Resaltadas

Traslasierra de pie: entrevista a Ana María Velázquez, tía de Antonella

Como hemos dado cuenta en numerosos editoriales, el Valle se encuentra movilizada pidiendo que el Poder Judicial actué como corresponde. Son múltiples las causas en las que el accionar judicial transerrano a dejado mucho que desear, poniéndose más al servicio del poder político que de la justicia.   Por José Feliciano Fisichella El caso que dio […]

🕒  7 minutos de lectura

 | 

Como hemos dado cuenta en numerosos editoriales, el Valle se encuentra movilizada pidiendo que el Poder Judicial actué como corresponde. Son múltiples las causas en las que el accionar judicial transerrano a dejado mucho que desear, poniéndose más al servicio del poder político que de la justicia.  

Movilización en Villa Dolores. Foto de José Feliciano Fisichella.

Por José Feliciano Fisichella

El caso que dio inicio al movimiento en pedido de justicia en Traslasierra tiene como protagonista a Roberto Clavero, hombre que hasta antes de las movilizaciones era una especie de caudillo local. Sobre el pesaba una denuncia desde el año 2005 por abuso sexual a una menor de edad, pero por circunstancias “desconocidas” gozo de impunidad hasta hace escasos meses. 

Para introducirnos más a fondo en el caso decidimos hablar con Ana María Velazquez, tía de Antonella.

A continuación, compartimos su testimonio: 

Durante años, después de la muerte de mi hermano esperé en silencio que mi sobrina denunciara a su abusador; cada víctima tiene su tiempo. Y fue este año, luego de la muerte de su abuela paterna, que Antonella denunció a quien le quitó la infancia, la adolescencia y parte de la juventud… al fin. 

Creo que un abuso se comete para someter al otro, y de ese modo un abusador obtiene poder sobre la víctima mientras se calla. Si la víctima habla y se la escucha, ese poder abusivo desaparece. 

Si uno analiza la conducta de Antonella, referida por su psiquiatra Ingrid, cuando era jovencita, se traduce en que esa niña pedía constantemente ayuda, y aunque quien la parió, aparentaba preocuparse por ella, la realidad es que no lo hacía, haciéndola ver ante los demás como una niña complicada, que no aceptaba a su pareja, diciendo que era común que mintiera o inventara. 

Te puede interesar: "Las movilizaciones en Traslasierra comienzan a mostrar resultados"

Creo que por esto, el abusador pudo haber cometido sus actos. La mujer de la que nació Antonella, eligió quedarse en la comodidad junto al violador de su hija, y optó por fugarse de esa realidad negando lo que sucedía. A esta conducta le llaman “escapismo”, pero considero que es el más mísero y perverso abandono de una madre para con su hija, entregándola a las garras de un chacal. 

Movilización en Villa Dolores. Foto de José Feliciano Fisichella.

Estimo, que el mal mayor lo hace quien presta o da consentimiento para el abuso, decidiendo mirar hacia el otro lado, como sucedió en el caso de quien parió a Antonella. 

Y sí, hablo de la mujer quien la parió, porque no es lo mismo parir que ser madre. Una mujer puede parir o no, y sin embargo sin parir puede ser madre, como me sucedió a mí, que tuve el nido cálido donde me protegieron y guay de aquel que durante la adolescencia pudiera hacerme daño. Eso es una madre, la que tuve yo. Lo que tuvo Antonella fue alguien que la parió y no más. 

Pasaron tantos días, durante tantas semanas, de muchos meses y años transcurridos que si en 2005 esa mujer dejara asentada una denuncia (vaya a saber por qué razón, sintió misericordia por su hija en ese momento) es de extrañar que nadie en la “justicia independiente de Córdoba” haya obrado de oficio.

Mi hermano, el ingeniero Carlos Ricci (padre biológico de Antonella), intentó que un fiscal, - que se ofende si lo nombro - lo ayudara, junto con la psiquiatra de Antonella, pero ese fiscal ahora afirma que sólo escuchó “un rumor” sobre el caso, siendo que estuvo reunido con el padre de Antonella y su psiquiatra y ahora no lo recuerda. ¡Caramba! Se nota que la independencia de la justicia dolorense no actuó para salvar a la hija de Carlos de las garras de un violador y pedófilo. El abuso siguió, siguió y siguió hasta que Antonella tuvo 23 años. 

