símbolo de la lucha por el aborto legal, durante el documental «Francisco responde».

En esa línea, recordó: «En el 2016, en el año de Jubileo de la Misericordia, permitió que los sacerdotes tengan la facultad de absolver a las mujeres que hayan abortado».
Francisco también habló sobre la situación de las personas de la diversidad sexo genéricas, reconociendo su dignidad y un documento del año pasado, que fue muy criticado por la ultraderecha católica, que permite la bendición de parejas del mismo sexo.
Francisco, el más humano de todos los Papas
CDD destaca que el Papa «trabajó para iniciar un camino que deje huella: la de una Iglesia que no teme involucrarse, que denuncia la violencia, que está al lado de quienes padecen el odio, la exclusión y la guerra».
Sin ir más lejos, este domingo, en su última aparición pública, condenó el genocidio en Palestina, como lo hizo tantas veces ante otras formas de injusticia y crueldad.
Francisco tuvo un diálogo muy cercano con sectores de las organizaciones sociales y movimiento populares, espacios que levantaron las banderas de Tierra, Techo y Trabajo, que tanto promovía el Papa.
En 2015, en Bolivia, se dirigió a estos trabajadores y trabajadoras: «me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas».
«Nos parece que logró abrir las iglesias a mucho sectores sociales con los que antes no se dialogaba desde la institución. Ese es uno de los legados más importantes que deja Francisco a la iglesia Católica, que aún tiene muchos desafíos internos entre las corrientes ultraconservadoras y otros que sueñan con una iglesia que sea verdaderamente pueblo de Dios», destacó Natalia.
Y concluyó: «Este Papa significó sin dudas un aporte importante para todas las personas que creemos en esa iglesia profética, comprometida con las causas sociales, los Derechos Humanos y que valora a todas las personas en su diversidad».