¿Alguien que se atreva a cuestionar por qué la víctima no denunció antes? 

El Poder Judicial de Córdoba con sus fiscales, puestos por el poder político, no trabajó en defensa de una menor y, encima la abandonó a su suerte y permitió que un violador la abusara. Un sistema que también abusó de la sociedad y de ellos mismos, porque cuando un poder como el judicial responde a otro poder también es sometido. Pero a diferencia de lo que le sucedía a Antonella, que quería escapar y no podía, este Poder Judicial acepta el sometimiento a cambio de ascensos, privilegios y el status quo, dando vuelta la cara, como aquella que parió a Antonella porque aquello sobre lo que se hace que no se ve, no existe, no sucede. 

Terrible hipocresía, invisibilizar la realidad de las infancias vulneradas una y otra vez, durante años como sucedió con Antonella. 

Movilización en Villa Dolores. Foto de José Feliciano Fisichella.

Antonella denunció empujada como una hoja lleva al viento, porque según ella su abuela paterna la protege desde el cielo y se libera del monstruo violador, que la lastimó durante tantos años. Se libera del monstruo de la madre, que por dinero ha mirado al costado toda su vida. Se libera del monstruo de un Poder Judicial, que teniendo en sus manos las herramientas para ponerle fin a su calvario, se sometió al poder político que ordenaba no meterse con ese dirigente. 

Antonella nos vuelve diminutos, cuando desde su resiliencia sale a declararnos lo que le hicieron y nos pide que al fin dejemos de ser sumisos al abuso de quienes manejan las instituciones, poniendo y sacando gente como sucede en el Poder Judicial. Antonella nos pide que actuemos. El pueblo ya ha comenzado a hacerlo marchando para pedir justicia. 

La progenitora debería disculparse por no haber sido madre, y avalar la denuncia de su hija. La justicia dolorense debería llegar a un juicio ejemplar, con una sentencia firme que castigue al abusador, violador y pedófilo. 

Mirá también: "De peón rural a Jefe Comunal: una historia de lucha por los derechos"

Pero aún hay quien con cara de pierda habla de la Justicia de Córdoba como ejemplo para el país, y eso da risa… 

¡Ejemplo las pelotas! El Poder Judicial de Córdoba no es un ejemplo de independencia política, porque Antonella fue abusada casi 7.300 días de su corta vida, que apenas suman 11.325 días, todo consecuencia de la negligencia de la justicia. 

¡Antonella ha sido abusada más de la mitad de su vida! 

Durante 20 años de su vida, y apenas tiene 31, la sometió un chacal con anuencia de quien la había parido. 

El Estado provincial es quien debió haberla cuidado, ¿para qué están los fiscales sino es para defender a las victimas?, ¿para qué están los jueces sino es para impartir justicia? Fiscales y jueces van a misa, ¿Para qué? La misericordia se práctica mirando la realidad, viendo que hay víctimas detrás de las decisiones que tomamos.

Cada vez que cajonean expedientes hay victimas reales, que sufren y se esconden para no ser abusadas, y que si logran escapar, luego de años denuncian como Antonella. Pero quieren justicia, que hasta el momento es cualquier cosa menos justa. 

Para que el poder abusivo desaparezca, sólo esperamos como familia y como sociedad, que habiendo escuchado a una víctima tantas veces vulnerada, aquellos que imparten justicia la impongan por sobre cualquier otro poder. Solamente así, y tras largas batallas de Antonella, se librará del monstruo del abuso y el sometimiento. 

Movilización en Villa Dolores. Foto de José Feliciano Fisichella.

Para finalizar

El pedido es el de siempre: continuar movilizados reclamando por los derechos,  sin miedo y con la frente en alto. No importa que en algún momento sean pocos, porque como reza un viejo refrán chino: “una sola chispa puede incendiar la pradera”. 

Antonella fue esa chispa que encendió la pradera que ilumino Traslasierra y mostró una realidad  que era negada: la del abuso por parte de los poderosos.  

Una sociedad organizada, consciente de sus derechos y unida contra la injusticia; es una garantía  para conseguir un buen vivir. Que nunca más la justicia archive una causa. 

Enterate acá
Enterate acá
Enterate acá

Más de lo último